Inicio Archivo discografico Viva Boma: la temprana perfección de Cos

Viva Boma: la temprana perfección de Cos

Cos Viva Boma

El 1 de agosto de 1976, la banda belga publicó el significativo segundo álbum, una sutil fusión de subgéneros del rock y el jazz. 

Cos
Viva Boma

IBC. 1976.  Bélgica

 
Pocas veces oímos hablar de la música belga, pero el pequeño país europeo tiene en Univers ZéroMachiavel, Hooverphonic y la banda indie DEUS, a cuatro destacados y muy distintos representantes, de los cuales debo confesar que el primero fue amor a primer oído.

El epónimo debut de Univers Zero fue mi iniciación en un sub-género del rock conocido como RIO, acrónimo de Rock In Oppositon, que está caracterizado por una música no sólo diametralmente opuesta al punk y al disco, tan en boga a mediados de los años 70 y parte de los 80, pero además de un claro rechazo a las ambiciones de las casas disqueras.

Cos también resultó una grata sorpresa a mis oídos por sus inclinaciones jazzísticas y progresivas. La banda, fundada en 1974 por el guitarrista/flautista y compositor Daniel Schell y la voz/oboe de su entonces esposa Pascale Son, fue un grupo muy activo en Europa en las décadas de los 70 y 80, cambiando un poco su dirección musical durante el apogeo del new wave.




Daniel, reconocido matemático, fue también miembro fundador de una banda llamada Classroom en 1967 en la cual compartió con el baterista Guy De Bruyne, el vibrafonista/pianista Jean-Pierre Destrée y el bajista Martial Van Hille, antes de fundar Cos, cuya música tiene ciertos matices a bandas del “Canterbury Scene” como Hatfield And The North y Henry Cow y, en sus inicios, a grupos del krautrock y más notoriamente del zeuhl, género definido por la estupenda banda francesa Magma cuya influencia en Cos ha sido crucial en su creación artística. 

Postaeolian Train Robbery, su primer álbum publicado en el año 1974, contiene algunos de los elementos que ya para nuestro celebrado disco terminarían por definir a Cos como una banda progrock con marcados elementos de jazz que pueden evidenciarse en las frases de Pascale y que nos recuerdan a aquellas de Gayle Moran y Flora Purim (Return to Forever).

Otro claro rasgo lo sentimos en las teclas del piano eléctrico, pero además se dejan colar otros elementos que enmarcan la música de Cos en un excelente entramado musical altamente llamativo y fascinante que se lanza al vacío para crear una música orgánica y aventurada que nos ata al sofá.

Para el momento de la publicación de este segundo álbum, la inclusión del teclista Marc Hollander (Aksak Maboul) en sustitución del original y el baterista Guy Lonneux (Recreación) completan el cuadro de Viva Boma con el especial aditivo del percusionista Bob Dartsch.




Schell emplea junto a su banda, sonoridades arabescas, africanas e indias algunas de las cuales son familiares incluso a nosotros los caribeños. Es de resaltar que Cos, como muchas ingeniosas bandas, se convertiría en una suerte de escuela por la que pasaron más de una decena de músicos importantes como Charles Loos y Pierre Van Dormael, dos de los protagonistas de una década de historia que tuvo lugar entre 1974 y 1984.

En Viva Boma, Cos nos lleva a pasajes que evocan culturas milenarias, empleando con gran finura un lenguaje musical en el mejor modo de Joe Zawinul y sus muchachos de Weather Report y The Syndicate.

La música que nos ofrece Cos en este segundo álbum está colmada de detalles a lo largo de una hora, lapso durante el cual la banda desgrana doce piezas en la que Pascale emplea su voz como otro instrumento más, apoyando sobre todo el aspecto rítmico y cuya lírica es adornada usando sonidos onomatopéyicos.

Incluso, ya el título del álbum posee un doble sentido desde el aspecto fonético, pues Boma, además de ser una ciudad africana, significa abuela en el flamenco belga. El grupo emplea el humor como herramienta de su concepto musical. Igualmente, existe una fascinante historia sobre el nombre de este disco que representa también una joya discográfica del grupo y del género pero que dejaré para el final.

Nuestra celebrada placa discográfica nos recibe con una engañosa imagen en tonos anaranjados donde pueden apreciarse, inicialmente, tres figuras humanas, pero que tras una segunda observación confirmamos que se trata de tres hipopótamos. No dudo que tú tendrás en este primer encuentro una experiencia diferente.

El set inicia con un breve pero atractivo instrumental llamado “Perhaps Next Record” donde la India parece encontrarse con Tangerine Dream y Heldom.




Luego, Cos nos lleva por pasajes africanos y coros tribales en el tema que da titulo al disco. La percusión es el pivote en torno al cual gira esta rica pieza con un piano que parece enfatizar la naturaleza percutora de la composición para luego adentrarnos a terrenos del jazz con una charrasca que se va ahogando entre jazz y rock en “Nog Verder” composición que cede espacio a “Boehem” en la cual el jazz fusión toma el rol central.

El siguiente dúo de temas con los que concluye el lado A, lo conforman la expresiva “Boehme”, que recuerda a Hatfield and The North y en la que destaca el bajo distorsionado de Alain Goutier y los teclados de Marc Hollander; y “Flamboya”, una interesante composición de casi ocho minutos llena de matices con la guitarra y la voz de Pascale que parece juguetear, dando espacio al piano eléctrico y luego a la guitarra, una vez más.

Al final, el distintivo mellotron, al menos así le suena a mis oídos, y un sonido reverberado, concluyen confirmando que el progrock es la savia de Cos.

 




En “In Lulu” Pascale destaca nuevamente con sus piruetas vocales acompañada de la guitarra, la percusión y las teclas.

Surge entonces “L’Idiot Leon” que es, en mi opinión, la composición más representativa de todo el álbum y en la cual, con casi once minutos de duración, Cos exhibe buena parte de su complejo entramado musical.

El grupo concluye el lado B con “Ixelles”, pieza de cinco minutos que contrasta notoriamente con el resto del repertorio por su marcado slow-tempo.

En las reediciones en CD fueron incluidas cuatro piezas adicionales, comenzando con la delicada Mon Rebis, que combina magistralmente voz y guitarra para luego dar paso a un excelente solo de vientos.

Sigue el tema “Reine de la Vallee”, donde las teclas marcan el  rumbo antes de una versión demo “Nog Verder”, otra interesante pieza llevada al doble del tiempo de su original en la que Cos vierte su deseo por la experimentación con interesantes cambios que abren espacios a las voces de Son.




Daniel es cómplice de ello junto a Pascale. Un fraseo al teclado hacia el final, recuerda un poco a Chick Corea.

Cos culmina este magnífico trabajo discográfico con el juego vocal de Son en “Fanfan La Tulipe

Vale la pena mencionar, brevemente, que el nombre Cos existe en varios idiomas, pero llama la atención que el término se refiere además a lincos o lengua cósmica y que tiene como creador a Hans Freudenthal, quien emplea el término lincos en su obra de 1960 “Diseño de un  lenguaje para una relación cósmica, dedicado a la comunicación con vida extraterrestre.

La banda belga comenzaría su propia versión de lincos, incorporándolos a lenguas europeas al servicio de sus creaciones musicales.

Y como hablamos de días de vinilo…si eres coleccionista, la versión original del LP en buenas condiciones se cotiza en más de 100 euros.

Demos marcha atrás y ¡vayamos nuevamente al principio!

Leonardo Bigott


¿Interesado en comprar éste u otro disco de Cos, o merchandising? Como un Afiliado de Amazon, recibimos una comisión  por compras realizadas. Gracias