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The Rotters’ Club: grandioso disco final de Hatfield and the North

Hatfield and the North

En marzo de 1975 fue publicado el segundo y prematuro álbum final de una de las más representativas bandas de la escena de Canterbury

Hatfield and the North
The Rotters’ Club
Virgin Records. 1975. Inglaterra

Pareciera que Canterbury fue, por un breve tiempo, la cuna de la experimentación musical inglesa en el primer lustro de los 70. Bandas como The Soft Machine, Caravan, Gilgamesh, Matching Mole y la que nos ocupa, crearon un sonido estéticamente atractivo, musicalmente inspirador y fresco, surgido de un crisol en el cual elementos de jazz, rock y la música académica parecían encajar perfectamente.

Lo que conocemos en el presente como “The Canterbury Scene”, se fue gestando gradualmente con esos elementos y la participación de los mismos músicos en diversos proyectos, lo que significó una clara identidad que se fue transformando de tal manera que a muchos de esos músicos les debemos buena parte del disfrute de una música desafiante en su definición y rica en la exploración y el deseo por crear algo muy diferente a la oferta del “mainstream.”

En 1972, Hatfield And The North, nombre tomado de una señal de tránsito a las afueras de Londres, nacía de las transformaciones de la banda Delivery, una agrupación que giraba entorno al blues, jazz y rock conformada por el baterista Pip Pyle (Gong), el guitarrista Phil Miller (Matching Mole), el teclista y hermano de Phil, Steve Miller (Caravan) y el bajista y cantante Richard Sinclair (Caravan) en sustitución de Roy Babbington.

Hatfield And The North tendría una breve vida que culminaría con este su segundo álbum. Deslindándose del blues en favor de un estilo más abierto, el cuarteto se enraizó en las características líneas melódicas e inusuales métricas que en parte definieron el Canterbury Sound durante aquella prolífica etapa.

La desmembrada Delivery había sustituido a Steve Miller por Dave Sinclair (Matching Mole, Caravan) –primo de Richard, momento en el cual pasaría a ser Hatfield And The North.

Sinclair se iría poco después de una presentación de la banda con Robert Wyatt como invitado especial y Dave Stewart, quien venía de las filas de la innovadora Egg y de cuyo primer LP celebramos este mismo mes de marzo su 50 aniversario, tomaría su lugar en las teclas.

Tomemos entonces nuestra máquina del tiempo y vayamos a 1975 para revisitar el segundo disco de este grupo canterburiano.  La primera tríada inicia con el tema “Share It” (Compártelo) donde Sinclair nos dice: “No hay modo de entender lo que está sucediendo, perdí la pista ayer, ahora me entero que es la generosidad que me emociona, así que dejémoslo de ese modo”.

Rítmicamente pegadizo, apreciamos el solo de Moog de Dave Stewart, cuyo novedoso sonido es una de las huellas más significativas de la época y del llamado progrock.

Luego, es la oportunidad perfecta para que Phil Miller destaque su talento como guitarrista en “Lounging Then Trying” donde apreciamos también elementos del jazz.

Dos temas, “(Big) John Wayne Socks Psychology Of The Jaw” y “Chaos At The Greasy Spoon”, ambas menores a un minuto de duración, sirven de puentes para conectar el segundo tema con “The Yes No Interlude”, composición de Pyle, en la cual el grupo queda a sus anchas para improvisar durante casi ocho minutos.

Destacan en esta pieza el saxo de Jimmy Hastings, el clarinete de Tim Hodgkinson y Lindsey Cooper en el fagot y Mont Campbell en el corno francés quienes ya habían contribuido brevemente en la diminuta “(Big) John Wayne…”

En la melodiosa “Fitter Stoke Has A Bath”, Sinclair retorna a las voces acompañado de las “Northettes”: Barbara Gaskin, Amanda Parson y Ann Rosenthal.

Richard en la voz relata: “No sospechas que mi vida es un desastre, tal vez piensas que es alegre, conociendo gente cada día y conociendo otros países…”  y hace alardes de su técnica vocal dejando a Miller para que nos deleite con su solo de guitarra

Stewart al final emulando una marimba para abrir camino a dos esquisitos temas: “Didn’t Matter Anyway” compuesto por Sinclair y “Underdub” de Miller.

En la primera destaca la dulce flauta de Hastings que revolotea con la voz de Richard quien nos dice: “De cualquier modo no importó, nos encontraremos de nuevo otro día, espero estés bien hasta entonces, estarás en mis sueños, buenas noches, adiós… por ahora”

Letra y música conjugan a la perfección en este delicado tema. Luego es una más jazzística “Underdub” con Dave y Hastings abriendo espacios para la rítmica guitarra de Miller.

El lado B del álbum contiene la magna “Mumps”, una obra de poco más de 20 minutos que Hatfield And The North nos presenta a modo de suite en cuatro partes: la breve “Your Majesty Is Like A Cream Donut” (en modo calmo), luego la extensa “Lumps” de poco más de doce minutos, y una modesta “Prenut” para retornar luego a la primera pero en un modo más escandaloso.

Claramente una experimentación con elementos de jazz y otras incidencias donde destacan una vez más las Northettes y el saxo de Hastings.

El interesante desarrollo de la pieza nos va llevando a través de diversos momentos pasando por “Lumps”, “La canción del alfabeto”, un poquito de humor a lo canterburiano que se va desplegando para dar espacio al saxo de Jimmy y la guitarra de Miller.

Un breve silencio antecede a la tercera parte en la cual Jimmy nuevamente participa pero en la flauta y las Northettes decorando el espacio con sus voces en torno a Miller y Stewart cuyo desarrollo instrumental nos lleva hasta el final.

Ya de regreso a marzo de 2020, nos hemos extasiado con este celebrado álbum que llega a 45 años de haber sido lanzado al mercado. El álbum aún mantiene el atractivo de su tiempo y es allí donde reside el anhelo por celebrarlo.

Como bien diría el virtuoso y gruñón Rick Wakeman, “Una buena pieza musical es eterna” y ¡The Rotters’ Club es una de esas!

Leonardo Bigott

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