Inicio Archivo discografico Indiscreet: el fabuloso quinto álbum de la inclasificable Sparks

Indiscreet: el fabuloso quinto álbum de la inclasificable Sparks

Sparks Indiscreet

En octubre de 1975, la nunca bien ponderada banda californiana Sparks publicó su fantástico quinto disco

Sparks
Indiscreet

Island. 1975. EE UU

 
Debo hacer una confesión inicial, nunca antes de 2020 había puesto suficiente atención a Sparks. Debo haber estado en el lugar equivocado para haberme perdido esta increíble propuesta de los hermanos Ron y Russell Mael que ya lleva en el mundo musical más de cincuenta años.

Su más reciente disco Steady Drip, Drip, Drip! es sencillamente fascinante (ver aquí el video de «Lawnmower«). Su peculiar modo de hacer música inspirado en el drama shakesperiano bajo un cautivador tratamiento vocal son parte de los elementos de la arquitectura sonora edificada por este par de hermanos angelinos que desde 1967 ha producido más de veinte discos que se traducen en una idiosincrática obra nacida en los años álgidos de la contracultura en la década de los 60.

Su propuesta puede resumirse en las sabias palabras de un crítico musical quien una vez expresó que la música de Yes era “visualmente subyugante y sónicamente sublime”. Esas mismas palabras vienen como anillo al dedo para la obra de este grupo cuya quinta placa discográfica festejamos. El ancla que conforman las voces de Russell y las teclas de Ron, tiene como dos de sus puntos cumbres los álbumes Kimono My House y Propaganda publicados un año antes de nuestro celebrado vinilo.

La larga y fascinante historia que hoy nos lleva en el tiempo a 1975 y que comenzó en la ciudad de Los Angeles, California, Estados Unidos, en 1967, tenía como autores al momento de lanzar Indiscreet, a Russell en las voces, Ron en las teclas, Ian Hampton en el bajo, Trevor White en la guitarra y el batería Norman “Dinky” Diamond, quien participó en éste y los dos álbumes emblemáticos antes citados.

Esta producción del legendario Tony Visconti (con sus producciones de la era glam con David Bowie muy frescas), quien acá tuvo en su talento hacer los arreglos musicales, recoge trece temas de los cuales sólo “Pineapple”, uno de los sencillos, fue compuesta por Russell. El resto fue compuesto por Ron.

La rara portada del dúo con lo que parecieran restos de una avioneta siniestrada es el preámbulo de los 40 minutos de extraordinaria música.

Comienza el lado A con “Hospitality On Parade”, tema que inicia con los teclados de Ron y en la cual nos narra Russell: ”Algún día tendremos una costa extra, hastiaremos el Atlántico, para entonces no tendremos espacio, un disparo escuchado en todo el mundo será pronto disparado, pronto nos dispararán”

Las características voces de Sparks y las teclas signan este tema. La voz con efecto de eco añade espacio a esta pieza aparentemente algo disparatada que nos va sorprendiendo con un temperamento que evoca una suerte de himno. Las sublimes cuerdas se sienten entre el cúmulo de sonidos.

Happy Hunting Ground” (Feliz coto de caza) es la segunda pieza del set. Muy diferente a la primera encontramos a Sparks diciéndonos: “Feliz coto de caza, feliz coto de caza, ellos no hablan o actúan como tú, feliz coto de caza, feliz coto de caza, no, ciertamente no se parecen a ti”

La pegadiza rítmica es uno de los atractivos de este tema.

Culmina la primera tríada con una más teatral “Without Using Hands” (Sin usar las manos), que Sparks bien describe en sus misteriosos versos: “La marquesina sobre la puerta principal del Hotel Ritz había servido de gran paraguas cuando la lluvia de mayo caía, el parisino relucía y así también sus damas…”

El repertorio continua con “Get in the Swing” (Únete al swing), otro de los sencillos, donde una multitud emerge desde el fondo y poco a poco colma todo el espacio.

Intensa por demás, Sparks nos canta: “Únete al swing, únete al swing con todos y todo…”

El segundo trío de temas prosigue con “Under the Table With Her” (Bajo la mesa con ella), un picaresco y sugestivo titulo que nos presenta una sección de cuerdas  y la voz de Russell a modo de divertimento y que  nos dice en su estribillo: “Alrededor del mundo la gente sólo come arroz y toma té, dos de ellos debieran venir y tomar mi puesto y el de Loura Lee”

Una más rockera “How Are You Getting Home” cierra el gran lado A del disco: “¿Cómo irás a casa? Está en el camino así que déjame llevarte, dulce, dulce hogar”.

Pineapple”, otro de los singles, abre el lado B y es la primera de la tercera tríada de nuestro celebrado álbum que además de llevarnos a algún cabaret europeo, también nos invita a bailar y cantar con algunos de sus temas que rozan un poco el glam .

“El aire tropical nos ayuda a cosechar todo el año, y sirve para promover el contenido de vitaminas, exigiendo una mayor demanda”

Acá las voces son el forte inicial. Algo en la sonoridad de Sparks lleva a Roxy Music, ¡qué nostalgia!

Sparks luego nos abruma con “Tits” (Tetas), una palpitante pieza que nos presenta a Harry a quien Russell dice: “Que bien que te quedes, escucha cada palabra que diga no te vayas”.

Hampton es esencial en esta pieza, al igual que White.

Completa este trío inicial del segundo lado, It Ain’t 1918,  en la que Ron y Russell nos hablan de un soldado en vísperas del fin del primer conflicto bélico mundial y Mike Piggott toca el violín.

Los tres temas siguientes son “The Lady Is Lingering”, “In The Future” y “Looks, Looks, Looks”.

En la primera, como si se tratara de Roy Orbison, Sparks interpreta una sencilla pieza donde voz y teclas van en parte al unísono. Un vibratorio sonido se une a los versos que nos dicen: “Cada palabra pronunciada distintamente, lentamente, no hay contracciones, nada borrado, de improviso observas sorprendido mientras ella enciende su cigarrillo y revuelve, cada movimiento es completo, sin editar nada”

Es Sparks en su faceta pop-rock antes que “la dama perseverante” le ceda espacio a “En el futuro”, con una ligera sonoridad barroca y en la que nos cantan: “Este invierno, está lloviendo, estás cansado ella desmaya, tu eres agrio, ella cría, pero no te desencantes porque poco la aguantas”

White es en parte protagonista de esta pieza histriónica.

Luego suena “Miradas, miradas, miradas” donde Sparks nos lleva a los años 20.

Indiscreet culmina con “Miss the Start, Miss the End” (Me perdí el principio, me perdí el final). El hermoso piano de Ron guía el camino con otros teclados y ambas voces a modo de antífonas.

“Ninguno tiene predilección, ninguno tiene una segunda opinión y ninguna silla está caliente, ninguno se quita la chaqueta, para esto pagarán con el mismo dinero el evento que tú  yo veremos”…

En 1994 Island Masters relanzó el disco con tres temas adicionales: “Profile”, “England” y una versión de “I Wanna Hold Your Hand”. Doce años más tarde haría lo mismo con la edición 21st. Century, igualmente con las tres piezas anteriores, incluyendo además de “The Wedding of Jacqueline Kennedy to Russell Mael” y “Looks, Looks, Looks” grabada en vivo en el Fairfield Hall.

Volvamos al track uno y no nos perdamos ni el principio, ni el final. Maravilla de disco. Inclasificable.

Leonardo Bigott

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