El 10 de junio de 1980 fue publicado el fantástico disco que se convertiría inesperadamente en el último de la influyente carrera del músico jamaiquino
Bob Marley & The Wailers
Uprising
Island Records / Tuff Gong. 1980. Jamaica
Cuando de editó Uprising el 10 de junio de 1980, Bob Marley tenía solo 35 años y un horizonte infinito. Muy pocos imaginábamos que sería su último disco, y que la emotiva “Redemption Song”, última pieza del álbum, sería el leit motiv de su conmovedor funeral colectivo once meses después.
La carrera de Marley había cogido vuelo desde que el visionario empresario inglés, melómano y declarado amante de la música jamaiquina, Chris Blackwell, firmó a The Wailers para su sello Island Records en 1973.
Entonces eran un núcleo formado por Bob Marley (voz principal, guitarra), Peter Tosh (órgano, guitarra, voz) y Neville O’Riley Livingston alias Bunny Wailer (congas, bongos, voz), con la inestimable base rítmica de Aston «Family Man» Barrett (bajo) y Carlton «Carlie» Barrett (batería), fundamental a lo largo de todos los años que siguieron hasta Uprising.
Como The Wailers se publicaron las joyas Catch a Fire y Burnin’, ambas de 1973, luego de las cuales Tosh y Livingston, un tanto eclipsados por el desbordante talento de Bob, decidieron deslindarse.
A partir de Natty Dread (1974) los discos se editaron como Bob Marley & The Wailers, con la banda reforzada con la participación de los guitarristas Al Anderson y Junior Marvin (guitarra), Alvin «Seeco» Patterson (percusión), los teclistas Earl Lindo y Tyrone Downie, y el insuperable trío vocal I Trees conformado por Rita Marley, Marcia Griffith y Judy Mowatt.
Así, ya en plena ebullición del reggae en Europa y Norteamérica, los discos Rastaman Vibration (1976), Exodus (1977) Kaya (1978) -estos dos grabados durante el exilio londinense- y Survival (1979), catapultaron la popularidad de Marley hasta niveles insospechados, mientras su influencia llegaba a grupos como The Rolling Stones, The Police, y en general toda la escena punk.
Al llegar a Uprising, resurgió con fuerza en Marley el tema religioso, luego de varios discos en los que la política, el racismo, el exilio y las injusticias fueron el centro de su interés y preocupaciones. Quizá se sabía ya bastante enfermo y habiendo decidido no tratarse el cáncer con medicina tradicional, la necesidad espiritual de aferrarse totalmente al rastafarismo que había elegido como religión, no podía esperar.
El diseño de arte de Neville Garrick, con la poderosa figura de Bob emergiendo con los brazos extendidos en señal triunfante y detrás el Sol radiante, no podía ser una mejor y clarificadora puerta de entrada para las 10 canciones que cerrarían prematuramente la discografía en vida de Marley.
No es fácil imaginar como hubiera enfrentado Bob Marley la década de los 80, tan diferente a los 70. Su desprendimiento del materialismo e inmersión en la espiritualidad con seguridad hubieran chocado aun con más fuerza, en unos años en los que el negocio de la música cambió totalmente.
Lo cierto es que él y su maravillosa banda llegaron a 1980 perfeccionando su fórmula, puliendo el sonido del reggae hasta hacer casi imposible sonar mejor. Quizá por ello, no ha habido grupo alguno que haya podido superar el paradigma Marley, a pesar de la evidente calidad de muchas agrupaciones y artistas.
Los últimos 10 temas en vida de Bob Marley
“Coming in from the Cold” inicia Uprising con un infeccioso groove otorgado por el sonido del Hohner clavinet de Tyrone Downie y el adorno vocal de I Trees y también de Downie y Junior Marvin.
Las finas texturas de teclados y guitarras conducen “Real Situation”, una de las piezas con tempo por encima del promedio, de nuevo con I Trees en plan estelar. En cambio “Bad Card”, ralentiza el tempo y el bajo de Aston Barrett hipnotiza y nos mariguanea sin necesidad de un joint.
Y lo mismo ocurre con “We and Dem”, cuyo bajo profundo se entrelaza con el clavinet y la fina pero efectiva guitarra del estadounidense Al Anderson, el único Wailer nacido fuera de Jamaica.
“Work” cierra en grande el lado A, con impecable trabajo de guitarras y una batería llena de finos matices.
Inicia el lado B con “Zion Train”, pieza de espíritu nostálgico, que pudiera recordar los tiempos con Tosh y Livingston. Continúa con la pegadiza “Pimper’s Paradise”, con las I Trees como potagonistas y un fantasmal teclado con sonido phaser que sirve de colchón.
El inmortal éxito de Uprising es, sin duda, “Could You Be Loved”, una de las piezas más “aceleradas” en la discografía de Marley.
Parte de su letra dice: “Puedes ser amado y ser amado / No dejes que te engañen / ni que traten de llevarte al colegio, oh, no / tenemos nuestra propia mente / así que vete al infierno si lo que estás pensando no es bueno / El amor nunca nos deja solos / en la oscuridad debe salir para iluminar / Puedes ser amado y ser amado
El camino de la vida es rocoso / y tú también puedes tropezar / así que mientras apuntas con tus dedos alguien te está juzgando”
“Forever Loving Jah” es un tema en el que Marley despliega toda su espiritualidad rasta. Musicalmente es de las más fáciles de memorizar.
Sorpresivamente el disco finaliza con una toma de “Redemption Song” cruda, totalmente acústica. Solo Bob y su guitarra Ovation Adamas le dan forma a esta especie de espiritual con inspiración en Marcus Garvey, en la cual habla sobre la necesidad de emancipación de la esclavitud mental.
Cuando Marley la compuso ya era consciente de su enfermedad y sobre su mortalidad, por lo que es muy probable que haya pensado en ella como su propio epitafio. Fue publicada como single en octubre de 1980, y la versión con banda en el lado B, incluida en las reediciones en CD.
40 años después de la publicación de Uprising, la figura e importancia de Bob Marley no tienen parangón.
Juan Carlos Ballesta
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