El polifacético argentino se presentó con su maravillosa banda y repasó de manera muy resumida su extensa obra en cine, solista y con bandas.
Gustavo Santaolalla
Concierto en Real Jardín Botánico de la Universidad Complutense, Madrid
Noches del Botánico
(Junio 30, 2022)
Si algún músico iberoamericano no debería necesitar presentación es el argentino Gustavo Santaolalla.
Su larga trayectoria de más de 50 años como músico, compositor (y curador) de bandas sonoras, productor y promotor, es tan extensa que amerita muchas líneas. A pesar de ello sus presentaciones en formato solista no son tan prolijas como cabría esperar.
En tiempos recientes su tiempo lo dedica más a la creación en estudio, y a varios proyectos en plataformas de películas y series (como la serie documental Rompan Todo), además del proyecto Bajofondo
Santaolalla bautizó su presentación con el nombre de “Desandando el Camino”, escogiendo un variopinto setlist que incluyó temas de varias películas, de su recordada e influyente banda de los años 70, Arco Iris, Bajofondo y unas pocas versiones.
Cuando ya sonaba «Inti Raymi», Gustavo salió al escenario caminando lentamente con la ayuda de un bastón y un miembro del equipo técnico, y se sentó. Enseguida comenzó a tocar una especie de didgeridoo.
Después del impacto inicial que nos produjo la escena, supimos que se encontraba convaleciente de una delicada cirugía y que ya estaba en franca mejoría.
La banda que lo acompañó fue una delicia: Barbarita Palacios (percusión, guitarras, coros), Nicolás Rainone (contrabajo, cello, guitarra), Pablo González (batería), Andrés Beeuwsaert (teclados) y el inseparable Javier Casalla (violín, flauta, guitarra), miembro también de Bajofondo. Es la misma que grabó el material en vivo que conforma el disco Raconto (2017)
El inicio bajo una atmósfera sosegada y envolvente con flauta y cello como protagonistas, dio paso a “Abre tu mente”, con Gustavo cantando y en la guitarra acústica. Las campanas tubulares y el vibráfono contribuyeron con el aroma folk de la canción.
“Camino”, del primer disco de Arco Iris de 1970, fue una buena sorpresa. Refleja los tiempos en los que folk con aroma a blues y jazz, y rock progresivo convivián.
Se lució Casalla en la flauta.
“Que lugar tan hermoso este para tocar. Este concierto es un repaso de mi vida a través de canciones y temas de películas”, dijo Gustavo en su tono relajado.

Y enseguida comenzó “Quiero llegar”, otro de aquel debut de Arco Iris, banda que fue una de las pioneras en Latinoamérica en mezclar elementos folclóricos con rock, blues y jazz. El tema se desarrolló inicialmente en una tónica jazzeada con Gustavo cantando, y de repente da un giro hacia el rock progresivo con un órgano de sonido vintage y un gran solo de guitarra.
Acometieron entonces “Apology Song”, sobre la cual explicó fue compuesta junto a Paul Williams, siendo la primera colaboración entre ambos para la película “The Book of Life” (2015).

La siguiente canción fue presentada como “una canción sobre la integridad”. Se trataba de la melancólica composición “No existe fuerza en el mundo” del gran León Gieco, que Gustavo cantó acompañado de la guitarra acústica, violín, cello y bajo (tocado por Barbarita).
Cambió el mood con “Todo Vale”, pieza de espíritu mas rocker de su disco de 1995, GAS, con gran trabajo en las guitarras eléctricas de Casalla y Rainone.
Aprovechando la celebración de la semana del Orgullo Gay y de la diversidad LGTBI, Gustavo introdujo la suite con música de la premiada película “Brokeback Mountain”, que justamente desarrolla la historia de dos jóvenes que se enamoran durante el verano de 1963 mientras trabajan en el pastoreo de ovejas en la ficticia Montaña Brokeback Ambos se casan con sus novias pero siguen manteniendo una relación en secreto.
El concierto en líneas generales, a pesar del gran escenario al aire libre, se había desarrollado con mucha intimidad, con un volumen mas bien bajo manejado muy bien por Pablo Iván Navarro y Francisco Demichelis, lo que evidentemente requería mucho silencio y atención. Santaolalla pidió tranquilidad al público y buena parte de él hizo silencio, unos pocos ni caso.
Guitarra acústica, violín, bajo, cello y vibráfono desarrollaron un extracto muy sentido de “Brokeback Mountain” y casualmente las luces -manejadas por Alejandro Velázquez desde lo más arriba de la grada central- comenzaron a tener protagonismo al comenzar a oscurecer y ayudaron con la atmósfera.
Rompiendo un poco con la atmósfera creada, abordaron “Mañana campestre” de Arco Iris, que con el tiempo se convirtió en una especie de himnos en los campamentos de los colegios. Es un tema con gran influencia country-rock.
Otro famoso soundtrack de Santaolalla, “Diarios de Motocicleta”, la película del brasileño Walter Salles que relata la travesía por Suramérica de los argentinos Ernesto Guevara y su amigo Alberto Granado. Un viaje que fue la semilla para la radicalización de quien se convertiría en guerrillero y líder marxista conocido como Che Guevara.
La pieza escogida fue “De Usuahia a la Quiaca”, nombre tomado del disco de 1985 de León Gieco.
Santaolalla siguió presentando su diverso catálogo con “All Gone” y “The Last of Us”, parte de la música del videojuego The Last of Us y que ahora está siendo convertido en serie por HBO.
Con “Ando Rodando”, un tema rockero de 1982, pretendían poner punto final al concierto, pero sin pasar por el trámite difícil para Gustavo de tener que salir y luego regresar, de una vez tocaron el encore, que fue el tema funky-tanguero de Bajofondo, “Pa’ Bailar”, con un gran violín eléctrico.
Abrazados y agradecidos se despidieron. Fue un buen concierto, pero supo a poco.
El terreno había sido abonado para la llegada de Marisa Monte (crónica aquí)
Juan Carlos Ballesta