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In Search of The Lost Chord: la búsqueda y el descubrimiento de The Moody Blues

The Moody Blues

En julio de 1968 fue publicada esta maravillosa obra conceptual, tercer disco de una de las bandas más emblemáticas del art rock británico

The Moody Blues
In Search of The Lost Chord

Deram. 1968. Inglaterra

 
Después de varias décadas de un profundo afecto por este retador género musical que es el progrock, he llegado a la conclusión que los amantes de éste tienen una atracción muy especial por lo que llamamos “álbum conceptual”, obras que desarrollan un tema específico inspiradas en tópicos de otras corrientes artísticas como textos, filmes o hechos históricos que pueden ser originales o versionadas y que también puede referirse al desarrollo de una corriente musical como el jazz, el world music u otras, como un intento exploratorio para ensanchar el abanico estilístico de un músico o banda.

Casos emblemáticos The Six Wives of Henry VIII (1973) y Journey To The Centre of The Earth (1974), ambos de Rick Wakeman. El primero da vida, en un estilo neoclásico, a las seis infortunadas esposas de aquel rey, mientras que el segundo es la clásica novela de ficción de 1864 del genial Jules Vernes hecha música.

Este tercer disco del quinteto inglés, que tenía la dificil misión de diferenciarse y superar a su apreciado antecesor, posee algunos de esos ingredientes, pues The Moody Blues nos narra una historia sobre la exploración de un mundo fascinante de constante búsqueda y descubrimiento filosófico a través del tiempo. No es que en 1968 el quinteto inglés practicara rock progresivo, pero si un art rock que sonaba muy distinto a todo.




Los sugestivos títulos de los 12 temas nos guían a lo largo de este imaginario viaje donde nos encontraremos con personajes que para muchos nos son familiares. El álbum nos expone al desarrollo espiritual, la vida en un mundo cambiante, la exploración espacial y a un alto grado de consciencia e imaginación que han quedado registrados en este disco de 12 composiciones cuyo nombre nace inspirado en un hilarante título de una canción del comediante, pianista y actor estadounidense Jimmy Durante (1893-1980), “I’m The Guy That Found The Lost Chord”, y que a su vez alude al compositor inglés Arthur Sullivan† (1842-1900) y una de sus emblemáticas obras, The Lost Chord.

La alegórica portada que nos muestra un feto al lado de una calavera, entre los cuales esta una figura humana sentada, parece una señal de la vida y la muerte. Este disco grabado en Decca Studios de Londres fue publicado tras el exitoso Days of Future Passed (1967), uno de los discos más importantes del catálogo del art rock y el rock sinfónico universal.

Producido por Tony Clarke†, nuestro álbum de hoy publicó dos sencillos que son parte del repertorio del disco, “Voices In The Sky” y “Ride My See-Saw”, lanzados en junio y octubre de 1968 respectivamente.

Bajo la audio ingeniería de Derek Varnals, los cinco instrumentistas, compositores y cantantes, Mike Pinder (teclas, voz hablada), Ray Thomas (saxo, flauta, voz), Justin Hayward (guitarra, bajo, sitar, clavecín, percusión), John Lodge (voz, bajo, guitarra, cello) y Graeme Edge† (voz, batería, piano, percusión) inician esta fantástica aventura con “Overture” de 0:44 creada por Edge quien nos narra o más bien susurra un texto a primer oído casi inteligible y cuya música evoca a la milenaria India con un efecto de caída

Seguidamente nos ofrecen “Ride My See-Saw”, movido tema de tres minutos cuarenta segundos escrito por Lodge y cantado por el grupo.

En sus versos escuchamos: “Cabalga, monta mi balancín, toma este lugar / En este viaje / Sólo para mí

El juego vocal cede tiempo a un solo de guitarra.




Acto seguido es “Dr. Livingstone I Presume”, una composición de Ray Thomas quien en poco menos de tres minutos nos dice: “Doctor Livingston, supongo / Saliendo de la penumbra de la jungla / En el sol del mediodía / ¿Qué encontraste allí? / ¿Te paraste un rato y miraste? / ¿Te reuniste con alguien?

Un melodioso Mellotron da soporte a esta canción de alegre temperamento.

“House of Four Doors” de John Lodge, con el Mellotron guiando el camino y una guitarra en efecto reverso, nos relata: “El misterio extendió su manto por el cielo / Habíamos perdido nuestro camino / Las sombras cayeron de los árboles / Ellos sabían por qué

Entre sus versos sentimos la influencia barroca.

Luego The Moody Blues menciona la muerte del conocido psicólogo estadounidense Timothy Leary, quien en la década de los 60 promovía el uso del LSD como una vía para abrir nuevos estados de consciencia, en la composición “Legend of The Mind” de Ray Thomas, quien nos cautiva con un solo de flauta.

Es, sin duda, uno de los temas más representativos del sonido de los Moody Blues, con elementos folk, rock y psicodélicos

Cerrando la primera parte, la banda nos brinda la segunda parte de “House of Four Doors” breve tema de 1:42.




“Voices In The Sky” abre la segunda parte del disco. Compuesta por Justin Hayward y cantada por él, escuchamos: “Pájaro azul, volando alto / Dime lo que cantas si pudieras hablar conmigo / ¿Qué noticias traerías? / De voces en el cielo

Justin es acompañado por Thomas mientras el tablá de Edge y el sitar de Hayward nos llevan de nuevo a la India.

Seguidamente, “The Best Way To Travel” de Mike Pinder nos dice: “Y puedes volar / Alto como una cometa si quieres / Más rápido que la luz si quieres / Acelerando a través del universo / Pensar es la mejor forma de viajar 

Después The Moody Blues nos interpretan “Visions of Paradise”, otra hermosa canción de esta banda que subsistió hasta 2018.

En ella la presencia del sitar se hace sentir una vez más. Escrita por Justin y Thomas y cantada por el primero, escuchamos acompañado por la flauta: “Los sonidos en mi mente simplemente vienen a mí / Ven a ver, ven a ver / Y el llamado de sus ojos hace cascadas de mí, de mí / En el jardín de su amor me quedaré un rato ser, ser / Lo que alguna vez significaron para mí las semillas de sus pensamientos // Ven a ver, ven a ver

La última parte del disco la forman los temas “The Actor”, “The Word” y “Om”.

Escrita por Justin Hayward a modo de una serie de 22 versos libres escuchamos: “El telón se levanta en la escena / Con alguien cantando para ser libre / La obra se desarrolla ante mis ojos / Desciende el actor que soy yo / Las horas de sueño nos llevan lejos




Empleando la misma idea pero usando la narrativa como recurso expresivo Graeme Edge nos cuenta en “The Word”: “Este universo jardín vibra completo / Algunos, obtenemos un sonido tan dulce / Las vibraciones llegan hasta convertirse en luz / Y luego a través de gamma, fuera de la vista / Entre los ojos y los oídos yacen

Acentuando la influencia india, Mike Pinder ha escrito, para cerrar el disco, el tema “Om”.

Con una duración de 5:47, la mántrica y sagrada voz del hinduismo, budismo y otras religiones, pone fin a este maravilloso álbum.

En ella escuchamos a Raymond Thomas acompañándose de la flauta junto al sitar de Hayward. El grupo reitera la sagrada voz intercalándola entre las estrofas de cuatro versos: “La lluvia está en el techo / Date prisa, mariposa / Mientras las nubes pasan por mi cabeza / Sé por qué todos los cielos lloran Om Om Cielo Om 

Vale recordar que en esa época la exploración músico-espiritual india tuvo cierto auge, dando origen al llamado “raga rock”. Músicos y grupos como Traffic, Donovan, The Byrds, The Pretty Things y The Moody Blues son algunos de los referentes. También en los tema de The Rolling Stones “Paint It Black” y “Tomorrow Never Knows” de The Beatles, ambos de 1966 y contenidos en los álbumes Aftermath y Revolver.

Repitamos esta interesante experiencia de esta recordada banda que nos conmovió con sus “noches de blanco satén”.   

Leonardo Bigott


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