El 25 de mayo de 1987 se publicó el séptimo álbum de la banda británica, con una formación estable con la que Robert Smith logró el gran éxito
The Cure
Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me
Fiction/Elektra. 1987. Inglaterra
El séptimo disco de la banda liderada por Robert Smith (voz, guitarra, teclados), fue un paso decisivo en el proceso de proyección planetaria que había comenzado con The Head on the Door (1985) y que se haría realmente inmenso con Disintegration (1989). Fue publicado el 25 de mayo de 1987.
El período que siguió al álbum anterior fue sumamente creativo, encontrando a The Cure en un estado de gracia único, con una formación que se mantenía estable desde 1984 con Porl Thompson (guitarra, teclados), Simon Gallup (bajo), Boris Williams (batería) y Lol Tolhurst (teclados), a quien tuvieron que sustituir en plena gira por sus serios problemas con el alcohol. Su puesto fue tomado por Roger O’ Donnel de los Psychedelic Furs.
Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me pudo haber sido un disco triple por la cantidad inmensa de material compuesto y grabado, pero finalmente quedó como un doble LP, 72 variados minutos en los que pudieron expandir su sonido. Una primera edición limitada, incluyó un EP de 12” con seis temas.
El álbum se pasea de lo más opresivo a lo melódico, de lo siniestro a lo subyugante. El comienzo con “The Kiss”, se encuentra en la línea más densa y oscura que caracterizó su etapa a comienzos de los 80, pero rápidamente se pasa a “Catch”, uno de los temas más nostálgicos, emotivos y melódicos de The Cure.
“Torture” sigue la línea clásica del dark rock que tantos fanáticos generó y bandas inspiró. Y de inmediato surge “If Only Tonight We Could Sleep”, un tema sosegado e hipnótico que ampliaba la paleta sonora.
“Why Can’t I Be You”, escogido como uno de los tres singles, es un tema de ritmo acelerado con un sonido anclado en los 80, básicamente por la sonoridad de los teclados. Es uno de los pocos que ha envejecido mal, aunque en vivo sigue siendo potente.
El melódico “How Beautiful You Are”, con su estupenda línea de bajo, podría haber sido compuesto por The Smiths. La canción más larga del disco es “The Snakepit”, siete hipnóticos minutos con un ritmo repetitivo sobre el que navegan las guitarras entrelazadas y la voz llena de reverberancia de Smith.
El lado B del primer disco lo cierra “Hey You!!!”, el más corto del disco y que fue excluido de la primera edición en CD y reinsertada en la reedición de 2006. El saxo de Andrew Brennen le otorga personalidad.
En tiempos en los que el LP comenzaba a ser desplazado por el CD, todavía resultaba natural retirar el primer disco, para colocar el segundo en el tocadiscos. Pareciera que aquel ritual ha de nuevo ganado adeptos.
Aparece entonces, después de la breve pausa, la maravillosa “Just Like Heaven”, a la postre la canción más conocida y exitosa del disco. Es seguida por “All I Want”, con todos los ingredientes del sonido Cure, pero por alguna extraña razón no es tan frecuentemente tocada en vivo.
El tercer single del álbum fue “Hot Hot Hot!!!”, un pegadizo funky-rock que bien pudiera ser de INXS. Es seguido por la balada “One More Time”, en la que destacan visiblemente la batería electrónica y los teclados. Es uno de los momentos más “románticos” de toda la discografía de The Cure.
En la extensa obra hay cabida para todo, por ello no extraña “Like Cockatoos”, un misterioso tema de ritmo quebrado que combina guitarras acústicas y eléctricas.
El último lado lo abre “Icing Sugar”, con saxo de Brenner y una base rítmica tribal cercana a lo que Budgie y Steve Severin desarrollaron con Siouxsie and The Banshees, grupo del que Robert Smith fue guitarrista en dos períodos.
“The Perfect Girl”, es uno de los momentos de mayor sensibilidad pop, en la línea de “Catch”. Otra balada es “A Thousand Hours”, que por un lado tiene un bajo característico del sonido dark y por el otro lado un teclado peligrosamente romántico. Como es común en muchas canciones, la voz de Smith hace su aparición avanzado el tema.
La recta final es contundente con “Shiver and Shake” y “Fight”, estupendo cierre para un disco ecléctico cuyo contenido sigue aportando mucho contenido al repertorio en vivo de The Cure.
Más de tres décadas después, Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me, ha sobrevivido con dignidad a un período que se tragó a muchos que no supieron utilizar con racionalidad las novedades que trajo consigo la llegada de la era digital.
The Cure, aunque con ciertas pinceladas en los teclados, supo pasar por encima de esas tentaciones, para construir su obra más ecléctica y ambiciosa.
Juan Carlos Ballesta
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