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The Perfect Prescription: la psicodelia contemplativa de Spacemen 3

Spacemen 3 The Perfect Prescription

El 26 de septiembre de 1987, la banda inglesa comandada por Jason Pierce y Peter Kember, publicó su segundo álbum, una obra maestra del rock lisérgico

Spacemen 3
The Perfect Prescription

Glass. 1987. Inglaterra

El momento culminante en la relación entre Jason Pierce y Pete Kember ocurrió durante el proceso de concepción del segundo disco de Spacemen 3, The Perfect Prescription. 

Amigos desde los 16 años cuando se conocieron en la Rugby Art College, los dos guitarristas convinieron en comenzar un proyecto basado en la distorsión de guitarra y en elementos tomados tanto de la psicodelia como del garage rock. Corría el año 1983 y en Inglaterra el synth pop dominaba el panorama más mainstream, mientras las corrientes más oscuras del post punk se expandían en el universo indie.

Mientras tanto, la psicodelia era un recuerdo de época pasadas, que si bien parecían lejanas, no lo eran tanto.

Tras el álbum debut, Sound of Confusion (1986) grabado y mezclado en apenas cinco días, con el cual no quedaron demasiado contentos, Pierce y Kember se sumergieron en enero de 1987 en un proceso de grabación que se extendió por ocho meses en los estudios VHF, con cuyo propietario, Paul Atkins, llegaron a un acuerdo de actualizar las condiciones del estudio para pasar de 8 a 16 canales. A cambio de ese aporte, gozaron de tiempo ilimitado y eso se tradujo en un notable desarrollo de las ideas.




The Perfect Prescription fue pensado -quizá con cierta candidez- como una obra conceptual ligada al uso recreativo de drogas, lo cual promulgaban ambos músicos.

El disco presentaba evidentes diferencias en el sonido respecto a Sound of Confusion, con mayor énfasis en los sonidos envolventes de guitarra, los efectos drone, y menor presencia de la batería.

El uso del órgano Farfisa presente en el estudio, así como saxo (Alex Green), trompeta (Mick Manning) y violín (Owen John), contribuyeron grandemente al sonido de espíritu orquestal que años después Pierce depuraría con Spiritualized.

La edición original de The Perfect Prescription constó de ocho temas compuestos a cuatro manos (aspecto que reflejaba la sintonía entre ambos y que ya no ocurriría más) y una sorprendente versión de “Transparent Radiation (Flashback)” de Red Krayola.

La potente muralla guitarrera “Take Me To The Other Side” abre fuegos. Con la fantástica base rítmica de Pete Bassman y Sterling “Rosco” Roswell , la pieza representaba el perfecto enlace con su reciente pasado garagero.

A partir del segundo tema, “Walkin’ With Jesus”, surge el sonido lisérgico con el cual quedaría registrado para la posteridad Spacemen 3.

El tema, que tenía ya un tiempo con ellos, fue el primer acercamiento -aún tímido- a los sonidos espirituales que luego Pierce desarrollaría con Spiritualized.




Ode to Street Hassle”, es un evidente homenaje a Lou Reed, quien en 1978 publicó su octavo álbum con ese nombre, experimentando con el sonido binaural.

El momento central y definitivo de The Perfect Prescription es, sin duda, “Ecstasy Symphony” y la adaptacíon de “Transparent Radiation (Flashback)”, que fluyen juntas y se erigen como el gran manifiesto del distintivo sonido de Spacemen 3, que ha acompañado por más de 30 años a ambos músicos, en especial a Kember, quien ya comenzaba a utilizar el pseudónimo de Sonic Boom.

Las dos guitarras construyen un entramado con lentos arpegios, dosificados solos y rasgueos que sirven de colchón. Entre ellos va sinuosa la línea de bajo junto a la vocalización lánguida y susurrante, mientras se cuela un saxo fantasmal.

Obra maestra

Comenzando el lado B emerge “Feel So Good”, otro tema de efectos narcóticos perfecto para volar y volar. Jason y Peter con voces y guitarras, Bassman con su línea de bajo, y Manning con la trompeta, van entretejiendo la hipnosis de manera magistral.

Las guitarras llenas de fuzz y wah wah, así como la voz más áspera, reaparecen en “Things’ll Never Be The Same”, otra reminiscencia de la crudeza de los inicios. Wall of Sound en toda su amplia magnitud




La batería vuelve en “Come Down Easy”, una especie de blues con el bajo en plan estelar. Quizá sea el tema menos atractivo del álbum.

El tema final “Call the Doctor” casi en plan narrativa, es perfecto para terminar. Su nombre se relaciona con el título del disco. Latigazos de guitarra junto a los inconfundibles arpegios, le dan cuerpo a casi cuatro envolventes minutos.

En 1987 Spacemen 3 nos invitaba a flotar y a contemplar. Su exploración lisérgica arrojó un álbum atemporal que jamás pierde vigencia.

Juan Carlos Ballesta