A los 57 años se ha ido “Dark Mark” una de las voces mas relevantes e influyentes de nuestro tiempo, dejando una prolífica obra de largo alcance. Los vaivenes de su salud finalmente le pasaron factura.
Es difícil procesar cuando un artista en plenitud de su proceso creativo se va. Mark Lanegan (1964-2022) tenía solo 57 años y una inmensa obra que mostrar, pero sobre todo un horizonte aun amplio y subyugante.
Su voz grave, cavernosa, muchas veces dolorosa y muy expresiva fue requerida por infinidad de bandas, artistas y productores a lo largo de varias décadas.
Lanegan casi muere en tres oportunidades y aunque no se anunció la causa de su fallecimiento, es claro que su salud no era la mejor.
Ocho álbumes con Screaming Trees, once como solista, tres con Isobel Campbell, dos con Duke Garwood, uno con Greg Dulli como The Gutter Twins, uno con Skeleton Joe, muchos singles y varios EPs, colaboraciones estrechas con Queens of the Stone Age, Soulsavers, Mad Season y The Twilight Singers, y decenas de participaciones como invitado en discos, compilados, tributos y soundtracks, es un legado de inmensas proporciones.
Juan Carlos Ballesta
Corría el año de 1984 en la pequeña ciudad de Ellensburg, estado de Washington, Estados Unidos, no muy lejana a Seattle -la que unos años después sería el epicentro de la escena grunge- cuando los hermanos Gary Lee Conner (guitarra) y Van Conner (bajo), Mark Pickerel (batería) y Mark Lanegan (voz), formaron Screaming Trees. El cuarteto estaba influido por el punk, el rock de garaje, el rock clásico de los 70 y la psicodelia a la manera de la escena Paisley Underground de California.
Con Steve Fisk (Pell Mell) hicieron sus primeras grabaciones. El álbum debut, Clairvoyance (1986) les valió para ser firmados por el sello independiente SST, propiedad de Greg Ginn del grupo de hardcore Black Flag.
Con SST la banda publicó Even If and Especially When (1987), Invisible Lantern (1988) y Buzz Factory (1989), una estupenda seguidilla de trabajos alineados con un sonido indie con elementos melódicos, toques psicodélicos y garageros, y algunas guitarras de inspiración hardrockeras.
La banda dio entonces el gran paso cuando firmó con el sello Epic, lo cual incidió en más recursos para grabación, producción, promoción y distribución. Aunque su sonido segúía teniendo un sello particular, la vorágine del grunge de alguna manera los arropó y Uncle Anesthesia (1991) y Sweet Oblivion (1992) no pudieron escaparse de ser considerados parte de la escena.
Lanegan había ya entrado en una espiral peligrosa, abrumado con el éxito, la vida de conciertos, grabaciones y entrevistas. Antes de esos dos discos, hizo su debut en solitario con The Winding Sheet (1990), con el cual comenzaba a marcar distancia y a construir una estética propia.
La actividad con el grupo, sin embargo, no le daba demasiada tregua y el segundo disco, Whiskey for the Holy Ghost, no lo pudo terminar hasta 1994. Para entonces, ya Mark se había introducido en el tenebroso mundo de la heroína -además del alcohol- y en 1992 el brazo se le infectó de tal manera que casi se lo amputan.
Después de aparecer como invitado en la superbanda Mad Season en 1995, Screaming Trees volvió a grabar tras cuatro años. Dust (1996), probablemente sea el disco más consistente -aunque no el más exitoso-, con una sonoridad que dejaba atrás elementos grungeros en favor del folk, el blues y la melodía, quizá reflejo de los terrenos que exploraba Lanegan por su cuenta.
Al año siguiente, Lanegan fue ingresado en una clínica de rehabilitación, y gracias a Courtney Love -la viuda de su amigo Kurt Cobain– que corrió con los gastos, salvó su vida.
Los días de Screaming Trees estaban contados. Las grabaciones realizadas en 1999 no fueron del interés de disquera alguna. Fueron finalmente publicadas doce años después en el sello del baterista Barrett Martin con el nombre de Last Words: The Final Recordings (2011)
La actividad de Lanegan fue in crescendo. Scraps at Midnight (1998) y I’ll Take Care of You (1999) fueron el perfecto colofón para el siglo 20, mientras que Field Songs (2001) daba la bienvenida al nuevo siglo, en el cual se mantuvo en una frenética actividad con incontables colaboraciones, varios proyectos de gran interés y ocho discos solistas fenomenales entre los que destacan Blues Funeral (2012), Phantom Radio (2014), Gargoyle (2017) y Somebody’s Knocking (2019) -cuyo lanzamiento en directo coincidió con su presentación en el BIME Live de Bilbao en octubre de 2019 (leer crónica).
Con sus innegables influencias de Nick Cave, Leonard Cohen, Jeffrey Lee Pierce, Tom Waits, Scott Walker y Michael Gira (Swans), el inquieto Mark se vio envuelto con la escocesa Isobel Campbell en una trilogía de discos imprescindible, con Josh Homme de Queens of Stone Age, con Greg Dulli de Afghan Whigs en The Twilight Singers y luego The Gutter Twins, con el duo inglés Soulsavers, con el multiinstrumentista inglés Duke Garwood y una larga lista de colaboraciones que incluyen a UNKLE, Manic Street Preachers, Dead Combo, The Duke Spirit, Earth, Slash, Cold Cave, Moby, Dave Clarke, los grupos españoles Agrio y Lost Satellite, entre muchos.
El último disco solista Straight Songs of Sorrow fue lanzado con buena parte del mundo confinado, en mayo de 2020, después del cual Lanegan y Shelley Brien -su segunda esposa- se mudaron a Irlanda, tierra de sus ancestros.
Los últimos años -como si de una actitud premonitoria se tratara- Mark se avocó a la literatura desde varios ángulos.
En 2017 publicó el libro “I Am The Wolf: Lyrics & Writings”, una colección de letras que acompañó con explicaciones y anécdotas. En abril de 2020 publicó “Sing Backwards and Weep”, un libro de sus memorias. Junto al cantante de la agrupación Cold Cave, Welsley Eisold, publicó el libro de poesía “Plague Poems” en 2020.
Otro libro de poemas, “Leaving California” se publicó en 2021, antes de lo cual vio la luz otro libro de memorias, “Devil in a Coma”, el cual ahonda en detalles de su experiencia contrayendo Covid-19.
En marzo de 2021 Mark fue hospitalizado con síntomas severos ligados a la Covid-19 y casi muere. Su condición fue de tal gravedad que estuvo inhabilitado para caminar y entró y salió de coma varias veces. El año previo había hecho declaraciones en las que dejaba entrever que creía en teorías de la conspiración que ligaban el virus con la tecnología 5G, pero luego de sobrevivir se retractó y concluyó que la pandemia era un “evento natural” y admitió que era uno de esos incrédulos anti-vacunas, pero que había aprendido la lección. Fue uno de los primeros en Irlanda en vacunarse.
Desafortunadamente menos de un año después de aquellos complicados meses, Mark Lanegan falleció el 22 de febrero de 2022, sin que se haya divulgado la causa.
Deja un inmenso, esencial e influyente legado.