El 25 de abril de 1988 fue publicado el álbum debut de la banda que cambió la historia del rock islandés y de la cual surgió Björk
The Sugarcubes
Life´s Too Good
One Little Indian. 1988. Islandia
El álbum debut del quinteto de Reykjavik se convirtió en el disco más importante e influyente en la historia del rock islandés, un honor que sigue conservando luego de 30 años de haberse publicado, en abril de 1988.
La banda se había formada el 8 de junio de 1986 por Bragi Ólafsson (bajo), Þór (Thor) Eldon (guitarra) y Bjork Guðmundsdóttir (voz, teclados), justo el día en que nacía Ildri Eldon, el hijo del para entonces matrimonio de Þór y Bjork. Poco después se unieron Einar Örn Benediktsson (voz, trompeta) y Sigtryggur “Siggi” Baldursson (batería).
Cada uno de ellos tenía experiencia previa en varios grupos, siendo Bjork la más precoz ya que a los 11 años ya había grabado y editado un disco y todavía adolescente se unió a la banda post punk Tapi Tikarrass, con la que grabó dos discos antes que la banda se disolviera en 1983. Mientras, Siggi formaba parte del grupo Þeyr y Örn y Ólaffson de la banda punk Purrkur Pillnikk.
En 1984, se juntaron Bjork, Örn y Siggi formaron KUKL, una especie de super grupo que pudo editar dos álbumes con el sello inglés Crass Records, experiencia que sirvió como abrebocas a la próxima y definitiva experiencia con The Sugarcubes, que en Islandia levantó gran expectativa por tratarse de una formación que agrupaba a varios “jóvenes veteranos” que habían estado renovando la escena de la capital.
El interés por el grupo comenzó con el lanzamiento de la canción “Birthday” como single en agosto de 1987, el cual despertó el interés de influyentes personajes como el locutor y productor de radio John Peel de la BBC, mientras el para entonces muy influyente semanario inglés NME lo declaró “Single of The Week” (Sencillo de la semana).
La atención de la prensa británica no paró, lo cual generó interés de varios sellos discográficos importantes como Warner y Polygram, pero el grupo decidió seguir con el pequeño sello independiente de Derek Birkett, One Little Indian, que ofrecía total control creativo sobre su música y empaque del disco.
La producción del disco corrió a cargo de Derek Shulman, parte fundamental de Gentle Giant, una de las más imaginativas y arriesgadas bandas británicas de los años 70. Sin duda, su participación fue clave.
Antes de la definitiva aparición de Life’s Too Good, otros dos singles fueron lanzados: “Coldsweat” y “Deus”, temas que siguieron cimentando la personalidad del grupo.
Mientras grababan lograron entablar amistad con Howard Thompson, buscador de talentos del sello Elektra, lo que les permitió editar el disco en Estados Unidos y con ello lograr penetrar el circuito del rock universitario y un poco después algunas radios de mayor audiencia.
The Sugarcubes había logrado ensamblar un sonido con deudas al post punk y al avant rock, lo que arrojó un interesante híbrido con influencias de B-52’s, Talking Heads, The Raincoats, Martha and The Muffins…
Apenas iniciado el disco con “Traitor”, con su ritmo quebrado, la densidad de guitarra, y la narración de Einar y las vocalizaciones de Björk se sabe que se está en presencia de una obra distinta y de peso específico propio. Entonces aparece la alegría pop de “Motorcrash” en la que Björk reluce con su estilo ya característico, mientras Einar adorna el tema con trompetas triunfales.
El gran tema “Birthday” sigue atrapando 30 años después con su contenida melancolía y la forma de cantar de Bjork, una mezcla de sensualidad aniñada y rabia post adolescente. Un clásico de finales de los 80, cuando la música pop se estaba reinventando de cara a la nueva década.
“Delicious Demon” es una de las canciones más divertidos del disco, con una especie de diálogo vocal entre Bjork y Einar y una rítmica post punk pegadiza. Es seguida por la soberbia “Mama”, con una ambientación más envolvente que pudiera recordar a Siouxsie and The Banshees.
Los dos temas más guitarreros son “Coldsweat” y el punky “Blue Eyed Pop”. Luego llega “Deus”, más funky y libidinoso, otro de los puntos álgidos.
“Sick for Toys”, con la maravillosa guitarra post punk muy a lo Will Sergeant (Echo & The Bunnymen), la angustiosa voz de Einar y los ya distintivos gritos de Bjork, es un tema estupendo.
En otra línea, la base rítmica jazzeada en plan swing conduce “Fxxxing in Rhythm & Sorrow” mientras Bjork canta a placer. Un corto track “Take Some Petrol Darling” (inicialmente sin título en las primera ediciones en LP y como track escondido en el CD) cierra el disco, con una pieza áspera y densa, a la vez atractiva.
Como solía ocurrir en los primeros tiempos del formato CD, la disqueras solían incluir temas extras para impulsar la migración desde el LP. En este caso la edición norteamericana lanzada por Elektra aquel mismo año 1988 incluyó seis temas adicionales sin desperdicio.
El primero de ellos es el intenso psychobilly “Cowboy” con la desesperada vocalización de Einar. Sigue “I Want”, un presagio del shoegaze influido por The Banshees.
“Dragon”, cantando en islandés, es probablemente el tema más punk y anárquico del grupo. También “Cat” es cantada en su lengua nativa, un tema alineado con la estética “new wave” con un ritmo acelerado y saltarín.
El remix funky de “Coldsweat” es casi otra canción, en cambio el de “Deus” es más experimental, creando una especie de versión de cámara muy atractiva. La inclusión de ambas remezclas fue un acierto.
El atractivo de la portada de Paul White contribuyó a la personalidad del disco, un primer paso de gigante. No duraría demasiado tiempo el equilibrio entre los integrantes, ya que por un lado Einar Örn pretendía mayor protagonismo como vocalista (cosa que en el siguiente disco logró, aunque con peores críticas) pero la atención estaba puesta en ese duendecillo llamado Bjork, que apenas cinco años después irrumpiría como solista. Pero eso es otra historia.
Life’s Too Good sigue generando placer al escucharlo más de 30 años después. Todo el rock islandés posterior le debe demasiado en su proyección internacional. Parafraseando su título, “un disco demasiado bueno”.
Juan Carlos Ballesta @jcballesta