En febrero de 1976 el cantautor inglés y sus muchachos de Cockney Rebel publicaban su cuarto álbum en estudio reflejo de vivencias personales.
Steve Harley & Cockney Rebel
Timeless Flight
EMI. 1976. Inglaterra
Con una carrera que aún escribe historias, Steve Harley y sus rebeldes del este londinense ponían pié durante el verano de 1975 en los estudios de grabación Trident y Abbey Road para plasmar casi 42 minutos en ocho composiciones de variada temática pero siempre bajo un manto personalista con aires de un glamoroso y progresivo rock.
Harley comenzó a hacer historia a finales de la década de los 60 con presentaciones callejeras, interpretando sus propias canciones, algunas de las cuales serían parte de su futuro repertorio.
John Crocker, su aliado en aquellas andanzas al aire libre, era un interprete del violín, la guitarra y la mandolina que sumado a sus apetencias por el folk, dieron motivo a Harley para abandonar sus estudios de periodismo.
El baterista Stuart Elliot (Alan Parsons, Kate Bush, Al Stewart), el bajista Paul Jeffrey y el guitarrista Nick Jones conformarían el primer intento musical profesional de la historia del compositor inglés.
Eventualmente Harley y Crocker prescindirían de la guitarra centrando su sonido en la mandolina y el piano eléctrico (Rhodes) de Milton Reame-James. Pese al número de años en el ruedo musical, Harley tiene unos 16 discos que suman su obra con los Cockney Rebel y como solista en grabaciones en estudio y en conciertos.
En esos años de locura y ambición, las composiciones de Steve comenzaron a escarbar la sensibilidad de la prensa, causando urticaria por su particular contenido. Nuestro álbum de hoy es un vivo ejemplo de ello y este “eterno vuelo” junto a sus predecesores, The Human Menagerie (1973), The Psychomodo (1974) y The Best Years of Our Lives (1975), y los dos siguientes y últimos de aquella etapa, Love’s a Prima Donna (1976) y Face to Face (1977), son a la fecha gemas preciadas del glam, el prog y el pop rock.
Steve y sus Rebel eran para el momento: Steve en la voz, Jim Cregan en las guitarras y coros, George Ford en el bajo y los coros, Duncan Mackay en las teclas y arreglos de cuerdas, Stuart Elliot en la batería y percusión, y Lindsey Elliot en la percusión. Producido por Harley bajo la ingeniería de Peter Kelsey, Ray Hendriksen, John Kurlander y John Leckie, Timeless Flight, el álbum favorito de Steve Harley -más no de la crítica-, inicia su repertorio de ocho canciones con “Red Is A Mean, Mean Colour”, pieza que alude al comunismo y cuyos versos en parte van: “El puede recordar haber escuchado palabras maravillosas, el fracaso está en el interior, con frecuencia se pregunta qué tan duro es sin un guía”
El inusual y contrastante inicio se torna amigable pero es en la letra donde está todo el peso de la canción. Las voces son una caricia a los oídos.
“White, White Dove” es el segundo tema del disco y mi canción favorita. Su rítmica y particular melodía, en la que destaca el piano eléctrico, recuerda en algo a Stevie Wonder y a The Rolling Stones.
Con las voces de Patricia Paay, Yvonne Keeley y Barry St. John al fondo, Harley nos dice: “Rosa y cruz – ¿así que la batalla está perdida, no hay tiempo para charlatanerías, rosa y cruz sabes que el precio es el costo? Pero la esperanza aún se mantiene, la esperanza aún vive, Rosicrucius ¿esta dicha tu historia?”
La pieza es una clara alusión a lo oculto y la música en sí tiene un hálito de misterio que se diluye en “Understand” donde nos dice Steve “¿Debo comenzar desde aquí decirlo todo y renunciar al honor para que resuene? Tienes que prometerme que no esperas mucho de esto, tan sólo se feliz con el oro que traigo”
El hermoso intro de piano acústico y el slow tempo de este tema nos atrapa de inmediato, en especial la guitarra con el wah wah y los hermosos coros. También las teclas nos hechizan en un extenso momento.
“All Men Are Hungry”, con aires folk, continua el set nuevamente con un intro de teclas.
En este, el más accesible de los temas con un ligero dejo a lo Dylan, Steve Harley nos dice: “Fue temprano en la noche y el sol golpeaba mi cabeza, a las afueras de un café en Estocolmo al margen del río, nos sentamos y reímos, nos dijimos cuan ricos éramos y que cálido sentíamos con un corazón de coñac, hablar de mujeres en solitaria voz y comenzar a parlotear…todos los hombres están hambrientos, todos los hombres en busca de tiempo”
El repertorio después nos ofrece otro excelente tema llamado “Black Or White”, una pieza con rasgos góspel y soul cargada de una energía muy especial que nos lleva de la mano con ese pasaje de cuerdas.
La pieza fue uno de los promocionales del disco. Destacan en ella Peter Clarke, Larry Steele, Liza Strike, Leroy Wiggins, Joy Yates y la más conocida Madeline Bell en los coros.
Steve Harley luego nos recuerda que “Everything Changes”, una breve pieza provocadora en sus existenciales versos: “Puedo recordar el cielo, vino a mí hace siete años, cuando era un mozo y fui expulsado de los profesionales… Tuve un buen momento de cierto modo, cada día un viaje diferente, enterré mi temor de pensar que solo estaba acá prestado o contratado”
Luego, escuchamos “Nothing Is Sacred” donde un poco de folk se entrelaza con lineas como: “Mientras el sol salía sobre el Danubio, vivía la habitación del hotel, su corazón palpitaba estruendosamente, éramos tres por esa noche… mientras hablábamos del magnífico río de Strauss”
Culmina el disco con una extraña “Don’t Go, Don’t Cry”, pieza de una clara inclinación prog que da espacio a la percusión y al clásico fraseo del sintetizador.
Nos dice Steve y sus Rebel: “Fui un errante en un safari de rock ‘n’ roll… para iniciar esta pieza.
En 1991 y posteriormente en 2003 los sellos EMI y BGO reeditaron el álbum en formato CD con “Throw Your Soul Down Here” y “Mad, Mad Moonlight” comp piezas extra.
Volvamos entonces a 1976 para disfrutar de este estupendo y atemporal disco de Steve Harley y The Cockney Rebel titulado Timeless Flight.
Leonardo Bigott