En 2005 el canadiense Dan Snaith publicó el primer disco de su magnífico proyecto Caribou, luego de ser obligado a abandonar el nombre Manitoba
Caribou
The Milk of Human Kindness
The Leaf Label / Domino. 2005. Canada
Aunque el nombre podía sonar a recién llegado, el personaje detrás de Caribou ya poseía una historia previa que avalaba su trayectoria.
El canadiense Dan Snaith fue conocido desde su irrupción a comienzos de este siglo con el seudónimo de Manitoba, bajo cuyo manto editó dos álbumes que redefinieron la relación entre electrónica, folk, pop y jazz.
Cuando su nombre se había convertido en referencia obligada de la llamada corriente “folktrónica”, Snaith fue forzado a cambiarle el nombre al proyecto debido a la demanda ejercida por Handsome Dick Manitoba, líder de la banda neoyorquina Dictators (quien en realidad se llama Richard Blum y no había grabado como Manitoba en 15 años).
Snaith debutó como Manitoba con People Eating Fruit (2000), un sublime EP que presagiaba lo mejor. Tras otro excelente EP aquel año, Paul Birthday, el proyecto agarró fuerza con Start Breaking My Heart (2001), un álbum debut que llamó la atención de crítica especializada y del público ávido de propuestas novedosas.
Snaith decide entonces mudarse a Londres, ciudad que vio nacer su siguiente disco, Up In Flames (2003), uno de los más logrados intentos orientados a lograr un sonido “real” por medio de recursos electrónicos.
Por ello el término “folktrónica” (electrónica con sonidos que podían confundirse con instrumentos reales y cuyo resultado resultaba en una propuesta muy “orgánica”) tuvo en Manitoba a uno de sus más conspícuos representantes.
Luego de los problemas legales que mantuvieron a Snaith sin posibilidad de editar nuevo material durante el 2004, la solución pasó por rebautizar su proyecto como Caribou, sin por ello modificar las ideas y el norte musical.
Con The Milk Of Human Kindness (2005), Dan Snaith demostraba que su crecimiento como músico electrónico y compositor había evolucionado de forma notable.
Así quedó patente en ese disco, cuyo abanico cubre un espectro que recorre la herencia del krautrock (“A Final Warning”, “Bees”, “Barnowl”), el downtempo (“Lord Leopard”), el electro-jazz (“Pelican Narrows”), el post rock psicodélico (“Brahminy Kite”) el electropop (“Yeti”), la música de cine (“Subotnick”, “Drumheller”) el noise (“Hands First”) y el neofolk (“Hello Hammerheads”), con referencias que iban de DJ Shadow a Robert Wyatt, pasando por una larga lista en la que pudieran ser incluidos Stereolab, Four Tet, Angelo Badalamenti, Neu!, Soft Machine y Beck.
El debut de Caribou no podía haber sido mejor, un acertado acercamiento entre estilos musicales con vida propia filtrados a través de las siempre sorprendentes posibilidades que ofrece la electrónica.
Juan Carlos Ballesta
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