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Sinfonía Universal Cap.2: el flamenco cósmico de Quentin Gas y Los Zíngaros

Quentin Gas

La agrupación sevillana Quentin Gas y Los Zíngaros regresa con Sinfonia Universal Cap 2, primer capítulo de la trilogía de flamenco cósmico

Quentin Gas y Los Zíngaros
Sinfonía Universal Cap.2

Everlasting Records. 2018. España

El camino recorrido por el proyecto que comanda el sevillano Quintín Vargas desde el fantástico disco pasado, Caravana (2017) hasta este tercero, es una especie de salto cuántico. Mucho más aún si lo comparamos con el debut, Big Sur (2016).

En el medio, festivales a ambos lados del Atlántico, reconocimientos y mucha carretera han contribuido a que su propuesta, poco dada a los devaneos comerciales, sea cada vez más conocida y reconocida.

El viaje que comenzó siendo terrestre aunque con la mente en otra dimensión, ahora despega hacia el espacio, enfilado a explorar otros planetas y muy en especial hacía Marte, donde la historia de ciencia ficción ideada por Vargas ubica el epicentro del éxodo de la raza humana tras destruir su hábitat, el planeta Tierra.

Sinfonía Universal Cap. 2 es flamenco cósmico en toda regla. Una odisea del espacio, como la de Kubrick en la que se basa la portada de esta obra conceptual, tal como aquella del período paradigmático del rock progresivo y el space rock en los años 70. Aunque su número correlativo puede confundir, es el primero de una trilogía. Sin duda, es un guiño a la saga Star Wars, cuyas sucesivas entregas no respetaron un orden cronológico.

La “Obertura” inicia el disco con cierto aire cinematográfico, dando paso a “Dharti” (La Tierra), con un sintetizador que recuerda a Vangelis y que a lo largo del álbum tiene un peso específico muy importante.

El responsable es Santiago Gonzalo, “Bronquío”, nuevo miembro de Los Zíngaros. Rápidamente nos adentramos en el viaje espacial hacia la Vía Láctea, recorriendo planetas y asteroides con los nombres en hindi. Poco a poco la intensidad va creciendo. “Brahaspati” (Júpiter) nos retrotrae a los tiempos en que Triana cambiaba las reglas fusionando el rock con los palos flamencos, pero también con nuevos referentes como Tame Impala o Temples.

Shukra” (Venus) por su parte, suena densa y envolvente, en la línea de grupos esenciales del krautock psicodélico como Agitation Free y Amon Düül II pero con la cadencia andaluza. La guitarra psicodélica y el colchón de teclados construyen un entramado tremendamente potente, mientras que Vargas se las arregla para modular su voz en tonos más agudos que de costumbre.

En cada transición entre temas suenan grabaciones realizadas por la NASA en las cercanías a planetas, lo cual le da un carácter cósmico aun mayor.

El sintetizador inicia “IO” (uno de los satélites de Júpiter), tema que fue elegido como punta de lanza del álbum, y enseguida entra la voz con la frase “libérate del pasado y vuelve a nacer / abre siempre la puerta hacia un mundo nuevo”.

Y de repente nos viene a la mente el legendario disco Ciclos (1974) de Canarios, así como también las ambientaciones electrónicas de Tim Blake. La batería de Jorge Mesa resulta muy importante en cada tema, con ritmos aletargados que contribuyen con la atmósfera lisérgica. Aquí Vargas despliega toda el abanico de inflexiones vocales que lleva en su ADN.

Mangal” (Marte) es una especie de plegaria cósmica construida sobre la base de arpegios sintetizados y una serie de capas de teclados que arropan la voz. Es un tema notable que da paso a un interludio de piano de aroma melancólico que sirve de puente con “Ravi” (Sol), tema en el que la línea de bajo de Tera Bada es fundamental a la vez que la voz invitada de Miguel Rivera (Maga) resplandece.

Todo aquí es una nebulosa psicodélica y ya para ese momento el viaje nos lleva por parajes en los que la falta de gravedad potencia la sensación de levitación. Es uno de los puntos álgidos, con una segunda mitad verdaderamente soberbia.

La parte final del disco termina de envolvernos. En “Shani” (Saturno), Quintín repite una especie de mantra “mira que me estoy muriendo… mira que yo me muero… mira que me voy a morir” sobre una base instrumental que recuerda al Gong del disco You (1974), pero con una desgarradora voz.

No podía ser elegido un mejor tema para cerrar que “Oberón”, auténtico tour de force de Quentin Gas y Los Zíngaros, que resume toda la fuerza que hay en este disco y que de paso recuerda a aquel efímero pero gran proyecto andaluz Imán Califato Independiente.

Sinfonía Universal Cap.2 fue grabado, mezclado y coproducido por Raúl Pérez (Niño de Elche, Soledad Vélez, Novedades Carminha, Guadalupe Plata…) en La Mina (Sevilla), quien aporta su conocimiento y buen gusto para ayudar a lograr un producto fantástico que crea adicción.

Juan Carlos Ballesta

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