El 15 de junio de 1979 fue publicado el álbum debut de la efímera e influyente banda de Manchester, el único que pudo editarse mientras Ian Curtis aún vivía
Joy Division
Unknown Pleasures
Factory. 1979. Inglaterra
Cuando el 15 de junio de 1979 era publicado el primer disco de una desconocida banda cuyo nombre había sido tomado de la expresión usada por oficiales nazis en referencia a las mujeres más jóvenes de los campos de concentración -a las que habitualmente violaban-, pocos imaginaban que se trataba de uno de los capítulos claves y más influyentes de la historia del post punk y en general del rock.
Cuarenta años más tarde, Unknown Pleasures, el único disco editado mientras el cantante Ian Curtis aún vivía, es una especie de tótem para miles de bandas y para millones seguidores del lado más oscuro del rock.
Para entonces, Manchester era una ciudad desolada por el desempleo, en especial entre los jóvenes. Una ciudad brumosa, invadida por el pesimismo, pero también por el inconformismo. El guitarrista Bernard Summer y el bajista Peter Hook habían formado en Salford la banda Warsaw en 1976, tras asistir a un concierto de Sex Pistols en el Free Trade Hall, al que también fueron muchos de los jóvenes que formarían bandas en el área de Manchester.
Tras colocar un anuncio, captaron al cantante Ian Curtis, al que ni siquiera llegaron a probar. Con la entrada del baterista Stephen Morris, luego de probar a varios, se constituyó el cuarteto, cambiando su nombre a Joy Division a finales de 1977, inspirados por la participación de sus padres en la Segunda Guerra Mundial.
En medio de la explosión punk y de la atención mediática que el movimiento generaba en Londres y muchas ciudades británicas, la banda fue firmada por el sello RCA, pero luego de grabar unos primeros demos, rescindieron el contrato al no quedar contentos. Las cuatro canciones que habían grabado por su cuenta con un presupuesto de 400 libras, fueron editadas en junio de 1978 en un EP de nombre An Ideal for Living, sin repercusión alguna.
La historia comenzó a cambiar cuando la banda se presentó en el programa de Tony Wilson en Granada TV, personaje icónico de la ciudad con quien el manager Rob Gretton mantenía una amistad y una sociedad en el club The Hacienda. Wilson, además, era el co-director del sello Factory, con el cual finalmente decidieron firmar.
Bajo el mando del importante productor Martin Hammett –otro ligado a Wilson–, la banda grabó todas las canciones que formarían parte de Unknown Pleasures durante tres fines de semana en abril de 1979.
La producción de Hammett fue determinante en el sonido logrado, opresivo pero al mismo tiempo expansivo, gracias al uso de técnicas de ecos, delays, moduladores y otros efectos que Hook y Summer no entendieron del todo en su momento.
No hubo consenso entre los miembros del grupo sobre los resultados. Summer no quedó satisfecho con el tratamiento de las guitarras, e incluso llegó a decir que entregaron canciones en blanco y negro a Hammett y el las coloreó demasiado.
Hook, por su parte, ha dicho que Hammett recibió grandes canciones y que como un chef de alto nivel, les agregó sal y pimienta, pero nada más. Morris, en cambio, quedó contento con la producción, destacando que una cosa es el estudio y otra el sonido en directo.
Las 10 canciones históricas de Unknown Pleasures
“Disorder” inicia con su acelerado ritmo, la filosa guitarra y la voz de angustia contenida de Curtis compitiendo por el protagonismo, mientras al fondo una serie de indeterminados efectos van y vienen, La velocidad cae en “Days of the Lords” y el tono de voz siniestra de Curtis surge por vez primera, sentando las bases para la avalancha dark y gótica que se aproximaba, con Bauhaus a la cabeza. Summer y Hook aporta la atmosfera opresiva.
Del fondo va surgiendo el ritmo de “Candidate”, con un cierto aire dub aportado por Hook y su bajo y Curtis casi narrando la letra (quizá Mark E Smith de The Fall haya oído esto con atención, siendo de la misma ciudad).
Luego aparece “Insight”, con una base rítmica repetitiva en la que se luce Hook y que se vio reforzada por un syndrum que Morris se compró influido por la portada de Tago Mago (1971) de Can.
El tema que cierra el lado A, “New Dawn Fades”, arranca con el seco sonido distintivo de la batería que Hammett y el ingeniero Chris Nagle lograron para Stephen Morris, mientras Hook utiliza un sonido de bajo más sucio que en el resto de los temas y Summer crea un colchón de guitarras cada vez más denso. Curtis canta con desespero, como si el mundo se acabara ese día. Para él, no faltaría mucho.
Abre el lado B “She’s Lost Control”, uno de los grandes clásicos del post punk y sin duda uno de los puntos álgidos de la cortísima carrera de Joy Division. El maravilloso y denso bajo de Hook, los repetitivos latigazos de Morris que fueron grabados por partes y luego manipulados y una guitarra áspera, proporcionan el perfecto escenario para que Curtis desgrane las torturadas líneas acerca de una chica epiléptica que había conocido:
“Confusión en sus ojos, que lo dicen todo / Ella ha perdido el control, y se aferra al que más cerca esté / Ella ha perdido el control y descubre los secretos de su pasado / Y dijo que yo había perdido el control otra vez / Habla de una voz que le dice cuándo y dónde actuar / Dijo que perdí el control otra vez…”.
Sin duda, la identificación ocurre porque él también sufría epilepsia, aunque pocos lo sabían. En aquella presentación en el Something Else Show en el canal 4 de la BBC quedó plasmado el sufrimiento de Curtis mientras cantaba, quien no bailaba sino que intentaba sobrevivir.
Este tema fue luego retrabajado con más teclados para una versión más extensa incluida como lado B del single “Atmosphere”.
El álbum continúa con otra de las piedras angulares de Joy Division: “Shadowplay”, probablemente uno de sus temas más agresivos, herencia de sus primeros devaneos con el punk de Sex Pistols. La guitarra lleva el rol protagónico descargando toda su furia sobre la contundente base rítmica.
“Wilderness” es otro tema con la batería trabajada por Nagle y Hammett y durante los escasos dos minutos cuarenta segundos, se mantiene constante, recordando en algo a Jaki Liebezeit (Can).
Sobre ella, Summer crea su propio infierno, Curtis canta una críptica letra sobre la destrucción y el pecado: “Viajé a lo largo y ancho y a través de diferentes épocas / ¿qué viste allí? / Vi a los santos con sus juguetes / ¿qué viste allí? / vi todo el conocimiento destruido”. Uno de los grandes y más inspirados momentos.
El tema más corto del disco es “Interzone”, el cual transcurre envuelto en la urgencia punk de entonces dada por la guitarra de Summer. Podría haber sido un tema de Wire. En él la voz líder es de Peter Hook, mientras Curtis hace una siniestra segunda voz.
El lánguido y tenebroso tema “I Remember Nothing” -el más largo con casi seis minutos- cierra el disco de manera magistral, sirviendo de indudable inspiración para miríadas de bandas, entre ellas Swans y su líder Michael Gira.
La desolación que emana de la voz de Curtis y de la austera instrumentación, reflejan su entorno y el nihilismo que rondaba a aquella generación, especialmente en las ciudades norteñas. Efectos sonoros de diferente índole fueron responsabilidad de Hammett, los cuales otorgan un toque industrial.
La letra es intrigante: “Nosotros éramos extraños / Fuimos extraños por demasiado tiempo / Violencia, Violencia / fuimos extraños / Debilitándome todo el tiempo, pude pasar el tiempo / yo en mi propio mundo, y tú allí al lado / los huecos son enormes, miramos a cada lado / fuimos extraños durante demasiado tiempo / Violencia, más violencia / su mano rompe la silla, se mueve en reacción / luego se desploma en la desesperación, atrapado en una jaula y rendido muy pronto / yo en mi propio mundo, el que conociste / por demasiado tiempo / nosotros fuimos extraños, por demasiado tiempo”
La icónica portada de Unknown Pleasures
Peter Saville diseñó la emblemática portada, luego de haber diseñado posters para el club Factory en 1978. La imagen utilizada fue escogida por Bernard Summer de una enciclopedia de astronomía, representando una onda de radio emitida desde el pulsar CP 1919.
Saville reversó la imagen blanca y negra, para que luciera negra y blanca, la cual en la versión original del álbum fue impresa en relieve. Aunque algunos asociaron la imagen a un análisis de Fourier, representa la intensidad de sucesivos pulsos de radio, imagen creadas por el astrónomo Harold Craft en el Observatorio de Arecibo para su tesis de PhD en 1970.
El símil es perfecto para reflejar volumen y la rara potencia de la música.
También trabajó en el diseño Chris Mattan. La funda interior presenta una fotografía en blanco y negro de una puerta con una mano cerca del asa. Pasaron algunos años antes de que Saville descubriera que la fotografía era “Hand Through a Doorway”, una imagen muy conocida de Ralph Gibson.
El vinilo 40 aniversario recupera el arte original en blanco y negro con su misma textura. La edición limitada en color rubí es, sin duda, un objeto apetecible para todos los fans.
La importancia histórica
El tiraje inicial fue de 10.000 unidades, de las cuales las primeras 5.000 se vendieron en corto tiempo, pero luego el ritmo decreció, hasta que el éxito del single “Transmission”, lanzado unos meses después, impulsó a Unknown Pleasures hasta provocar la fabricación de otras 5.000 unidades.
Como suele ocurrir luego de inesperadas tragedias, el suicidio de Ian Curtis en mayo de 1980, impulsó las ventas, que sumadas a las del segundo álbum, Closer, publicado en julio, llevaron a Joy Division a una inesperada posición como banda abanderada del sonido gótico y existencial.
Unknown Pleasures, cuarenta años después sigue irradiando un aura claustrofóbica y atormentada mezclada con sentimientos de ausencia y dolor. A fin de cuentas, fue la única obra que pudo ver Curtis, un alma solitaria y sufrida a la que le debemos dos de los más imperecederos e influyentes discos de la historia.
Juan Carlos Ballesta
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