Inicio Archivo discografico Third: Portishead y el desafío a su paradigmático legado

Third: Portishead y el desafío a su paradigmático legado

Portishead Third

El 28 de abril de 2008 la paradigmático agrupación de Bristol rompió el silencio discográfico de 10 años con un sorprendente tercer disco

Portishead
Third

Island. 2008. Inglaterra

En el competido mundo de la música pop algunos grupos llegan a la cúspide demasiado pronto, lo que con frecuencia se convierte en un bumerán. La mayoría de esos artistas, por más que lo intentan, nunca llegan a superarse a si mismos y terminan explotando por siempre sus primeros años de éxito.

Hay otros casos- menos comunes- en los que tratar de romper con sus propios paradigmas se convierte en un doloroso acto de honestidad que termina por oxigenar la propuesta.

La agrupación británica Portishead es uno de los raros ejemplos en los que la batalla contra su aclamado e influyente pasado, transformada también en desafío contra las normas básicas de la dinámica discográfica, ha arrojado resultados que reivindican la libertad creativa y liberan de los corsés que imponen las modas.

Luego de un largo silencio de diez años, Adrian Utley, Geoff Barrow y Beth Gibbons regresaron con Third (2008), un soberbio disco que sorprendió a todos aquellos que esperaban una natural continuación de Dummy (1994) y Portishead (1997), dos obras paradigmáticas de la música pop contemporánea que han servido de inspiración para un amplio universo de músicos alrededor del planeta y que en su momento dieron origen y sustento a la etiqueta “trip hop”, puesta a un lado en buena medida en el tercer álbum.




Third trajo consigo significativos cambios que amplíaron de manera sustancial su paleta sonora, ya de por si rica. Portishead sobrevivió con notable calificación a las modas musicales y se deslastró de lo que ellos ayudaron a crear.

Mucho se especuló con su regreso luego del monumental Roseland: Live in NYC (1998), incluso con falsos discos acreditados a la banda que circuñaban por internet, lo que reafirmaba la ansiedad de público y crítica por nuevo material.

El camino, no obstante, fue tortuoso, con varios intentos de retorno fallidos, extensos períodos en los que la inspiración no llegaba, sesiones de grabación truncadas y duros procesos de autocrítica.

Pero, finalmente, del talento del trío brotó un puñado de canciones de torturada belleza en el que su sonido distintivo apenas se intuye, con la notable ausencia de los “scratches” y sampleos y la utilización –en cambio- de elementos psicodélicos en línea directa con el primer Pink Floyd y el sonido motorik del krautrock, ritmos casi inacabados, ambientaciones electrónicas de relativo protagonismo y la emotiva voz de Gibbons.

No abandonan las atmósferas cinematográficas con las que comenzaron su recorrido, algo que se percibe en piezas como “Hunter” o “Threads”, aunque el principal y quizás unico enlace evidente con su legado ocurre en “Plastic”.




Los momentos álgidos son la infecciosa “We Carry On”, la seducción psicodélica en plan Pink Floyd de Syd Barrett de “Small” y la melancólica “The Rip”, en los que se desborda toda su renovada e irresistible ponzoña, mientras que con pequeñas gemas como “Deep Water” se acercan al folk bizarro de Cocorosie.

También hay espacio para ritmos de corte mántrico-industrial como en “Machine Gun”, los ritmos quebrados de “Magic Doors”, los sonidos de percusión ahogada y tribal en “Nylon Smile” o las referencias a la rítmica de Jaki Liebeziet con Can en “Silence”.




Portishead maravilló al público en el inicio de la gira, en la que sorprendieron con una desafiante puesta en escena que incluyó dos baterías. Su nuevo sonido, espectral y sugerente, melancólico y poético, cósmico y hechizante, fue una estupenda forma de reencontrarse con la más sofisticada vanguardia pop.

Desde la publicación de Third ha pasado más tiempo del que entonces había transcurrido sin nuevo material, y ya se temía lo peor. Pero con Portishead nunca se sabe y jamás debe asumirse que las puertas se han cerrado para nueva música.

Para una banda con tres discos e igual número de paradigmas, no resulta fácil volver a hacerlo.

Juan Carlos Ballesta


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