Inicio Archivo discografico Sabotage: la ira contenida de Black Sabbath 45 años después

Sabotage: la ira contenida de Black Sabbath 45 años después

black sabbath sabotage

El 28 de julio de 1975 fue publicado el fantástico sexto álbum de la influyente banda inglesa, con una de las portadas menos memorables de su discografía

Black Sabbath
Sabotage

Vertigo. 1975. Inglaterra

 
El 28 de julio de 1975, Black Sabbath lanzaba al mercado discográfico su sexta impronta en estudio. Producido por la banda y Mike Butcher en Morgan Studios de Londres, Inglaterra, para el sello Vertigo, Sabotage surge en un delicado momento de disputa legal, lo que inspiraría el alegórico título por el cual conocemos nuestro celebrado disco.

Ozzy Osborne, el bajista Geezer Butler, el virtuoso guitarrista Tony Iommi y el baterista Bill Ward, conocidos mundialmente como Black Sabbath, destilaron una colección de ocho canciones a lo largo de 43’44” para esta ocasión.

El afamado cuarteto metalero, con el carismático Ozzy como “frontman”, entró a los citados estudios en febrero de 1975. En palabras de Iommi: “Sabotage es probablemente el único álbum hecho con abogados en el estudio”.

El desagradable ambiente se tradujo en lo que apreciamos en nuestro festejado álbum. Un sonido nacido de la ira y el hastío.

Para 1975, Black Sabbath ya había dejado gratos recuerdos con el homónimo disco debutante y Paranoid, ambos de 1970, y Masters of Reality de 1971. Una trilogía con un estridente lenguaje que le dio identidad al grupo, enmarcándolo como uno de los pioneros del heavy metal.

En esta ocasión Black Sabbath toma otros riesgos con los cuales se deslinda un poco del agrio lenguaje que les caracteriza en favor de algunas atractivas sutilezas.

El set lo inicia “Hole in the Sky” (Hoyo en el cielo) donde Ozzy nos dice: “Estoy viendo a través de un hoyo en el cielo, estoy viendo al vacío a través de los ojos de una mentira, me estoy acercando al final de la línea, vivo feliz donde el sol no brilla.”

Ozzy y sus muchachos inician con buen pie nuestro celebrado álbum. Como es de esperarse, Tony hace un solo sin mayores alardes pero atractivo.

Sigue el repertorio un instrumental titulado “Don’t Start (Too Late)” (No comiences (Demasiado tarde)), una suerte de catalizador entre los dos puntos más álgidos del álbum.

En este breve pasaje de 49 segundos, Iommi nos lanza unas frases acústicas antes de ceder el espacio a “Symptom of the Universe” (Síntoma del Universo) El riff inicial ya nos pone atentos a lo que Ozzy está por decirnos.

“Llévame a través de los siglos hacia los años supersónicos, el enemigo electrizante se ahoga en sus lágrimas, todo lo que debo darte es un amor que nunca morirá, los síntomas del universo están escritos en tus ojos”

El solo de Tony, sobre el cuarto minuto, abre un interesante espacio. Es una de las sutilezas que mencionaba al principio y propia de una actitud madurada con la experiencia.

La banda cierra el lado A con “Megalomania”, la más extensa del disco en la cual, a lo largo de casi diez minutos y bajo una espectral atmósfera, un Ozzy, obsesionado con la fantasía, nos canta: “Me escondo dentro de las sombras de la vergüenza, las sinfonías silentes hacían su juego, mi cuerpo hace eco en los sueños de mi alma, este dios es algo que no puedo controlar…”

A mitad de tema Tony hace un solo mientras Ozzy “no tiene escapatoria…” Tony y Ozzy hacen algunas líneas al unísono. Además de la guitarra, Iommi emplea teclados para crear atmósferas. Muy buen tema.

The Thrill of It All” es el abridor del lado dos. Es uno de los temas más pesados del set y uno de mis favoritos por sus aires irreverentes. “Bueno, esta es mi historia y con ella me quedo, porque no tengo motivos para mentir, olvida tus inexistentes problemas y te mostraré un modo de volar, ¡Oh! sí…”

Una vez más, Black Sabbath emplea un tema instrumental como matiz entre dos composiciones. Se trata de una pieza de poco más de tres minutos llamada “Supertzar”, para lo cual la banda trajo al prestigioso English Chamber Choir  y a Will Malone como arreglista y director en esta pieza que marca otro interesante contraste.

Luego, Black Sabbath nos ofrece “Am I Going Insane (Radio)” (¿Estoy enloqueciendo (Radio)?). Como nota curiosa el vocablo “radio” alude a la expresión “radio rental” que en el vulgarismo rimado inglés conocido como cockney rhyming slang, en boga por aquellos días, traduce “mental”.

La canción es tal vez la más accesible del disco. “Todos me están mirando, me siento paranoico, me siento libre cuando salgo, creo que encontraré un lugar para esconderme”, nos dice el demoníaco Ozzy Osborne, quien además demanda que le digamos si está enloqueciendo…”

Ozzy nos deja entre carcajadas que se diluyen en el siguiente tema.

El album concluye con “The Writ” (El decreto judicial), un tema alegórico a Patrick Meehan, manager de la banda objeto de la diatriba legal por la que atravesaba el grupo para este momento.

Es una de las pocas letras escrita por Ozzy quien nos dice: “Soy del modo según me siento, hubiera deseado caminar antes de correr hacia ti, sólo hacia ti… ¿Qué clase de gente crees que somos, otro bufón que es una estrella de rock, solo para ti?

La canción es la segunda más extensa. Con casi nueve minutos de duración, Black Sabbath tiene en ella otro de sus grandes momentos. El hermoso pasaje, poco después del quinto minuto, nos cautiva tanto como nos sorprende. El motivo se repite hasta un abrupto cambio que nos lleva al final.

¡Celebremos pues los 45 años de este equilibrado y fascinante Sabotaje una vez más!

Leonardo Bigott