En mayo de 1973 la excelsa banda veneciana publicó su imprescindible cuarto álbum, una fascinante historia sobre el bien y el mal
Le Orme
Felona e Sorona
Philips Records. 1973. Italia
Una de las bandas más atractivas del movimiento progrock italiano es Le Orme. Formada en Venecia en 1966 por Aldo Tagliapietra (guitarra, voz), Marino Rebeschini (batería), Nino Smeraldi (guitarra líder) y Claudio Galieti (bajo), Le Orme es una de las pocas bandas italianas en haber traspasado las fronteras de su país natal.
Area, Premiata Forneria Marconi y Banco del Mutuo Soccorso son parte de ese selecto grupo.
En sus inicios, Le Orme coqueteó con el beat y la onda psicodélica para luego definirse más dentro del rock progresivo a lo largo de una historia que sorteó varias etapas y que logró el éxito en los primeros años de la década de los 70, experimentando un cambio de rumbo hacia finales de la misma y principio de los 80.
Entre 1986 y 1992, la banda se reformó y retornó para subsistir hasta 2009, año que marcaría la salida de Aldo Tagliapietra y la entrada del vocalista Jimmy Spitaleri (Metamorfosi), quien se mantiene en la banda hasta hoy, con el baterista Michi Dei Rossi como el único miembro constante en todos los discos desde el debut en 1969.
Esta obra musical está basada en la historia de dos planetas que giran uno alrededor del otro sin jamás tocarse. Felona es floreciente y brillante, mientras que Sorona es oscura y alberga plagas y catástrofes.
La llamativa portada que nos incita a descubrir el contenido del disco, es obra del pintor y escultor italiano Lanfranco Frigeri
En la parte dos de la obra las características se invierten. Al momento de grabar este celebrado disco, bajo la producción del cotizado Gian Piero Reverberi, Le Orme era un trío formado por Michi Dei Rossi (batería, percusión), Tony Pagliuca (teclados) y Aldo Tagliapietra (bajo, guitarra, voz), la formación clásica qua arrojó los más emblemáticos discos entre 1969 y 1980, manteniéndose hasta 1993, año en que abandonó Pagliuca.
La música de Felona e Sorona está esencialmente construida con teclados- órgano y sintetizadores dominando-, y algunos momentos acústicos llevados por una sección rítmica que en ocasiones actúa sola. Musicalmente era la natural continuidad del estupendo disco anterior Uomo Di Pezza (1972)
El disco abre con “Sospesi nell’ incredibile”, tema de casi nueve minutos con una batería desbordada y unos teclados que construyen espacios y que se confabulan para abrir nuestra imaginación.
Combinando estrofas de cuatro y seis versos Le Orme nos canta: “Donde el cielo se esconde tras joyas de mil estrellas / Detrás del polvo de oro de otro universo / Dos planetas en armonía, giran juntos en su reino / Donde nada cambia excepto el tiempo”
Seguidamente, unas campanadas anuncian “Felona”, tema con elementos tropicales (güiro y maracas) y barroco (flauta dulce).
El temperamento alegre de esta segunda pieza, acompañada de una rasgada guitarra, nos atrapa. “Una luz clara aparece lentamente / Ofrece la visión de grandes burbujas blancas / Las personas que viven allí viven un nuevo día / Una nueva fiesta hoy como ayer”
Luego sigue la celestial “La Solitudine Di Chi Protegge Il Mondo”, breve tema que en casi dos minutos nos dice: “La serenidad ahora es soberana aquí no hay nadie que me necesita más bueno te hace olvidar quien ésta en el origen de quien viene”
Acompañado por el piano, Aldo abre espacio para cerrar el lado A con “L’equilibrio”, un tema cuyas teclas crean frases que son clásicas en el lenguaje del progrock por sus texturas.
El lado B del vinilo abre con la antagónica “Sorona”, canción de dos minutos y medio con unas campanillas, que en parte dice: “Por días pasados / Perdido en el tiempo en esta tierra gris / Sólo hay lugar para pantanos negros / El trigo se ha convertido en áridos juncos amarillentos” Este tema es tal vez el más ensombrecido del disco.
Le sigue “Attesa Inerte”, una canción en la que L’Orme llena espacios con las teclas de Tony Pagliuca.
“Ritratto Di Un Mattino” es un tema esencialmente instrumental de tres minutos y medio en el cual Aldo procura mantener esa atmósfera lúgubre. Las campanas parecen alejarnos y acercarnos por igual.
Ya cerca del final, el trío nos trae “All’infuori del tempo”, otra composición que empieza con la guitarra acústica y sigue con las teclas y las campanas para llevarnos al final.
Aldo canta: “En el reino oscuro la luz brilla / En cada cuerpo se enciende la llama / El amor está vivo en sus miradas. / Ahora los une en el nuevo mañana / El sol seca la niebla asustada / Las primeras hojas saludan al viento / Un hombre vuelve a su mujer / Una niña cumple su sueño”
“Ritorno al Nulla” es el punto de culminación de esta placa discográfica que en este tema instrumental parece liberar los demonios y demostrar que Le Orme era un grupo fundamental.
Vale mencionar que en 1974 fue editada una versión con letras en inglés escritas por Peter Hammill y en 2016 fue regrabado.
Regresemos a 1973 para disfrutar una vez más de este indispensable disco de una de las escenas más eclécticas e interesantes de Europa.
Leonardo Bigott
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