Inicio Archivo discografico TNT: el testimonio definitivo de Tortoise

TNT: el testimonio definitivo de Tortoise

Tortoise TNT

El 10 de marzo de 1998 la emblemática e influyente banda de post rock de Chicago, publicó su fabuloso y definitivo tercer álbum

Tortoise
TNT

Thrill Jockey. 1998. EE.UU.

 
Durante los años 90, la agrupación de Chicago redefinió de manera brillante y totalmente novedosa los vínculos entre jazz, rock y electrónica.

Treinta años después de su irrupción, siete LPs en estudio y una serie de singles y remixes, la influencia de Tortoise sigue siendo notable y de lejos la más reconocible entre el variopinto abanico de agrupaciones enmarcadas dentro del post-rock, un necesario abstraccionismo acuñado en 1994 por el periodista británico Simon Reynolds para referirse a las bandas que se encontraban redimensionando las fronteras y el lenguaje del rock.

Su radio de influencia se extiende desde su centro de operaciones en el Soma Studio de Chicago hasta Japón- donde incluso se han confeccionado ediciones especiales de sus discos-, pasando por Europa y parte de Latinoamérica.

En 1994 la banda había editado su homónimo primer álbum, a partir del cual el término adquirió mucho más sentido.Fue a partir de Millions Now Living Will Never Die (1996) cuando la propuesta de Tortoise comenzó a permear el quehacer de muchos músicos alrededor del mundo, gracias a una novedosa mezcla de ritmos jazzeados, melódicas y dominantes líneas de bajo- quizás la característica fundamental de su sonido-, dub, electrónica, rock progresivo y algo de bossanova.

Los 21 minutos de la pieza “Djed”, mostraron el camino para decenas de bandas y colocaron a los integrantes de Tortoise en el epicentro de la vanguardia musical planetaria.




Dos años después, se produjo un cambio significativo con TNT (1998), un nuevo manifiesto de libertad creativa en el que las herramientas tecnológicas fueron utilizadas de forma inteligente y sensible y en el que John McEntire asumió las labores de ingeniero de sonido, mezclador y editor, además de batería, sintetizador y efectos.

El disco fue grabado a lo largo de un año en Soma Electronic Music Studios, con todos los músicos intercambiando roles instrumentales: Dan Bitney (bajo, percusión, saxo, teclados), John Herndon (teclados, batería, vibráfono, secuenciadores), Doug McCombs (bajo de 6 cuerdas, guitarra), Jeff Parker (guitarra, bajo) -quien se unió en 1996-, y Dave Pajo (guitarra, bajo), en su última participación.

Inspirado por las técnicas de remezclas que había puesto en práctica, McEntire concibió un método de grabación en el que el concepto estuviera involucrado, pero sin aplicarlo como tal. Entre noviembre de 1996 y noviembre de 1997, McEntire fue grabando todas las partes de cada músico, los cuales acudían a grabar por separado partes de cada tema. Para el momento en que ya había suficiente material, las piezas habían permutado varias veces, permitiendo a McEntire jugar con diversas opciones, mezclando varias veces hasta obtener la mezcla final.

Sorprendentemente, a pesar de ser composiciones más elaboradas, el resultado final de TNT es muy orgánico, con más influencia del jazz moderno -quizá por la llegada de Parker, muy involucrado con la escena jazz de Chicago- y menos electrónica y dub.

La inclusión de una mayor paleta instrumental (violín, corneta, fagot, trombón y cello) con la cual sumaron timbres nuevos, además del uso extensivo de las marimbas y vibráfonos, fueron fundamentales a lo largo de todo el disco.

Una batería jazzeada da inicio y conduce el tema título, “TNT”, con el cual Tortoise sienta las bases de la siguiente hora de música. La trompeta de Rob Manzurek acerca al tema a la era Bitches Brew de Miles Davis.

Swung from the Gutters”, mezcla las influencias del krautrock -en McEntire orbita el espíritu de Jaki Liebezeit– con el jazz, mientras la guitarra y sonidos de sintetizador pincelan la pieza




Ten-Day Interval” se desarrolla sobre las marimbas, recordando a Pierre y Benoit Moerlen con su versión de Gong a finales de los 70 e incluso Mike Oldfield en Incantations. Sobre el mantra de marimbas, navega el bajo y sutiles sintetizadores.

I Set My Face to the Hillside” inicia con una inesperada guitarra acústica, que pronto da paso a un riff de guitarra de inspiración en Ennio Morricone, teñido de melancolía gracias a una melodía realizada con lo que pareciera ser una melódica o un sinte emulando ese sonido. La suma en el tramo final de una marimba, agrega exquisitez

El tema más pegadizo es “The Equator”, que se desarrolla sobre una base rítmica electrónica sobre la que se apoyan colchones de teclados, mientras una guitarra minimalista construye la melodía y otras más fantasmales van y vienen.

El bajo adquiere mayor protagonismo en “A Simple Way to Go Faster Than Light That Does Not Work”, un tema sosegado que recuerda a los dos primeros discos por su minimalista trato de las paisajistas guitarras y la rítmica.

De nuevo las marimbas cobran protagonismo en “The Suspension Bridge at Iguazu Falls”, esta vez imbricadas con las guitarras. Pasado el primer minuto, un sutil sabor a exotica se apodera del tema hasta el final

Four-Day Interval”, recupera la estética de su pieza hermana “Ten-Day Interval”, con las marimbas creando una especie de drone que nos va hipnotizando




Inspirado por el trabajo del poeta John Barton Wolgamot grabado en 1972 por Robert Ashley, “In Sarah, Mencken, Christ, and Beethoven There Were Women and Men” son siete minutos envolventes cuya rítmica posee inflexiones bailables y cuya linea de bajo es sencillamente magistral, al tiempo que guitarras espectrales y dosificadas marimbas adornan su desarrollo.

El corto tema “Almost Always is Nearly Enough” introduce voces sampleadas sobre un ritmo electrónico a medio camino entre el techno y el drum´n bass, quizá influido por el duo inglés Spring Heel Jack.

El tema más largo del disco, “Jetty” -versión alterna a la mas jazzeada “La Jetée” del grupo hermano Isotope 217– es a su vez el más electrónico, sintonizado con el gran abanico de propuestas electrónicas que convivían a finales del siglo 20.

A lo largo de su desarrollo, el distintivo bajo aporta el sello distintivo que permite reconocer que se trata de Tortoise.

El tema final, “Everglade”, es otro de los que recuerda a los dos primeros discos, con una batería prístina, un bajo melódico y sonoridades atmosféricas, todo lo cual le otorga a estos cuatro minutos un carácter paisajista ideal para cerrar un disco insuperable.

Así, la desprejuiciada mezcla de sonoridades construida por Tortoise se convirtió en un paradigma, un modelo, un estándar de riesgo y aventura.

En 2019 la banda revisó al completo el disco, celebrando los 20 años de su publicación.

TNT es, probablemente, la piedra angular de este grupo de aventureros incansables.

Juan Carlos Ballesta


¿Interesado en comprar éste u otro disco de Tortoise, o merchandising? Como un Afiliado de Amazon, recibimos una comisión  por compras realizadas. Gracias