El 6 de diciembre de 1965, la banda californiana The Byrds publicaba su segunda y exitosa obra discográfica del año titulada Turn! Turn! Turn!
The Byrds
Turn! Turn! Turn!
Columbia. 1965. EE UU
Luego de anotarse un éxito importante el mismo año con el álbum Mr. Tambourine Man, la banda originaria de Los Angeles, California, nos cautivaba con once estupendas canciones teñidas de folk, country, rock y un poco de la onda psicodélica que era parte del furor de aquellos días.
El quinteto liderado por el guitarrista Jim McGuinn, apoyado en las guitarras rítmicas de los legendarios Gene Clark y David Crosby con la base rítmica del bajista Chris Hillman y la batería de Michael Clarke, se colocaba a las puertas de la fama internacional con la versión del tema “Mr. Tambourine Man” y la canción “All I Really Want to Do”, ambas compuestas por Robert Zimmerman, mejor conocido por su seudónimo Bob Dylan.
Con ese par de éxitos, el quinteto se comprometía a deslumbrarnos con temas de igual o mayor atractivo. Así que en esa tumultuosa y liberadora década de los 60 decidieron escoger un tema bíblico que resume la comprensión de una hilera de hechos relevantes que impactaron al mundo musical. Hechos inefables de la vida.
“Turn! Turn! Turn! (To Everything There is a Season)”, “It Won’t Be Wrong” y “Set You Free This Time” fueron los tres temas que el grupo escogió como sencillos para despertar nuestro interés en su entonces nuevo álbum. Así que entre el 28 de junio y el 1 de noviembre de 1965, The Byrds hizo su entrada a los Columbia Studios de Hollywood, California, para registrar, a lo largo de poco más de 30 minutos, once piezas producidas por Terry Melcher.
Abre el LP con los primeros acordes del tema título y las armoniosas voces del grupo: “Para todo un momento, un momento, un momento, hay una época, un momento, un momento, un momento y una ocasión para cada propósito bajo el cielo… un momento para nacer, un momento para morir, un momento para sembrar y recoger, un momento para matar, un momento para sanar, un momento para reír, un momento para llorar…”
Esta exitosa composición de Pete Seger, inspirada en un pasaje bíblico de El Libro de los Eclesiásticos, uno de los libros de El Viejo Testamento, fue un éxito inmediato. Musicalmente, además de las voces, resalta el sonido de la Rickenbacker de Jim McGuinn, tañido que sería parte de la identidad de la banda.
Sigue otro de los tres sencillos, “It Won’t Be Wrong”, escrita por Jim, quien nos relata una sencilla historia de amor donde una vez más destacan los coros y las guitarras.
Cierra el primer terceto con el tercer sencillo, “I Set You Free This Time”, una composición cuya lírica está estructurada en dos estrofas de tres versos intercaladas por una estrofa de cinco versos.
“Ahora, ¿quién está en la puerta, recordando días pasados y pidiendo “por favor se gentil”, no es como debió ser pero te liberaré esta vez.”
Como una pincelada sobre el lienzo, Gene Clark, su compositor, deja caer algunas notas con su armónica.
The Byrds se hacen entonces de una hermosa pieza de Bob Dylan titulada “Lay Down Your Weary Tune”.
En ella, Hillman participa en las voces que en parte nos dicen: “Deja tu desgastada canción, deja la canción que tocas y descansa bajo la fortaleza de las cuerdas, no hay voz que espere tararear”
Luego la banda nos ofrece otra dosis de folk con un tema tradicional arreglado por McGuinn llamado “He Was A Friend of Mine”.
De sentida, cálida y arpegiada guitarra, acompañada por la pandereta de Michael Clarke, con la participación del productor en el órgano, el grupo canta: “Él fue mi amigo, él fue mi amigo, cada vez que pienso en él, Señor no puedo dejar de llorar porque él fue mi amigo”
Recordemos aquellos días de guerra. Con este tema The Byrds cierra el lado A de nuestro emblemático y celebrado disco.
McGuinn abre con su guitarra el lado B para ofrecernos “The World Turns All Around Her”, escrita por Gene Clark, quien nos relata: “Bueno, si piensas que ella es todo lo que puedes querer, y si crees que ella es todo lo que puede ser, entonces creo que el mundo gira en torno a ella y aún desearía fuera mía”
Esta sencilla canción es una colección de versos libres sobre el ser deseado.
El repertorio continua con una pieza del violinista Red Hayes (†) y el letrista y productor Jack Rhodes (†) titulada “Satisfied Mind” y cuya letra en parte va: ”¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir ‘si tuviera dinero haría las cosas a mi manera’, pero poco saben lo difícil que es, uno en diez ricos de mente satisfecha, el dinero no podrá comprar tu juventud cuando seas viejo…”
El tema concluye con un pasaje de armónica de Gene Clark.
La siguiente es una conmovedora canción llamada “If You’re Gone”, tema sobre la añoranza de un ser querido ausente, tras la cual The Byrds realiza una excelente versión del tema de Dylan, “Times They are A–Changin’”, uno de los grandes clásicos de los 60.
Sigue “Wait and See”, una pieza compuesta por McGuinn y Crosby, quienes nos dicen: “Cuidado con lo que dices, no te cruces en mi camino, haré que esa chica sea mía, espera y verás”
Este breve romance luego cede tiempo a “Oh! Susannah”, el clásico de Stephen Foster (†), conocido como el padre de la música estadounidense que hemos escuchado hasta el cansancio con su alegre color sureño: “Oh! Susannah, no llores más por mí, porque vengo de Alabama con mi banjo entre las piernas…”
Demos marcha atrás y escuchemos de nuevo este hito discográfico, Turn! Turn! Turn!, el segundo de una imprescindible seguidilla de discos de The Byrds que definieron la relación entre folk, country, rock y psicodelia.
Leonardo Bigott
¿Interesado en comprar éste u otro disco de The Byrds, o merchandising? Como un Afiliado de Amazon, recibimos una comisión por compras realizadas. Gracias
España
Productos de The Byrds en España
Estados Unidos
Productos de The Byrds en Estados Unidos