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National Health: la tardía obra maestra del Sonido Canterbury

National Health album

En febrero de 1978 fue publicado el homónimo álbum debut de una de las más increíbles agrupaciones del Sonido Canterbury, una excelsa mezcla de jazz y rock progresivo

National Heath
National Health (debut album)

Affinity Records. 1978. Inglaterra

Cuando el rock progresivo entraba en una etapa crítica a fines de los años 70, luego de haber vivido unos años de esplendor y creado múltiples paradigmas, parecía improbable que apareciera una nueva banda con material de sumo riesgo ajeno al entorno punk y al disco music.

National Health hizo un debut discográfico tardío en febrero de 1978, cuando ya tenía tres años permutando alrededor de Dave Stewart (teclados) y Phil Miller (guitarra), dos de los músicos más importantes del llamado Sonido Canterbury que habían sido parte de bandas claves, muy en especial Hatfield and the North, en la que habían coincidido tras ser parte esencial de Egg y Khan -el primero-, y Delivery y Matching Mole -el segundo-.

Junto a Alan Gowen (teclados), Phil Lee (guitarra), Mont Campbell (bajo), Amanda Parsons (voz) y Bill Bruford (batería), hicieron las primeras grabaciones en 1975 y 76, las cuales, por razones desconocidas, no fueron publicadas hasta 1996 con el nombre de Missing Pieces.

Tras algunos cambios de formación durante 1976 y 1977, que incluyeron a Steve Hillage (guitarra) y Neil Murray (bajo), mientras la presencia de Bruford -quien se encontraba formando su propio proyecto contando con Stewart- se alternaba con Richard Burgess, John Mitchell y finalmente Pip Pyle (ex Hatfield and the North), el grupo finalmente pudo darle forma definitiva entre febrero y marzo de 1977 al material que -un año después- conformaría el homónimo primer álbum.




Miller, Stewart, Pyle y Murray, con la participación de Alan Gowen en piano y sinternizador Moog, Jimmy Hastings en flauta y clarinete, John Mitchell en percusión y Amanda Parsons en las voces, concibieron cuatro composiciones de alta complejidad, llenas de rigor tanto en lo rítmico como en lo melódico y armónico, sin olvidar la variedad de timbres, texturas, dinámica y forma, moviéndose en un terreno que imbrica el jazz con el rock progresivo, muy al estilo Canterbury, aunque lejos de Soft Machine o Caravan.

La rigurosidad de las composiciones, arreglos y ejecución, no afectaron el componente de improvisación, espontaneidad y libertad que siempre caracterizó a los grupos de Canterbury.

Tenemos Roads” inicia el lado A de manera brillante. A lo largo de 14 minutos y medio, el grupo despliega todas sus virtudes.

El clásico sonido de Canterbury aflora por todos lados, el sonido distorsionado del órgano y el piano eléctrico de Stewart, la ágil batería de Pyle, el robusto bajo de Murray y la distintiva guitarra de Miller envuelta en efectos de Big Muff y Memory Man, nos llevan por intrincados pasajes en los que hay duetos magníficos entre teclados y guitarras, ritmos de alto octanaje, momentos frenéticos y sosegados…

A los seis minutos aparece la voz de Parsons para introducir un exquisito matiz, a medio camino entre lo folk, el jazz y lo lírico. La dinámica vuelve a cambiar en el minuto nueve, cuando la pieza queda en manos de un delicado piano eléctrico, un bajo minimalista y una flauta pastoral.

El minuto y medio final desarrolla una melodía en la que voz y teclados van al unísono, mientras la base rítmica se despliega en todo su esplendor. El épico final nos deja postrados.

Volvemos a recordar que era febrero de 1978, el mismo mes que la atención mediática británica se centraba en el anuncio de separación de Sex Pistols.




Un juguetón sintetizador y la voz lírica de Amanda dan comienzo a “Brujo”, una composición de Alan Gowen -la única en la que no participa Stewart-, que formaba parte del repertorio inicial del grupo. Aunque ya no era parte del núcleo central de National Health, pudo participar en la grabación. Hastings tiene un rol importante en la flauta.

Hacia el cuarto minuto, cambia radicalmente la dinámica, con un bajo sin trastes soberbio sobre el que Pyle desarrolla una tímbrica rítmica, mientras Stewart y Gowen dialogan con pianos, órgano y sinte.

Miller tiene un rol menos protagónico, pero en el tramo final hace su triunfal aparición con un excelente solo

Así cierra el lado A

El lado B lo conforman otras dos piezas. La primera de ellas es “Borogoves”, que está dividida en “Excerpt from Part Two” y “Part One”, en ese órden.

En los primeros cuatro minutos Murray hace un solo magistral, que da paso a otro de Miller, sobre un gran riff de clavinet. La batería de Pyle es acompañada por las congas de Mitchell. El final es repentino.

De inmediato surge la siguiente parte, con un triunfal sinte y un órgano distorsionado. Entre ellos se cuelan la guitarra de Miller y la voz de Parsons. Ciertos elementos aquí podrían recordar a Gentle Giant




La conclusión del disco es con “Elephants”, que como “Tenemos Roads”, se extiendo por 14 minutos y medio.

La composición compartida por Stewart y Gowen, comienza de manera experimental con una improvisación que poco a poco va cogiendo forma, hasta que en el minuto dos se incorpora un ritmo poderoso y una guitarra dominante.

Y como no podía ser de otra manera, cuando menos lo esperamos, el desarrollo toma una forma inusitada. El sinte realiza un solo muy en la onda jazz fusion sobre un ritmo incisivo, hasta cerca del minuto siete el bajo anuncia otro cambio de dinámica, desemboncando en la maravillosa melodía que Parsons y Stewart al unísono nos habían presentado en el primer tema.

Los últimos cuatro minutos representan el lado más pastoral de National Health, con una flauta en plan del primer King Crimson, con Pyle tocando un pixiphone (una marimba de juguete), un delicado piano eléctrico y la voz de Parsons en el mismo plano que los instrumentos, todos ellos desvaneciéndose lentamente al tiempo que nos dejan en un estado de contemplación maravilloso.

La excéntrica portada con foto de Laurie Lewis y diseño de Kevin Burke, en la que aparecen los integrantes del grupo con una serie de objetos sobre la cama de un hospital, es una especie de parodia sobre el sistema de salud británico de los 70, que inspira el nombre de la banda.

Unos meses después vería la luz el segundo álbum de National Health, Of Queues and Cures, otro fantástico documento, con John Greaves sustituyendo a Murray en el bajo. Eso será motivo de otra reseña.

Juan Carlos Ballesta


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