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David Gilmour: recuerdos de una noche en Toronto

David Gilmour
Foto: Mark Estabrook

En abril de 2006 asistimos al concierto del legendario guitarrista de Pink Floyd dentro del On An Island Tour, última gira de Richard Wright

David Gilmour
Concierto en Massey Hall, Toronto, Canadá

(Abril 10, 2006)

Un lujo.

Desde que se anunció la gira era fácil predecir algunas cosas: con Phil Manzanera y Rick Wright en la banda, Gilmour tenía armado un trabuco.

Un mes del concierto salió el disco On an Island, que para mi sorpresa está en la lista de los mas vendidos en Canada. Sin singles, sólo gente desesperada por una dosis de Pink Floyd.

Hablando de Floyd, nunca fui particularmente fan del grupo. Siempre me veían raro cuando comentaba eso, y sin embargo fui a ver a Roger Waters en Caracas, la experiencia «tipo estadio». Muy bueno, pero lleno de «matatigres», claro «matatigres» de primera como Snowy White, pero «matatigres» al fin…

Cuando los tigres los matan Phil Manzanera, Rick Wright y Dick Parry, la cosa sube de nivel. Y eso fue lo que presencié en un teatro pequeño, casi intimo, un lujo…

Massey Hall, Toronto, 8:00 pm: puntualmente se apagan las luces, nubes de humo blanco salen del escenario y David Gilmour sale por el extremo izquierdo (desde mi perspectiva) del escenario, se sitúa en el centro, toma la Stratocaster y empieza el primer solo.

Luego hace su aparición de izquierda a derecha: Manzanera, Guy Pratt en el bajo, Stevie Di Stanislao justo detrás en la batería, Gilmour, Wright y Jon Carin rellenando huecos en teclados y guitarras.

Durante casi una hora tocan el disco nuevo completo, con un punto alto en el tema “Take a Breath” que suena mas Floyd que Floyd y presenta el primer display de lasers y luces estrobocópicas de la noche.

¡La banda suena compacta y duro!




De allí en adelante afloja un poco, en parte consecuencia de que el resto del disco no cambia mucho de tempo. Gilmour se dedica a cambiar de instrumentos: saca una Les Paul, un banjo y hasta se atreve a hacer un solo de saxo alto.

Igual la gente lo disfruta y parece conocer el disco nuevo, a pesar que tiene apenas unas semanas en la calle. Leí en internet que se habían vendido 100.000 copias en Canada…

Intermedio de media hora y ya todo el mundo sabe lo que viene.

Se apagan las luces…otro solo, de nuevo la Stratocaster clásica… las notas salen del escenario con un feeling increíble…

¡Waters era el cerebro pero sin duda Gilmour era el corazón!

Los acordes nos van guiando hasta esa escala de cuatro notas que hace delirar a todo el mundo, vibrato, chorus, delay, tan tan tan tan, prrrrrrtpum…las cuatro notas de guitarra que abren «Shine on You Crazy Diamond«.

No la toca Snowy White como la escuché hace unos años, sino ¡Gilmour!

La banda se suma al intro, pero justo cuando Gilmour empieza a cantar hacen silencio y es Gilmour solo, guitarra y voz, que recorre las primeras dos estrofas y el coro: «remember when you were young…you shone like the sun…»

Poco a poco van entrando los demás, primero Wright con el órgano, luego el bajo, la batería, finalmente el clímax y entra Dick Parry con el saxo barítono en la mano y el saxo alto colgando en la espalda, hace el solo con el barítono en crescendo y de repente lo suelta, toma el alto y sigue subiendo hasta la estratósfera.

Al final se van desvaneciendo los demás instrumentos y un efecto de lasers lo rodea de forma fantasmal mientras el saxo llena de ecos cada rincón de la sala.

Este punto es difícil de superar, y en particular Gilmour seleccionó esta noche algunas piezas de la ultima versión un tanto «descafeinada» de Pink Floyd (leáse The Division Bell) que no impactan tanto en el público, mas un tema interesante de Syd Barrett (“Dominoes”) que pasa sin pena ni gloria (aunque a mi particularmente me gustó mucho)

Finalmente la gente «despierta» con los primeros acordes de «Breathe«, que es seguida con un inspirada «Time» y «Breathe Reprise«.

«High Hopes» es lo mejor de The Division Bell y sigue con campana y todo, al final un solo de guitarra acústica y Gilmour hace un gesto para que la gente no aplauda antes de tiempo pues el final es muy delicado y sentido.




Todo esto prepara el terreno para la joya de la noche: «Echoes«, completa con ruidos y todo, la sección central con Gilmour y Wright intercambiando licks de órgano y guitarra es simplemente genial y ambos reflejan en sus rostros que lo están disfrutando.

El interludio de ruidos, con Gilmour jugando con la guitarra y los rayos lasers que explotan en cada clímax anticipado redondean una interpretación sin grietas. ¡30 años no son nada!

David Gilmour y Richard Wright

Falsa salida y el encore infaltable de «Wish You Were Here» y «Confortably Numb» redondean una velada de tres horas (dos horas y media de música mas el intermedio) a la que no se le puede pedir mas.

Punto aparte merece el haber disfrutado de este concierto sin olores que distraigan…el único humo en la sala salía de las máquinas detrás de la tarima (algo exagerado por cierto) pues estaba prohibido fumar en el teatro…

Para mucha gente debe haber sido una novedad escuchar esta música sin aditivos. ¡100% orgánica!

Gabriel Pérez


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