Tras un largo silencio en el que sus fans siempre esperaron su retorno, el 19 de febrero de 2019 se produjo la noticia trágica del fallecimiento del vanguardista músico inglés
Quizá nunca lo sabrá. O lo supo y no le dio importancia, como hacen las personas nobles de espíritu. Lo cierto es que el inglés Mark Hollis (1955-2019) ha sido fuente de inspiración para miríadas de músicos que han ido en busca de la autenticidad, dejando atrás los convencionalismos, los grandes focos y la fama.
Su influencia en nombres como Radiohead, Bark Psychosis, Mogwai, Sigur Ros, Portishead, Steven Wilson, Slowdive, y un larguísimo etcétera es muy notable.
Hollis condujo a la agrupación Talk Talk por un camino que muy pocas bandas -o quizá ninguna- han transitado.
Del gran éxito con sus dos primeros discos (The Party’s Over, 1982; It’s My Life, 1984) como protagonistas del synth pop -la corriente en boga en aquellos años-, emprendieron un viaje sin retorno al otro extremo -pasando a través del magnífico disco transicional The Colour of Spring en 1986- hasta llegar a la maravillosa experimentación y desenfado de los dos últimos discos (Spirit of Eden, 1988; Laughing Stock, 1991).
Sin saberlo, se habían convertido en los padres del post-rock, un término acuñado en 1994 por el periodista Simon Reynolds en un escrito para la revista The Wire en la que se refería a una serie de bandas que estaban expandiendo las fronteras del rock, con inspiración en los dos últimos discos de Talk Talk.
Es muy difícil conseguir un caso así, un cambio ocurrido en menos de una década en la que pasaron de un mundo a otro. De los sintetizadores y baterías electrónicas al piano, armónica y sonidos multi tímbricos de una batería acústica y sus platillos; del espíritu de fiesta a las atmósferas taciturnas.

Cierto es que la voz y estilo de cantar de Hollis jamás obedeció a los cánones comerciales. Su timbre siempre tuvo un halo de melancolía, aún en los días de gloria synth pop y de la permanencia en las listas de discos más populares.
Hollis parecía no estar hecho para el estrellato. Spirit of Eden y Laughing Stock son trabajos salidos de largas horas de soledad y que nunca pudieron ser interpretados en directo.
Ya Talk Talk había dejado de ser una banda al uso, para convertirse en el médium de un creador sin igual, cuya estética minimalista y perfeccionista, paradójicamente lo fueron alejando de la industria.
Luego de su único y homónimo disco como solista, publicado en 1998, lentamente se fue haciendo invisible, mientras sus muchos miles de seguidores les invadía la curiosidad e inquietud de saber qué había pasado con un talento de tales dimensiones.
Hollis había tomado la decisión de dedicarse a su familia, sacrificando su faceta como músico y creador de obras maestras. No pudo compartir ambos mundos.
En 2001 hubo un atisbo de luz con su participación en el disco de la noruega Smiling and Waving, que además produjo, pero fue un espejismo y volvió al ostracismo. Su última señal fue una breve composición instrumental para la serie de TV, Boss, en 2012.
La pérdida de Mark Hollis es dolorosa. Se va uno de los creadores más auténticos, honestos e innovadores de nuestro tiempo. Un gran ejemplo de dignidad y un talento que perdurará por siempre.
Juan Carlos Ballesta
Escucha el programa/podcast póstumo de Acto de Fe