Desde Life hasta Pat Metheny Group, el bajista, cantante y compositor argentino, ha construido un universo musical de grandes proporciones, lo que lo ha llevado a ser una de las glorias del rock continental. Su poesía y fuerza musical están siempre teñidas de provocadoras texturas entre las que resalta el bajo ‘fretless’, clara evidencia de la influencia del bajista Jaco Pastorious, y con la cual suele dar toques maestros a una música de extraordinaria finura, reflexivas ideas y sublime poder que no discrimina géneros y que ahora se presenta a Contraluz.
Leonardo Bigott
Pedro Aznar nació en Buenos Aires el 23 de julio de 1959. Su incursión en la música llegó con la banda Life en la adolescencia. Poco después sustituye al bajista Rubén Alcaraz en una de las bandas más prometedoras de la época, Madre Atómica. El grupo no llegaría a mucho tras las marcadas diferencias musicales de sus miembros. Luego, Aznar sustituiría a Alex Zucker en una de las agrupaciones más recordadas del rock argentino, Alas. Ya al término de los 70, Pedro Aznar formó parte del grupo de Raúl Porchetto, otra de las glorias musicales argentinas, y también de Amalgama, Pastoral y, Billy Bond and the Jets. Éstas serían otras tres bandas de las cuales formó parte antes de llegar su gran momento con Serú Girán, en 1978, luego de ser invitado por Charly García para que se uniera a ella.
Detrás de su tímido temperamento se desarrolló una personalidad musical única que en cinco álbumes le convirtió en una de las piedras angulares y con la cual grabó los discos Serú Girán, Bicicleta, La grasa de los capitales y No llores por mí, Argentina, todas hechas entre 1979 y 1982. Su talento como instrumentista y compositor reveló una vena altamente creativa que encontró su punto de quiebre en el álbum Revolver de The Beatles en 1966; en sus estudios de guitarra clásica bajo la guía de Elba Vignaldo dos años después; y el descubrimiento de la melódica, un pequeño teclado manual que es accionado por el soplo de aire a través de una boquilla.
La carrera solista
El siguiente gran paso fue el inicio de su carrera en solitario con el álbum Pedro Aznar (1982). En esa época había decidido viajar a Estados Unidos para estudiar en la afamada Berklee School of Music de Boston. Posteriormente, colaboraciones con Charly García y Luis Alberto Spinetta fueron consolidando la personalidad musical de Aznar, que logró otro momento estelar en su carrera al ser llamado por el gran guitarrista Pat Metheny para formar parte de su grupo. Con él grabó First circle (1983), The Falcon and the Snowman (1985), Letters from Home (1989) y The Road to You (1993). Pedro Aznar cerraba entonces un glorioso ciclo, ayudando a definir el vocabulario musical del Pat Metheny Group.
Contemplación, su segundo álbum solista, lo editó en 1985 para luego lanzar Tango, colaboración entre él y Charly, al año siguiente. En 1986 grabó Fotos de Tokyo. Desde entonces su carrera ha ido en constante ascenso grabando álbum tras álbum, incluyendo bandas sonoras de varias películas como Hombre mirando al sudeste (1987), No te mueras sin decirme a dónde vas (1995), Buenos Aires 2067 (1997) y Cómplices (1998). También grabó uno de sus trabajos más interesantes, bajo mi criterio, empleando poemas de Jorge Luis Borges y al cual tituló Caja de música (2000), recibiendo así al nuevo milenio.
Entre el entonces y el ahora, Aznar editó Quebrado (2008) un álbum de temas originales y versiones de sus más influyentes artistas como George Harrison, Nick Drake, Sting, The Beatles y The Rolling Stones. Al año siguiente, lo presentaría en Caracas, dejando uno de los más gratos recuerdos no sólo por haber celebrado su cumpleaños en la rueda de prensa sino por compartir con gran humildad su genio artístico con un público tan fiel a sus ideales musicales como él mismo.
Contraluz
2016 es el año de Contraluz, una colección de trece temas con la participación de la cubana Omara Portuondo y la orquesta Kashmir. Llega tres años después de haber grabado Mil noches y un instante (2013). Pedro compuso estas canciones entre Buenos Aires, Mar de las Pampas y San Francisco, Estados Unidos. Esta travesía presentada oficialmente en el Luna Park el pasado junio, inicia con “Sol de California”, un tema con un sonido bastante ‘heavy’ y apropiado para iniciar esta aventura musical. Otro de los temas es “Refugio”, canción con una sonoridad más pop que rememora, con el teclado, parte de los 70 y los 80. El tema título guarda más relación con los trabajos recientes de Aznar, manteniendo un sonido accesible que se evidencia en el sencillo ‘solo’ de guitarra.
En el tema “Por la vuelta”, Pedro Aznar retoma de algún modo el concepto plasmado en Parte de volar. Allí explora, además de la música folklórica argentina, sonoridades de otras latitudes dentro del continente. En esta canción Pedro canta una especie de ranchera mexicana. El sentimiento es un tanto bucólico y hasta cierto punto cargado de tristeza. En él, Aznar habla de lo efímera que es la juventud y le pide al señor tiempo que le de sabiduría. El tema da clara muestra de la versatilidad de Pedro Aznar como músico y además echa a un lado todo prejuicio, mezclando diferentes ritmos y géneros, honrando así una visión universal de la música.
La hermosa “Domingo de verano” con el silbido inicial y el solo con la guitarra, nos acerca un poco más a Pedro. El teclado hace fondo y Pedro nos dice que hasta los pájaros se guardan de la luz.
En “Madrigal”, Pedro evoca un aire medieval solo con su guitarra mientras nos dice “cuando al hablar movía sus manos como los granos que dan sanación…” La incursión del sencillo bajo da un poco de profundidad. La pieza también guarda un temperamento de tristeza y es tal vez la más intimista del CD.
Aznar con frecuencia suele atraparnos en segundas y terceras instancias. Su música está llena de elementos interesantes rítmica, melódica y armónicamente e incluso de sonoridades que no brotando de instrumentos exóticos mantienen un atractivo muy especial. Contraluz es un vivo ejemplo de ello.