El 22 de septiembre de 1991 la agrupación escocesa dio un sorprendente golpe de timón a su sonido acercándose al acid house y la electrónica psicodélica
Primal Screal
Screamadelica
Creation. 1991. Escocia
La trayectoria de Primal Scream ha sido inversa a la previsible fórmula según la cual una vez alcanzado el éxito y el reconocimiento de la crítica no es necesario seguir investigando nuevos rumbos y buscando nuevas ideas. Muchos de sus trabajos están repletos de inventiva y libertad.
Desde que fue formada por Bobby Gillespie en 1984, cuando aún era el baterista del legendario combo escocés de noisy-pop The Jesus and Mary Chain, Primal Scream ha sufrido constantes mutaciones que le han permitido recorrer un variopinto catálogo de influencias musicales, que van de las primerizos coqueteos con el sonido de MC5, Velvet Underground y The Stooges, hasta la desprejuiciada mezcla de rock y música dance desplegada en los años 90, sin olvidar el legado de The Rolling Stones y The Clash, así como el sonido Manchester de Happy Mondays y The Stone Roses.
El primer disco de Primal Scream, Sonic Flower Groove (1987) hay que ubicarlo dentro del revival de la psicodelia de garaje que durante los 80 tomó lugar en Gran Bretaña, gracias a los oficios de bandas como Spacemen 3 y My Bloody Valentine.
Este trabajo fue muy bién recibido por la comunidad allegada al pop independiente, al igual que el segundo trabajo, Primal Scream (1989). El influyente sello independiente Creation (Boo Radleys, The House of Love, Teenage Fanclub, Super Furry Animals, Oasis, My Bloody Valentine, etc), ya había apostado a futuro con este visionario conglomerado comandado por Gillespie.
Pero aquellos dos primeros discos no hacían prever lo que pasaría con el tercero, una auténtica revolución en el sonido del grupo, sintonizado con el gran fenómeno de la música electrónica que explotaba comenzando los años 90
De la mano de los productores y músicos Andrew Weatherall, Jimmy Miller y The Orb (Alex Patterson), el gran salto de la banda ocurrió con Scremadelica (1991), una amalgama de rock clásico, electrónica, techno-dance, acid house, psicodelia, dub y pop. Un caleidoscopio sonoro que llevó a Primal Scream a ganar diversos premios europeos, contribuyendo a elevar al pop británico y al techno a categorías de ventas masivas.
A partir de ese momento las propuestas de techno-dance-rock se harían familiares.
La llamativa ilustración que inmortalizó la portada fue responsabilidad de Paul Cannell, inspirado por una visión de una gotera en las oficinas de Creation después de consumir LSD, sin duda una droga alucinógena muy presente en el proceso de este disco.
Primal Scream estaba conformada entonces por Bobby Gillespie (voz principal), Andrew Innes (guitarra), Robert Young (guitarra) -fallecido en 2014-, Martin Duffy (teclados) -ex Felt-, Henry Olsen (bajo) y Phillip “Toby” Tomanov (batería, percusión)
El disco comienza con la pegadiza “Movin’ On Up”, una mezcla de sonido stoniano con góspel, y en la cual trabajan sobre una interpolación de “Yoo Doo Right” de Can.
La canción establecía grandes diferencias con los discos anteriores.
Emerge “Slip Inside This House” -adaptación del tema de 13th Floor Elevators, con letras alteradas- en un estilo alineado con el acid house y que de alguna manera recuerda la forma hedonista de cantar de Shaun Ryder (Happy Mondays) o Ian Brown (The Stone Roses)
La voz principal es de Robert Young
“Don’t Fight It, Feel It”, acelera un poco el tempo, con elementos soul y techno interpolando la canción “(I’m a) Road Runner” de Holland-Dozier-Holland.
La pieza es una de las muchas producidas por Weatherall, y su sello se nota. La voz principal es de Denise Johnson
Uno de los puntos álgidos del disco es “Higher Than the Sun”, que es la única pieza producida por The Orb, el proyecto comandado por Alex Patterson, que para entonces estaba en pleno ascenso tras su doble álbum debut.
El tema se desarrolla sobre un sosegado ritmo que solo al final sube su intensidad, con Gillespie cantando de forma lisérgica.
“Inner Flight” es un tema psicodélico, de estructura gentil, con la dupla de productores Andy Weatherall y Hugo Nicolson al frente. Casi podría ser un tema perdido de Pet Sounds.
La pieza contiene samplers de Brian Eno (“The Great Pretender”), Dr. John (“Gris-Gris Gumbo Ya Ya”) y Alan Lomax (“Whoa Buck”).
El tema central y más extenso del disco es el cadencioso “Come Together”, una interpolación de “The Dub Station” de Tommy Cook y The Aggrovators), con extractos de un discurso de Jesse Jackson (eliminado en la versión norteamericana y sustituido por un diálogo del filme “Sex, Lies and Videotape”), y el riff de guitarra de “Suspicious Minds” de Elvis Presley
“Loaded” retoma el beat de medio tempo, con elementos soul aportados por los teclados simulando una sección de metales.
Contiene el notable sampleo de “I Don’t Want to Lose Your Love” por The Emotions, “What I Am” de Edie Brickell y un diálogo de la película “The Wild Angels”.
El momento más delicado del disco es “Damaged”, producida por Jimmy Miller (como “Movin’ On Up”).
La batería con escobillas, la guitarra acústica y el piano, acercan la pieza a una de las memorables baladas de The Rolling Stones
“I’m Comin’ Down” sigue la línea lisérgica, con protagonismo de la percusión y un saxo no acreditado (probablemente sampleado).
“Higher Than The Sun (A Dub Symphony in Two Parts)” es una versión extendida del tema producido por The Orb, pero ahora por Weatherall-Nicolson.
La clave dub la aporta el gran bajo de Jah Wobble, que hace su aparición casi a los cuatro minutos.
Termina el disco con “Shine Like Stars”, de cierto espíritu nostálgico, el cual nos deja en estado contemplativo.
Screamadelica es un disco dicotómico. De momentos de euforia rítmica nos lleva a otros de espíritu sosegado e hipnótico.
El disco obtuvo las mejores críticas y fue nombrado como Álbum del Año por varias publicaciones como Melody Maker y Select (ambas desaparecidas) y tercero por NME. Ganó el Mercury Prize aquel año y a través del tiempo ha sido incluido en muchas listas entre los mejores discos de los 90 y de todos los tiempos.
Con motivo del 30 aniversario, Fender creó un modelo Stratocaster de edición limitada con el motivo de la portada.
Sin duda, fue un aventurado movimiento que transformó a Primal Scream en una entidad ligada con su tiempo dispuesta a mutar con cada nuevo capítulo discográfico, tal como quedo demostrado en todas sus obras posteriores en las que rocanrol, krautrock, techno, dub, industrial, psicodelia, post punk, garage rock, soul, funk, trip hop, country-blues y más han aderezado sus composiciones, sin nunca perder su identidad.
Juan Carlos Ballesta
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