Los Hermanos Naturales, Betsayda Machado y Miguel Delgado Estévez
«¡Ay, mi madre querida!»
Teatro de Chacao, Caracas
(Mayo 8, 2016)
Este es el tipo de conciertos que si bien obedecen a una motivación puntual como es la celebración del Día de la Madre, se convierten en realidad en un espectáculo atemporal y que puede ser disfrutado en cualquier momento y lugar. El éxito fue tal que fue programada una nueva fecha para el domingo siguiente (15 de mayo) como una especie de “octavita” del día de la madre, que debería ser en realidad cada día del año.
El espectáculo fue concebido de tal manera que todos los involucrados aportaran su inmenso talento en pro de un hilo conductor y un concepto en el que Delgado Estévez funciona como guitarrista, pero muy especialmente como maestro de ceremonia, con su sofisticado humor e impecables modales didácticos en su estilo parsimonioso, recordándonos al emblemático programa de radio “Di-vagancias” que por mucho tiempo condujo junto a Pedro León Zapata y más recientemente con Laureano Márquez.
Con 40 minutos de atraso comenzó, creando un cierto nerviosismo en todos los que tenían programada la agenda para el almuerzo familiar posterior. Al proyectarse el divertido videoclip que acompaña a la nueva canción de Los Hermanos Naturales, “Amor de madre”, el público se relajó. Y apenas salir Delgado pidiendo disculpas con la imaginativa excusa que la esposa de un técnico estaba dando a luz y el otro fue a visitar a su madre, la porción de audiencia un tanto molesta terminó de sintonizarse.
Tras los aplausos apareció Betsayda Machado para interpretar el conocido tema de Simón Díaz “El alcaraván” y una contradanza zuliana. Y sin pausa hicieron su entrada Andrés Barrios, Daniel Pacheco y Armando Lovera para interpretar “Madrecita querida” y el infalible tema “Las brujitas”.
El guión de Delgado estuvo subdividido en diversos tópicos ligados con la mujer en general y como se relacionan con el rol de madre: el amor, los períodos de enamoramiento y despecho, la cursilería, las canciones de cuna, etc. En ese orden de ideas, Delgado introdujo entonces el famoso tema de Agustín Lara, “Mujer divina”, que el mismo interpretó. Siguió con el estupendo poema de Nicolás Pereira, “Poemas sobre salvajes”, algunas de cuyas frases y metáforas citó más adelante. La potente y cristalina voz de Betsayda Machado lució impecable y su simpatía siempre ayuda. Así, su interpretación de “Oriente es de otro color” de Henry Martínez levantó muchísimos aplausos.
El maestro de ceremonias introdujo el tema de la cursilería, poniendo como ejemplo canciones de Leo Dan, Palito Ortega y Julio Jaramillo, de las que recitaron extractos, levantando inmediatas risas.
Los Hermanos Naturales tocaron a continuación el clásico “Bésame mucho” de Consuelo Velázquez, seguido de un tema de su autoría “Boulevard”, temas convertidos en esenciales de su repertorio. El autor más presente en el espectáculo fue Simón Díaz. “La vaca mariposa”, como una alegoría al rol de una madre y luego “El loco Juan Carabina” (poema de Aquiles Nazoa musicalizado por Simón) y “Tonada de Luna Llena” que en la voz de Betsayda cobra especial emoción. Son el lado romántico y sensible de Díaz.
Pero faltaba también el lado jocoso de Simón, personificado en “El Cantante”, una versión genial en la que Barrios se luce. La clave humorística también exploró la situación política con la frase “ay si el gobierno no ayuda al pueblo zuliano” de la conocida gaita “La Grey Zuliana” de Ricardo Aguirre, que unieron con “El novio pollero” de Cecilia Todd y su frase “mamaíta mamaíta me pica la cucaracha”, a la que Delgado sacó punta y unió con el discurso del padre Carlos Borges, el libidinoso capellán en tiempos de Juan Vicente Gómez.
Las serenatas también tuvieron presencia importante, como parte del cortejo que sobre todo en décadas pasadas se utilizaba para conquistar a una mujer (potencial madre según Delgado). Algunas eran exitosas y otras resultaban en un chasco, tal como -contaba Delgado con guasa- cuando Cantinflas le dedicó una a la actriz Cristina Martel y resultó que el propio Jorge Negrete ya estaba cantándole. De Luis Laguna escogieron el sensible vals “Luna de plata”, de La Sonora Matancera “Amor es un algo sin nombre” cantada magistralmente por Machado, o la canción que Cesar Portillo le dedicó a su octava esposa, entre otras.
Entonces, surgió el infalible lado humorístico de Andrés Barrios para recitar un poema “muy actual” de su autoría sobre una madre en la Venezuela de 2016, quien tras las penurias que pasa en las colas diarias, termina en la única cola buena: la del Revocatorio. Tras los eufóricos aplausos de pié, bromeó diciendo que todos ellos tenían su propio bolero, pero que tocarían solo el de él, que es el más cortico de todos: “No me interesa”. Desembocaron en una genial interpretación libre de “El cocotero” de Antonio Molero.
Delgado tomó entonces la guitarra para que Betsayda hiciera una sentida interpretación de “Mi tripón”, de Otilio Galíndez, a la que siguió “Duérmete mi niño”, la canción de cuna cuya melodía terminó transmutando en el Himno Nacional de Venezuela. Tras recuperar a la casi olvidada compositora Conny Méndez, con la voz quebrada Miguel Delgado dice que los venezolanos hemos arrullado a los niños con el Himno Nacional. La gente ovaciona.
Y como no podía ser de otra manera, Los Hermanos Naturales cierran el show tocando “Amor de madre”, con Miguel una vez más tocando la charrasca, Betsayda riéndole las ocurrencias a Andrés y la audiencia aplaudiendo contenta. Sin duda, un par de horas de positivismo dominguero muy necesarias en estos tiempos que corren.
Juan Carlos Ballesta