Inicio Archivo discografico Anastasis: la resurrección del clasicismo moderno de Dead Can Dance

Anastasis: la resurrección del clasicismo moderno de Dead Can Dance

Anastasis Dead Can Dance

El 13 de agosto de 2012, luego de una ausencia discográfica de 16 años, Brendan Perry y Lisa Gerrard publicaron su octavo disco, un triunfal retorno

Dead Can Dance
Anastasis

Pias. 2012. Australia

En 1998, en plena grabación del que se suponía sería el siguiente disco a Spiritchaser (1996), Brendan Perry y Lisa Gerrard anunciaron la disolución del proyecto que habían iniciado en su nativa Melbourne, Australia, a comienzos de los años 80.

Durante 13 años de intensa actividad, Dead Can Dance se convirtió en un grupo paradigmático, recorriendo desde el dark rock etéreo de sus primeros días hasta la etapa de darkwave étnico con influencias del mundo islámico, sin olvidar los coqueteos con la música medieval y renacentista.

Su legado no perdió vigencia con los años, todo lo contrario. Por ello, luego de un intento en 2005 que arrojó una gira, finalmente regresaron al estudio Quivvy, en el condado de Cavan, Irlanda, para darle vida a su octavo álbum, Anastasis, un nombre griego que significa “resurrección” y que obviamente se refiere al renacer de Dead Can Dance tras 16 años de ausencia discográfica.




El resultado de aquel nuevo regalo fueron ocho temas barnizados por la paleta neo-clásica de finales de los 80 y pinceladas étnicas de su periplo durante los 90. Fue su primer trabajo fuera del paraguas del importante sello independiente 4AD, del cual fueron el grupo emblema.

Anastasis no fue un disco rompedor, que duda cabe, pero si lo suficientemente sólido como para brillar con luz propia.

Las voces de Perry y Gerrard, que se alternan a lo largo del disco –rara vez cantan juntos, como ya nos habían acostumbrado– seguían cautivando con su espiritualidad y profundidad, mientras que la instrumentación mantenía el aire de misteriosa seducción que los ha caracterizado con algunos aspectos en el aspecto rítmico distintos, dados por la utilización de percusión electrónica.

Las fotos de Zsolt Zsigmond que muestran un campo de girasoles al amanecer (portada) y atardecer (contraportada), son un simbolismo sobre el ciclo de cada día.

Children of the Sun” inicia el viaje en sintonía con los tiempos de Within the Realm of a Dying Sun (1987), pero con algunos arreglos de percusión diferentes y la voz de Perry cantando sobre el devenir de la humanidad, su evolución y la memoria colectiva de nuestro código genético.

Los dos siguientes temas introducen la imponente voz de Lisa Gerrard y su distintiva técnica de la glosolalia. Primero “Anabasis”, que trae las influencias étnicas de los 90 pero también de finales de los 80, con la sonoridad del hang, el fascinante y versatil instrumento de percusión creado por Felix Rohner y Sabina Schärer.

Luego la maravillosa “Agape”, cuyo nombre refiere al símbolo del cristianismo de la mesa con comida en la que todos son bienvenidos, así como el amor incondicional.




Cerrando el lado B del primer disco, emerge “Amnesia”, de estructura rítmica más convencional pero con una muy rica instrumentación que incluye piano, trompetas, densas capas teclados emulando cuerdas y Perry cantando con sentimiento sobre la amnesia colectiva de una humanidad en la que son los vencedores los que escriben la historia.

El tercer lado lo abre “Kiko”, y de nuevo emerge la influencia de la música griega, con un bouzuki como protagonista y un ritmo tribal sobre el que Gerrard desarrolla sus partes vocales que conmueven por su espiritualidad.

El aroma oriental aflora a medida que la pieza avanza.

Opium” se desarrolla sobre un ritmo de inspiración sufí aportado por David Kuckhermann ejecutando el daf persa, también conocido como dâyere y riq, el instrumento de percusión más importante en Paquistán e Irán.

Perry aborda el tema de las adicciones y la perdición que ellas ocasionan

Return of the She-King” es el tema de mayor inspiración medieval del disco, con Gerrard realizando un exquisito performance vocal de aroma sacro.




El doble LP concluye con “All in Good Time”, sosegada pieza envuelta en un halo encantador, cantada por Perry con delicadeza.

Anastasis renovaba el placer de descubrir nueva música salida de dos de las mentes más brillantes de nuestro tiempo.

Juan Carlos Ballesta