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More: la primera aventura cinematográfica de Pink Floyd

Pink Floyd

En junio de 1969 fue publicado el disco con la psicodélica banda sonora compuesta por el cuarteto londinense para el filme de Barbet Schroeder

Pink Floyd
More

EMI/Columbia. 1969. Inglaterra

 More es el tercer álbum de Pink Floyd, su primera banda sonora publicada (en 1968 habían contribuído con unos pocos temas para The Committee, filme en blanco y negro de Peter Sykes) y su primera obra discográfica sin presencia alguna de Syd Barrett (†), el líder fundador de este legendario cuarteto británico.

Es también uno de los tres álbumes de la banda que presenta al guitarrista David Gilmour como único vocalista. Y finalmente es el debut como director fílmico de Barbet Schroeder, conocido por películas como La vírgen de los sicarios, Kiss of Death y Murder by Numbers, y de La Vallée, con banda sonora de P.F. publicada como Obscured by Clouds (1972)

Esta obra cinematográfica, filmada en Ibiza, España, trata sobre la adicción a la heroína como secuela de la contracultura de los 60 que promovía el amor libre y la experimentación con drogas fuertes y que musicalmente nos ofrece un claro rock psicodélico con algunas de las piezas más pesadas de la banda y otras contrastantes con un sonido orientado a la balada folk, como “Cymbaline” y “Green is the Colour”.




Nos recibe la imagen del genial colectivo gráfico inglés Hipgnosis, con una alegórica visual a Don Quijote predominantemente en anaranjado y leves tonos morados. Distinguimos un molino y lo que parecen ser tres personas.

“En el cementerio cerca del río, holgazaneando entre la niebla del mediodía, riendo sobre la grama y las tumbas….”.  Es el primer verso de “Cirrus Minor”, compuesta por el bajista Roger Waters.

Con una clara sensación alucinógena, oímos los sonidos de pájaros a los que se van incorporando la voz y guitarra de Gilmour y el órgano de Richard Wright (†) recreando una brumosa atmósfera.

Luego suena la pesada y contrastante “Nile Song” (Canción del Nilo), cuyo motivo encontraremos más tarde en “Ibiza Bar”. Instrumentalmente, el tema emplea una progresión de acordes con una serie de modulaciones que definen un patrón cíclico. Después nos encontramos con los primeros versos: “Estaba por el Nilo, cuando vi a la dama sonreír, la llevé a pasear por un rato, por un rato…”.

La tríada inicial la completa “Crying Song”, una composición con un sonido ondulado y flotante donde Gilmour nos cuenta que “Sonreímos y sonreímos, las sonrisas hacen eco en tus ojos”. Pink Floyd conjuga muy bien el sinuoso sonido con una poesía de similar temple.




En “Up The Khyber” la banda parece improvisar al mejor estilo de un free jazz con los acentuados acordes del teclado y la aparentemente dislocada batería de Nick Mason.

Tras el caótico trance los Pink Floyd nos sorprenden con la hermosa “Green is the Colour” donde Gilmour nos relata: “Pesado cuelga el cielo azul, ensombrece mis ojos y puedo verte, blanca es la luz que brilla a través del vestido que luces, ella se posa sobre las sombras de la ola, nubosa eran las imágenes de su ejecución, luz de sol en sus ojos pero una cegadora luz de luna”.

Esta hermosa pieza era una constante del repertorio PF a inicios de los 70. Como curioso aditivo, destaca el silbato ejecutado por Lindy Mason, la entonces esposa de Nick.

La segunda tríada culmina con una pesadilla titulada “Cymbaline” que menciona a Dr. Strange, personaje de los tan hoy populares “Marvel comics”. “La senda que pisas es angosta y la gota corta en lo alto, todos los cuervos observan desde un punto cercano favorable, la aprensión se escabulle como un tren del metro a lo largo de tu columna, ¿llegará al otro extremo de la cuerda floja, rimará la última copla?

El lado A del álbum cierra con un segundo tema instrumental titulado “Party Sequence” donde destaca una seguidilla de tambores tribales y un pito tocando una melodía que por título lleva “Seabirds” y que fue excluída del repertorio de nuestro celebrado LP.

En la misma tónica instrumental abre el lado B “Main Theme” (Tema principal), que inicia con un gong paneado y una estable rítmica con una línea melódica sencilla. Destaca el popular órgano Farfisa de aquellos días, el slide guitar de Gilmour y la percusión de Mason.

Es seguida por “Ibiza Bar”, pieza que repite el motivo central de “The Nile Song”, pero con una lírica diferente: “Tengo tanto miedo de todos los errores que he cometido, temblando cada vez que despierto, sintiéndome como uno de esos muñecos de papel recortados”, “así que hazme tiempo, cuando rimen los caracteres y la trama sea gentil”, “He envejecido y envejecido desde la primera página, he vivido cada línea que has escrito, bájame, bájame de la repisa que está sobre tu cabeza”.

Pink Floyd, una vez más, coquetea con un sonido pesado.

Bajo la ingeniería de Brian Humphries, Gilmour nos atrapa con “More Blues”, un blues instrumental acreditado al cuarteto y de poco más de dos minutos de duración.

El tema es parte del repertorio del boxset The Early Years 1965-1972 en versión más extensa y con mayores aportes de la banda. El próximo tema es “Quicksilver”, una interesante obra sonora de clara intención cinemática.




Discretamente se deja escuchar Rick Wright en el vibráfono quien también lo había tocado en el tercer surco del álbum, “Crying Song”. La pieza es la más extensa del álbum con 7’14”.

El segmento final son dos breves temas. “A Spanish Piece”, es una frase flamenca con Gilmour a la guitarra y una voz en un exagerado español. David toca también la percusión. Algo forzada dentro del repertorio.

Cierra el álbum “Dramatic Theme”, una finale de casi dos minutos y medio con un ondulante tema donde destaca David Gilmour.

Pink Floyd volvería a los fueros cinematográficos en Zabrinskie Point (1970) de Michelangelo Antonioni, la mencionada Obscured by Clouds (1972) y la célebre The Wall de 1979.

More, pese a no contar con Syd Barrett, mantiene ese espíritu lleno de colores y texturas que es la esencia del sonido Pink Floyd, una suerte de formas delirantes y sutiles momentos que nos mantiene atentos.

Leonardo Bigott



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