El 11 de mayo de 1967 la emblemática e influyente banda californiana publicó su formidable álbum debut, una obra imprescindible
Country Joe And The Fish
Electric Music For The Mind And Body
Vanguard. 1967. EE.UU.
Transcurría el año 1965 en Berkeley, California, cuando Joseph Allen “Country Joe” McDonald y Barry “The Fish” Melton dieron vida, inicialmente como dúo, a una banda con una lírica mordaz de contenido social y una música basada en la naciente psicodelia con la guitarra y el órgano como elementos fundamentales.
Bajo esa concepción y enraizada en la música folk, la banda se convertiría en una de las más influyentes y significativas de la época, contribuyendo al desarrollo de lo que luego se llamaría “rock ácido” (The 13th. Floor Elevators, Blues Magoos, Jefferson Airplane)
Nuestro celebrado disco, tal vez el más osado de su discografía, dada su naturaleza experimental, contiene el tema “Not So Sweet Martha Lorraine”, pieza que logró calar entre la muchachada de aquella década, convirtiéndose en la tarjeta de presentación del quinteto.
Previo al lanzamiento del disco, Country y Barry habían producido dos EP que fueron bien recibidos en el circuito del underground californiano.
Un hecho relevante de la breve historia del grupo fue la participación de Country Joe en el emblemático concierto Woodstock en 1969, tras el cual la banda llegaría a su final un año después. Country Joe and The Fish es considerada una de las primeras bandas psicodélicas en haber salido de San Francisco.
Para este estupendo debut, la banda la conformaban Country Joe en la voz líder, guitarra rítmica y armónica, Barry Melton en la guitarra líder, David Cohen en la guitarra rítmica y órgano, Bruce Barthol en el bajo y Gary Hirsh† en la batería.
La producción estuvo a cargo de Samuel Charters, reconocido historiador y autoridad del blues y el jazz quien optó por los Sierra Sound Laboratories de Berkeley para grabar esta placa discográfica. El resultado, 11 temas de un rock psicodélico fascinante con la audio ingeniería de Robert De Souza.
“Flying High” abre el álbum con la angular guitarra de Barry acompañada por la guitarra rítmica de David Cohen. Country Joe nos canta. “Estaba atrapado en una autopista de LA / Tengo agua de lluvia en mis botas / Mis pulgares se congelaron, no puedo sentir los dedos de mis pies / Yo también tengo un poco de sed / Ruedas tirando agua por todo mi hacha / Y el Sr. Jones no me echará una mano / Arriba vienen dos panas en un Cadillac / Y dicen que no te subirás, hombre me fui volando alto todo el camino…”
Seguidamente, escuchamos a Cohen y Melton alternando frases mientras Country casi recitando nos dice: “Ella se esconde en un ático escondido en un estante / Detrás de volúmenes de literatura basada en ella misma / Y corre a través de las páginas como un pequeño duende / Sabiendo que es difícil de encontrar cosas en su mente, / Termina pasando todo su tiempo / Tratando de memorizar cada línea”, son algunos de los versos de “Not So Sweet Martha Lorraine”
Continua el álbum con “Death Sound Blues” y el magnífico solo de Melton con el reverberador y las cascabeles en torno. Country Joe nos cuenta: “Escucho ese sonido de muerte, nena, / Oh, como un eco en mi cerebro. / Escucho ese sonido de muerte, nena, / Oh, como un eco en mi cerebro. / Bueno, hay una parte de nosotros muriendo, / Sabes que las cosas nunca serán iguales…”
“Porpoise Mouth” es la cuarta composición del disco. Con un marcado contraste respecto a la anterior, la banda experimenta con líneas que evocan el mediterráneo, Grecia tal vez.
“Los patos blancos vuelan más allá del sol / Sus alas brillan plateadas a la luna / Mientras las aguas corren por la lengua de la montaña / Mis órganos tocan una melodía de circo / Bailo a la maravilla de tus pies / Y cantar a la alegría de tus rodillas / El frío vestido blanco sobre el pecho de la montaña / Pinta los árboles helados…”
El álbum continua con “Section 43”, un instrumental de poco más de 7 minutos donde la experimentación está presente y Melton y Cohen protagonizan un onírico viaje. Country Joe toma la armónica dando otra textura y color mientras guitarra y órgano se entretejen.
Dos pausas de esta pieza, una al inicio y otra al final parecieran enmarcar el tema en tres secciones.
La movida “Superbird” es la sexta canción del álbum. “Mira, allá arriba en el cielo, ahora, ¿Qué es lo que oro? / Es un pájaro, es un avión, es un hombre loco, es mi presidente lbj / Está volando muy alto en el cielo como Superman, / Pero tengo un pedacito de kryptonita, / Sí, lo traeré de regreso a tierra. / Dijo sal Lyndon con las manos en alto, / Suelta tus armas, cariño, y alcanza el cielo. / Te tengo rodeado y no tienes oportunidad / Te enviaré de regreso a Texas, te haré trabajar en tu rancho, Sí, sí, oh sí…”
Este estupendo tema sé que será el pastel de los guitarristas. Desde la primera nota Cohen y Melton nos sorprenden.
“Sad And Lonely Times” es el momento romántico del álbum con un casi religioso juego vocal.
La siguiente canción es “Love”, un áspero tema donde la guitarra y el órgano nuevamente se entrelazan entablando un psicodélico diálogo antes de escuchar la espacial “Bass Strings” con un formidable trabajo de Gary Hirsh y Barry Melton.
“Oye socio, ¿no vas a pasar esa ronda de porros? / Mi mundo está girando, sí, solo tengo que reducir la velocidad / Oh, sí, sabes que tengo que reducir la velocidad / Ponte tan alto esta vez que sabes / Nunca bajaré, nunca bajaré”
A esta canción le sigue “The Masked Marauder” donde escuchamos un excelente órgano y una armónica más prominente hacia el final en las manos de Bruce Barthol. La voz de Country Joe no articula palabra alguna, siendo un instrumento más.
El álbum finaliza con “Grace”, dedicada a Grace Slick, la cantante de la súper banda Jefferson Airplane.
La composición es la segunda más extensa del disco y en ella escuchamos nuevamente como el grupo experimenta con la percusión y otros instrumentos. El elemento espacial nos hace levitar. Cohen es la guitarra principal en este tema y McDonald es el responsable de las campanas y la voz líder que nos canta: “Uno dos tres cuatro. / Lluvia fría para salpicar diamantes de agua de color verde y / Destella el sol para pintar de verde su cabello. / Lluvia fría para salpicar diamantes de agua de color verde y / Destella el sol para pintar de verde su cabello…”
Revivamos la alucinógena era de la música psicodélica retornando al 11 de mayo de 1967.
Leonardo Bigott
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