El 1 de julio de 1970 fue publcado el cuarto álbum de la influyente banda inglesa, en principio pensado como el debut solista de su lider Steve Winwood
Traffic
John Barleycorn Must Die
Island Records. 1970. Inglaterra
El 1 de julio de 1970 salía al mercado discográfico la cuarta obra de la super banda inglesa Traffic que lideraba el multi instrumentista, compositor y cantante Steve Winwood.
Traffic se originó en Birmingham, Inglaterra, a mediados de abril de 1967. Con Steve Winwood (quien años atrás militaba en las filas del recordado The Spencer Davis Group, como la punta de lanza en los teclados y la voz líder), Dave Mason en la guitarra, Chris Wood (†) en los vientos y Jim Capaldi (†) en la batería, Traffic inició su aventura como un grupo más de la onda psicodélica.
Sin embargo, rápidamente el cuarteto ampliaría sus horizontes incorporando sonidos más exóticos empleando el popular mellotron, la cítara, el clavicordio e instrumentos de vientos bajo un concepto musical basado en la improvisación.
Matizado con pinceladas de jazz, Traffic comenzó a captar la atención del público inglés con temas como “Paper Sun”, “Here We Go Round The Mulberry Bush” y “Hole in My Shoe”.
Hubo casos especiales como Venezuela donde una pieza como “Empty Pages”, que no fue editara como single ni sonó en radios de otros países, se convirtió en su gran éxito. O “El cielo está en tu mente”, versionada por la banda venezolana Los Memphis, y “The Low Spark of the High Heeled Boys”, las cuales definieron una gloriosa época. Aquí y allá.
Luego de Mr. Fantasy (1967), Traffic (1968) y Last Exit (1969), y antes de este cuarto disco, Traffic haría un alto y Winwood formaría la efímera pero inolvidable Blind Faith con Eric Clapton, Ginger Baker y Ric Grech, dejando aquel memorable álbum de la polémica portada que mostraba a una muchachita senos al aire, sosteniendo un fálico objeto.
El retorno de Traffic en 1970 fue este fantástico álbum al que le celebramos 50 años y que representa una bien balanceada fórmula de blues, folk, progrock y jazz rock producido por Chris Blackwell, Guy Stevens y Steve Winwood para Island Records, con distribuición de United Artists en Estados Unidos y Polydor en Canadá.
La portada que envuelve este excelente disco, es un manojo de cebada en blanco y negro sobre fondo marrón claro. El título, osando traducir el apellido, es algo así como Juan Grano de Cebada Debe Morir, héroe central de esta historia que encuentra a Andy Johns y Brian Humphries tras la consola.
Tras contemplar la austera foto portada, obra de Richard Polak, nos tomamos ese mágico e íntimo momento en el cual todo respetable melómano saca el disco de su envoltorio para ponerlo en el plato, dejar caer la aguja y escuchar las primeras notas de “Glad” escrita por Winwood y en la que escuchamos a la sección rítmica y el órgano guiando el camino.
Steve nos cuenta: “Como un huracán en torno a tu corazón, cuando cielo y tierra son destruidos, él llega juntando los pedazos con la esperanza de que las piezas encajen…”.
Y más adelante: “Lo sientes, lo espantas, jinete de la libertad”. Saxo y teclados son el forte de este buen comienzo. Un relajado Wood nos ofrece un buen solo de saxo sobre el órgano de Steve. Clara influencia de jazz.
El legendario multi instrumentista matiza con breves frases hasta hacer un solo por el que cuelan aires arabescos.
La segunda pieza, “Freedom Rider”, con sus claros pasajes de flauta y saxo en torno a los acordes de las teclas de Steve, hacen de esta pieza un punto alto del disco.
Wood hace un solo de flauta en el punto medio mientras Winwood nos describe ese “jinete libertario”.
Luego dar paso a la increible “Empty Pages” (Páginas vacías), sobre la que especulo debe haberle cambiado la vida a muchos. En esta rítmica pieza nos cuenta Winwood: “Encontré a alguien que puede confortarme, pero siempre hay excepciones, y ella es buena en eso de parecer sana, pero quiero que sepas que es ella la que me hace sentir bien cuando todo está en mi contra, me ánima cuando me siento mal, así que tengo algo que mostrar, mirando fijamente a las páginas vacías”.
Ese excelente solo de piano eléctrico sobre la base del órgano… ¡Qué más decir! La pieza culmina los primeros dieciséis minutos de un total de treintaicinco.
Hacemos un “flip” para escuchar el otro lado con las últimas notas de “Páginas vacías” en el recuerdo, si acaso no la repetimos…
Abre el lado B la movida “Stranger to Himself” (Extraño a sí mismo). Parte su letra dice:“Luchando con la confusión, y la desilusión también, puede convertir a un hombre en sombra, llorando del dolor, a través de una pesadilla, no ve nada, solo el bien, ciego con la mente del pordiosero, él es todo menos un extraño a sí mismo, colgando de una soga…”
La pieza, con su clara influencia folk, comienza con la arpegiada guitarra y un sencillo riff. Piano y guitarra eléctrica se funden con la voz de Steve y los coros del grupo. Buen detalle.
Luego sigue el tema titulo, una melodía tradicional arreglada por Steve Winwood para este excelente repertorio, aunque breve, dada la tecnología del momento que permitía unos 45 minutos tope en total.
También con una vibra folk, Traffic nos dice: “Hubo tres hombres que vinieron de occidente, sus riquezas intentar, y estos tres hombres hicieron un juramento solemne, John Barleycorn debe morir…”
Sin duda, dibuja la imagen del forajido y lejano oeste. Pero la pieza refleja la indignación, los ataques y la muerte en las etapas del cultivo de cebada. La pieza recuerda dos bandas de la época, Pentangle y Fairport Convention, entre muchas que la han versionado.
La flauta de Wood se abre espacios sobre la arpegiada guitarra acústica, inyectándole cierta melancolía. Las armonías vocales también se entretejen con la flauta y la guitarra. Otro detalle que me lleva a escogerla como una de las favoritas del disco.
El disco culmina con “Every Mother’s son” compuesta, como la mayoría del repertorio, por Jim y Steve.
Es la más extensa del set y en ella nos relata Winwood:“Una vez más voy hacia el norte, hacia el borde del mar y el cielo, el mañana es mi amigo, mi verdadero y único amigo, viajamos juntos buscando el final, soy un alma errante, soy cada hijo de cada madre… A pesar de mi cansancio, debo seguir viajando, ¿Puedes ayudarme, mi Señor…”
Guitarra eléctrica y piano inician esta estupenda canción, una de mis favoritas aunque ignorada por algún tiempo. No negaré mi claro e intenso afecto por “Empty Pages”. Acá, órgano, guitarra y voz hacen el entramado de esta pieza donde el genial Steve deja sus manos acariciar las teclas. Es la pieza más intensa del set.
El álbum, que en sus inicios fue planeado como el primero como solista de Steve Winwood, pronto se convirtió en el cuarto de Traffic, aunque sin la guitarra de Dave Mason quien un par de veces habría dimitido.
Las subsecuentes ediciones aniversario, de las cuales recomiendo la de 2011, incluyen piezas del concierto de Traffic en el célebre Fillmore East de Nueva York y otras rarezas.
Por ahora, si eres purista, dale una oportunidad a la edición original, la cual he comentado acá. Espero la disfrutes.
Leonardo Bigott