Inicio Ahi estuvimos Protomartyr en Madrid: la esencia del mejor y más intenso post punk

Protomartyr en Madrid: la esencia del mejor y más intenso post punk

Protomartyr

La sensacional banda de post punk de Detroit con el gran Jon Casey al frente, visitó Madrid para ofrecer un intenso concierto

Protomartyr
Moby Dick Club, Madrid

(Abril 13, 2018)

Pocas bandas actuales pueden jactarse y demostrar más apego a los preceptos del post punk original de aquel maravilloso período que va de 1978 a 1983 sin tener que sonar asépticos o excesivamente pulidos como para ganarse a un público generalista.

El prefijo “post”, ha servido para que casi 40 años después aun no se vislumbre la fecha de caducidad de una amplia ramificación del punk que recoge un abanico estilístico que va de lo más experimental a lo más comercial.

La propuesta de Protomartyr no se trata de una copia ni de un impostado calco de sus principales referentes (notables, por demás), sino de una revitalización de un sonido orgánico, crudo y infeccioso del cual es imposible escapar.

Con apenas cuatro discos, el cuarteto de Detroit ya posee un sólido repertorio que en directo adquiere una potencia inusitada, capaz de hacernos entrar en trance y hacer difícil el trabajo de escribir esta reseña y más aún de hacer fotos (cosa que se dificulta por la iluminación dirigida sin piedad hacia el público).

Con el local lleno y la expectativa a tope, los cuatro músicos salieron a escena y sin mediar palabra tocaron los tres primeros temas, “My Children”, “At Stare at Floors” y el fenomenal “Don’t Go to Anacita”, uno de los singles del reciente disco Relatives in Descent, que cuenta con un estupendo video. Sirvieron para que de una vez nos inyectaran la primera y letal dosis de veneno que nos atraparía durante hora y media.




Cada uno de ellos posee una personalidad definida y un peso específico en el resultado final del sonido realmente notable. El cantante Joe Casey, ubicado en el medio, sale a escena con una cerveza en mano y otras dos en los bolsillos de su chaqueta. Nunca deja de sostenerla con cualquiera de las manos.

Cuando se toma el último sorbo, el concierto termina. Su estilo es una mezcla de David Thomas (Pere Ubu), Mark E Smith (The Fall) e Ian Curtis (Joy Division). Sin emitir demasiadas palabras entre canción y canción, su estilo comunica lo suficiente. Es una actitud de controlada displicencia, sin ser antipático ni lejano.

El guitarrista Greg Ahee es soberbio. Transcurre el concierto como si lo viviera en su propia burbuja. En su esquina derecha, se revuelve y enrosca en sus movimientos mientras construye riffs salvajes y atmósferas envolventes que nos retrotraen a Will Sergeant (Echo & The Bunnymen), Bernard Summer (Joy Division), Justin Jones (And Also The Trees), Justin Sullivan (New Model Army) o Adrian Borland (The Sound).

Mientras, la efectiva base rítmica de Scott Davidson (bajo) y Alex Leonard (batería)  recuerda a la de Siouxsie and The Banshees, vale decir, a Steve Severin y Budgie. El trabajo de Leonard es verdaderamente notable, contundente, metronómico y a la vez visceral. Sin él Protomartyr perdería buena parte de su sonido.

Hay, por supuesto, otras referencias en el sonido conjunto, como The Stranglers, Wire, The Birthday Party, Public Image Ltd, The Blue Aeroplanes, That Petrol Emotion…Es decir, lo mejor del post punk, especialmente británico.

El repertorio estuvo compuesto por una selección de los primeros tres discos y ocho temas (casi la mitad del set list de 18) del increíble Relatives in Descent (2017).

Siguieron con “Win, always” y cuando sonó “Windsor, Hum” ya el pogo se hizo imparable con el coro de “The sound that you’re hearing across the river / saying ‘everything’s fine’ / It says want, want, want, want, want what you are given / Need need need need need what you’ll never have”.

Es un tema que habla de un  ruido que se escucha a través del río que separa la pequeña ciudad de Windsor en Canadá y Detroit, epicentro de operaciones de Protomartyr, cuya decadencia y contrastes influye en el aspecto opresivo de sus canciones.




Up the Tower”, es uno de los mas angustiosos temas del nuevo disco, a lo que contribuye la batería machacante de Leonard y la repetición del coro ‘Throw him out’, encima del sonido del bombo.

Continuaron con “Male Plague”, una de las mas punks y saltarinas. Imposible resistirse al movimiento de piernas y cabeza, sobre todo viendo a Ahee contonear la suya mientras aporrea sus cuerdas.

Lo más interesante fue comprobar que el público presente estaba compuesto por personas que abarcaban un amplio segmento entre 20 y 60 años, sintonizados en la misma frecuencia, disfrutando por igual de cada tema.

La mirada a sus discos anteriores se profundizó con la sombría “What the Wall Said” (de Under Color of Official Right, 2014), la explosiva “The Devil in His Youth” (de The Agent Intellect, 2015), la melancólica “Three Swallows” (única que tocaron de su debut No Passion All Technique, 2012) y la urgente “Trust Me Billy”, otra del segundo disco de 2014.

De vez en cuando Casey agradecía, esbozaba una tímida mueca que podíamos interpretar como una sonrisa de aceptación, volteaba hacia el baterista, sorbía de la botella y arrancaba otro temazo.

Así, Leonard introduce con su rítmica tribal “A Private Understanting”, de poética atmósfera oscura, a medio camino entre Joy Division y The Blue Aeroplanes.

También del nuevo disco, siguieron con “Here is the Thing”, otra ráfaga rítmica sobre la que Casey desgrana su poesía urbana y reflexiva sobre Detroit, en una de las que quizá más recuerda a Mark E Smith.

Dope Cloud” y “Come & See”, ambas con algunos tintes más melódicos que el resto, son el preámbulo de la misteriosa “Half Sister”, con la que pretendieron despedirse. Casey aprovechó para hacer una recarga de cerveza para regresar a tarima con sus compañeros y regalar dos últimas sacudidas de electricidad: “Why Does it Shake” y “Scum, Rise!”.

La excitación en la que todos quedamos se hizo notable en la cantidad de LPs y camisetas que vendieron apenas terminó el show.

No hay duda que Protomartyr es uno de los grandes capítulos del post punk del siglo 21. Gran acierto de Primavera Sound.

Juan Carlos Ballesta (texto y fotos)