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Fragile: el grandioso planeta fragmentado de Yes

Yes- Fragile

El 26 de noviembre de 1971 fue publicado el fantástico cuarto álbum de la banda inglesa, primero con el teclista Rick Wakeman

Yes
Fragile

Atlantic. 1971. Inglaterra

 
Al cumplirse 50 años del lanzamiento de uno de los álbumes más emblemáticos del rock progresivo, no dudo en afirmar que en muchos países de Occidente (incluido Venezuela, desde donde salen estas líneas) este álbum cambió la vida de muchos melómanos y músicos. Yo fui uno de ellos.

Como cada mortal entregado a la música, existe esa banda que hurga en nuestra fibra más profunda, provocando ese indescriptible sentimiento que estimula a una posesión casi devocional y que responde con frecuencia a un elemento esencialmente subjetivo que en ocasiones nos nubla la razón.

Pudiera hablarse incluso de un amor, una pasión y una devoción que casi compite con las más antagónicas posturas políticas que a veces encontramos con quienes nos relacionamos.

Ese misterioso momento cuando, sin saber por qué, decimos “esa es mi banda”, llegó a mí en enero de 1974 en casa de Alfredo, un primo que daba la vida por Pink Floyd. En aquello que llamábamos entonces “picó” (pick up = aguja), Alfredo puso a girar aquel disco que sacó de una cubierta excepcional. Predominantemente azul y verde, aquel mundo fragmentado llamó mi atención.

Entonces comencé a escuchar ese raro sonido in crescendo que cesaba dejando solos unos armónicos en la guitarra acústica. Ese motivo se repetía con ligeras variaciones hasta que toda una avalancha sonora era liberada y la pieza comenzaba su desarrollo.




Se llamaba “Roundabout”, una composición de Jon Anderson y Steve Howe, vocalista y guitarrista respectivamente, inspirada en el paisaje entre Aberdeen y Glasgow, Escocia. Y ese bajo de Chris Squire (†) …¡que rudo!

Yes- FragileAquella experiencia no encajaba con lo que hasta ese momento yo, un adolescente de 13 años, concebía como música. Alfredo estaba obsesionado y la ponía una y otra vez, y cada vez que la oía, escuchaba algo diferente. Entonces comencé a sentirme hechizado por ese alud sonoro que me sorprendía una y otra vez. Era indescriptible.

Allí comenzó mi amor eterno con Yes y el rock progresivo, aunque debo enfatizar que es la música en su sentido más amplio la que conmueve mis sentidos. Después de todos estos años esa pieza sigue siendo emblemática, no sólo en lo personal, sino para el género.

Con ella, como acertadamente dijo entonces un crítico de la revista Rolling Stone refiriéndose al álbum Fragile en su totalidad, Yes demostraba que fue Bach y no Chuck Berry quien inventó el rock and roll.

Yes- FragileTras varias repeticiones, dejamos correr la aguja hasta “Cans and Brahms”, pieza instrumental que, sin duda, daba cuentas claras que Yes era reluctante a cualquier sonido que sugiriera ‘blues’.

En esos días en mi cabeza sonaban The Rolling Stones, Cream, Eric Clapton, Led Zeppelin, The Beatles y algunos de los grupos venezolanos como Syma y Vytas Brenner. Si bien desde niño también escuchaba la música clásica que hacía de fondo en algunos dibujos animados en TV, este tema estimuló un retorno a ese género con mayor interés.

Rick Wakeman fue la acertada elección para que Yes siguiera su evolución musical incluyendo varios de los elementos del barroco y el romanticismo aunque la pieza es en esencia el Tercer Movimiento de la Cuarta Sinfonía en Mi menor de Johannes Brahms, algo fascinante. Esta pieza era la segunda del álbum pero la primera de cinco ideas individuales, en este caso en línea con Switched on Bach de Walter (Wendy) Carlos.




La segunda fue precisamente la que seguía a la pieza de Wakeman, “We Have Heaven”. Consistía en una frase reiterada “…tell the moon dog, tell the march hare…” sobre la cual estaban otras más cortas, todas vocalizadas por Jon Anderson empleando las técnicas de grabación de entonces.

Esa pieza reafirmó el rol del ingeniero de sonido como parte importante del grupo, rol que correspondió a Eddie Offord. Al final de este tema se escucha una puerta cerrarse y unos pasos apresurados que se aprecian desde sus inicios en el parlante derecho hasta alejarse por el izquierdo.

La sensación espacial que eso me produjo era novedosa a mis oídos e incluso muy interesante como elemento de enlace entre ese tema y “South Side of the Sky” cuyo inicio era el soplo del viento (generado por el sintetizador de Wakeman) y posteriormente un trueno y el redoblante de Bill Bruford para así iniciar este tema que por años fue puesto en el olvido por la banda y que en este siglo revivió en Songs from Tsongas y Yes Acoustic: Guaranteed No Hiss, ambos de 2004.

Desde que escuché este tema por primera vez me encantaron la sonoridad y las frases de Wakeman en el piano, además de la guitarra eléctrica de Steve Howe. En ella también Anderson lleva su voz a otras alturas. Estos elementos junto al crudo bajo de Chris Squire siempre me hicieron considerar esta pieza como mi favorita del álbum.

En algunas entrevistas la banda ha dicho que nunca tocaban esa pieza en vivo porque no les daba “feeling”. Creo que, sin duda, en términos comerciales era la menos apta, lo cual por supuesto dice mucho más de su calidad como composición.

A mis oídos era como una tempestad que además encerraba aires de misterio. Tal vez Yes así veía el “lado sur del cielo”. En los días del LP ésta era la última composición del lado A.

Yes- FragileLa tercera idea individual era “Five Per Cent for Nothing” de Bill Bruford. El título lleva en sí, el flemático humor inglés. Son 38 segundos inolvidables en el primer intento como compositor de este excelso baterista.

Cuentan algunos medios que el título original era “Suddenly it’s Wednesday” pero fue cambiado en referencia al ex-manager Roy Flynn y el trato del cual se beneficiaría por las regalías. Acá Wakeman interviene con los teclados ambientando un poco la pieza.




Mi impresión en aquél invierno de 1974 era confusa. Nada de lo que había escuchado me resultaba familiar. Recuerdo que en el colegio había un reducido grupo de personas que escuchaban rock progresivo.

Entre ellos un buen amigo llamado Federico Leañez quien fue baterista de una banda que mucho dio que hablar en los 80 llamada Novo Tango. Fue con Federico que mis horizontes se ampliaron. En su casa solía escuchar “Long Distance Runaround”, otro breve tema con letra de Jon Anderson, quien plasma la hipocresía religiosa en sus versos. Este es otro de mis temas favoritos.

En ciertos sitios en la red se dice que esta canción también alude a los hechos estudiantiles de Kent State University, Ohio, USA. Cierto es que el lenguaje de YES en aquellos días estaba teñido de elementos surrealistas e incluso Anderson frecuentemente hacía énfasis en la sonoridad de un vocablo más que en el significado del mismo.

Había algo muy raro en la guitarra de Howe que llamaba mi atención y que hasta el sol de hoy no logro describir. Hay un cierto humor, sarcasmo tal vez, pero atractivo sonido que logra con finura escurrirse entre el bajo de Squire y la batería de Bruford y que parecieran ir en yuxtaposición con Howe. Wakeman abre con el riff al piano en la versión del triple álbum Yessongs.

Casi en todas sus presentaciones en vivo, como en el álbum, “Long Distance Runaround” iba unida a la cuarta idea original, “The Fish (Schindleria praematurus)”. Anderson pidió el nombre octosílabo de un pez prehistórico.

Squire, como si de un albañil se tratara, fue montando breves motivos, uno sobre otro para así construir una pieza de 2’ 43” como si se tratara de un canon, es decir un motivo recurrente con variaciones que en este caso no es de varios instrumentos sino del mismo bajo. Bruford es magistral en el acompañamiento.

Mi afirmación está mejor evidenciada en la versión de Yessongs donde Squire desglosa estos retazos en un solo de casi 10 minutos con una perversidad y libertad que mis oídos jamás habían experimentado.

Aún no había escuchado mucho de jazz en aquellos días. En esos años que comenzaba a tocar guitarra, sólo porque estaba al alcance, descubrí un mayor afecto por el bajo. Afecto que mantengo hasta el presente.

Yes- FragileEn “Mood For a Day” confluyen muchos sentimientos. Es una de las piezas más hermosas interpretadas por un guitarrista que ya venía dando que hablar. Con claros aires flamencos, Howe nos seduce completamente durante tres minutos dejándonos en un estado de éxtasis total.




La pieza rompe esquemas en el contexto de este brillante álbum donde no hay ni excesos ni carencias y, como diría  Zappa, “no puede haber evolución sin ruptura de la norma”, y eso es Fragile.

Con “Mood For a Day”, Howe sentencia con sabiduría que la música es muy amplia y que poco importa un género u otro si es hecho con buen gusto, sentido estético y exploratorio. ¿Una pieza flamenca entre canciones de rock? Por Dios que locura, dirían muchos.

La épica “Heart of the Sunrise”, con su apéndice de “We Have Heaven”, cierra este legendario e influyente álbum en la historia del rock. Debo decir acá, que nunca vi el término rock aplicado a Yes y siempre me he sentido dudoso al usar el término rock progresivo pero para establecer una referencia, ¡ahí vamos!

Yes- Fragile
Yes grabando Fragile LP en Advision studio, Inglaterra, 1971
izq a der;- Alan White, Chris Squire, Bill Bruford, jon Anderson y Rick Wakemen

Aunque hay seis piezas breves, Yes ya nos acostumbraba, desde The Yes album, a temas de ocho, diez o más minutos. Lo más interesante era como lograba llevarnos hasta el final con sus solos, incidencias y otros recursos sonoros.

Heart of the Sunrise” es como una especie de avalancha en caída y reverso, como el ir y venir de las olas, es una pieza con un nivel de energía que se lanza a lo más alto y cae estrepitosamente. Tal vez mucho tiene que ver el ímpetu juvenil de cinco muchachos haciendo alarde de sus capacidades como músicos, algo valedero y por demás natural en la evolución de buena parte de los músicos.

Aunque recalco que semejante juicio tiene sus riesgos. Anderson nos lleva a alturas estratosféricas y Wakeman y Howe entrelazan sus frases con un raro atractivo que inicialmente me recordaba música circense y mucho tiempo me llevó sentirlo de otro modo.

Lo cierto es que este tema posee una vitalidad cautivadora, llena de virtuosismo y pasajes tan delicados que se aprecian desde que Jon Anderson comienza a cantar de un modo cuasi angelical, celestial, “Love comes to you and you follow…”




El final del álbum es particularmente curioso, incluso omitido en algunas copias de la versión editada en algunos países. Aquella puerta que se cerró en “We Have Heaven”, ahora se abre y continua hasta disolverse en el silencio.

Yes- FragileFragile, en palabras de Roger Dean (ilustrador de la portada y creador del logo que aparecía por primera vez en este disco), representa eso, fragilidad, una etapa en la cual la banda se sentía vulnerable y que con este álbum reafirmaba su entrada a la grandiosidad musical, una magia indescriptible que los consagró como pioneros del género.

Superando ya el medio siglo, sigue siendo un álbum increíblemente hermoso y lleno de imágenes surreales hechas sonido a través de una música compleja, rica en melodías y armonías poco usuales dentro del lenguaje del rock.

Ciertamente un mundo Frágil.

Leonardo Bigott



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