Aunque tiene varios años sin publicar nuevo material, la poetisa del rock neoyorquino es siempre una garantía sobre un escenario
Patti Smith en Noches del Botánico
La neoyorquina Patti Smith fue de las primeras figuras en introducir un lenguaje abiertamente poético en el mundo del rock. Seguidora del simbolismo francés de Rimbaud y de la literatura beat norteamericana, llegó al mundo de la música con un bagaje lírico lo suficientemente cuajado como para gestar un debut de una altura de miras deslumbrante: Horses (1975)
Un disco pionero para su época, en todos los sentidos.
Desde entonces, su legendaria carrera ha marcado una huella imborrables en músicos como R.E.M., PJ Harvey, Liz Phair, Sleater-Kinney, Anna Calvi y centenares de bandas post punk, del movimiento riot grrrl o de generaciones posteriores, en muy diversos estilos. Es la madrina del punk, pero también del grunge.
Autora de discos como Radio Ethiopia (1976), Easter (1978), Wave (1979), Dream Of Life (1988), Gone Again (1996) o Trampin (2004), en los que renovaba su enorme magisterio por mucho que las décadas pasaran. Y su magnetismo en directo, patente para cualquiera que alguna vez la haya visto sobre un escenario, es desbordante. Ella es el rock. Por carisma, actitud y lucidez. Sin más.
