En marzo de 1977 fue publicado el sexto álbum de la influyente agrupación de Dusseldörf, uno de los más importantes de la música electrónica
Kraftwerk
Trans-Europe Express
Kling Klang/ EMI. 1977. Alemania
El año 1977 fue especialmente movido en la música. Dos fenómenos en apariencia antagónicos en forma y fondo convivían. Ambos llevaban un tiempo gestándose.
Por un lado el fenómeno del disco music arrasaba en muchos países, y por el otro el punk, un movimiento telúrico de espíritu contrario a lo establecido que logró una amplia repercusión en la juventud anglosajona primero y en años siguientes en países latinos.
Pero, otras cosas importantes ocurrían en paralelo. La música electrónica era para entonces un universo en crecimiento cuyos protagonistas exploraban como expandir las fronteras de la música popular haciendo uso de nuevas herramientas.
La confluencia de varias propuestas de avanzada revolucionó la música. Entre todos, ningún proyecto más influyente que Kraftwerk, convertido en el gran puente entre la electrónica y el pop, fuente de inspiración eterna pero sobre todo en los años por seguir que desembocarían en la era del synth pop.
Los alemanes Florian Schneider y Ralf Hütter formaron Kraftwerk en su nativa Düsseldorf, una ciudad industrial que sirvió de inspiración no solo al nombre (Central de energía) sino a varias de las temáticas desarrolladas en los discos.
Durante los primeros tres años, los dos músicos se movieron dentro del rock experimental y las sonoridades enmarcadas en la vanguardia alemana bautizada como krautrock.
Kraftwerk I (1970), Kraftwerk II (1972) y Ralf and Florian (1973), fueron realizados en formato dúo, aunque entre los dos primeros haya habido un acercamiento con Klaus Dinger (batería) y Michael Rother (guitarra), registrado solo en vivo y no en disco. Ambos siguieron su camino y formarían Neu! en 1972.
La historia cambió a partir de Autobahn (1974), el cuarto disco, en el cual incluyeron voz y textos y un cuidado mayor del aspecto melódico. Si bien aún se escuchaba la flauta y la batería, el dominio de los sintetizadores y la percusión electrónica de fabricación propia fue notable.
La inclusión de Wolfgang Flür para manejar la percusión fue decisiva, así como también la visita promocional a Inglaterra, el mismo año en que Tangerine Dream, el grupo cósmico por excelencia, había levantado el interés del sello Virgin y del famoso locutor y productor de radio de la BBC, John Peel.
Autobahn fue el último disco en el que trabajaron con el legendario productor e ingeniero de sonido Conny Plank.
A partir de ese primer punto de inflexión, el grupo creció en todos los aspectos. Lo primero fue ampliar su estudio Kling Klang y la paleta sonora incluyendo el Mini-Moog y el Vcs3 Synthi, abandonando todo vestigio de la flauta y otros instrumentos “tradicionales” del rock.
Así surgió Radioactiviy (1975), auténtica declaración de principios, ya con la inclusión del cuarto y muy importante miembro, Karl Bartos.
Pero el gran momento en la vida de Kraftwerk estaba aún por llegar. El momento cumbre para la vida del cuarteto y de la música electrónica moderna ocurrió con la dupla de discos que siguieron, Trans Europe Express (1977) y The Man Machine (1978).


Trans-Europe Express fue grabado a mitad de 1976 y refleja el nuevo estilo de vida del grupo, celebrando a Europa y al mismo tiempo la dicotomía entre la realidad y lo imaginario.
La estética minimalista se afianza, no solo en el aspecto visual sino en el musical, con predominio de ritmos metronómicos y algunas voces manipuladas con Vocoder para lograr efecto robótico que para la época sonaba de otro mundo.
El disco comienza con “Europe Endless”, un largo tema de casi 10 minutos con un ritmo bailable alineado con los tiempos. Era como originalmente iba a llamarse el disco, obedeciendo al concepto europeísta desarrollado a lo largo del álbum.
En él fue utilizado el Synthanorma Sequencer, un nuevo equipamiento especialmente construido para el grupo por Matten & Wiechers y que constaba de un secuenciador analógico de 16 canales y 32 pasos, destinado a la construcción de elaboradas secuencias y líneas de sintetizador.
Esto liberaba al grupo de la esclavitud de tocar patrones repetitivos de forma manual y con ello introducir el error humano, en especial en vivo.
“Hall of Mirrors” es un tema envolvente en el cual especulan sobre cómo se ven a sí mismos las estrellas.
“Showroom Dummies” (también grabado en francés con el nombre de “Les Mannequins”) es la canción más melódica y “pop”, inspirada por una crítica realizada por la prensa inglesa a un concierto en el que decían que Flür y Bartos lucían como maniquís.
Algunas versiones comienzan con el conteo “eins zwei drei vier” como una parodia de la forma en que The Ramones comenzaban algunas de sus canciones.
El lado B del disco está dominado por la suite “Trans-Europe Express” / “Metal on Metal”, auténtico Tour de Force de Kraftwerk en el que utilizan el recurso de la repetición (rítmica y vocal) como elemento hipnotizador y envolvente.
Las letras reciben la influencia del álbum Station to Station de David Bowie, con quien se habían encontrado en 1976 cuando éste comenzaba a concebir su trilogía berlinesa reconociendo justamente la influencia de Kraftwerk y otros grupos alemanes como Neu!, Harmonia y Cluster.
“Franz Schubert”, en cambio, es un tema instrumental de corte melancólico, dominado por una secuencia sobre la que navega la melodía del Orchestron, un teclado que fue creado en 1975 por David Van Koevering (ex técnico y vendedor de Moog) para su compañía Vako Synthesizers Incorporated, que pretendía fungir como sustituto del famoso pero muy aparatoso Mellotron.
El tema se funde con “Endless Endless”, el minuto final dominado por la voz procesada con Vocoder.
El arte del disco había sido entendido como una foto en blanco y negro con el grupo reflejado en varios espejos, pero la idea fue descartada en favor de una foto de Maurice Seymour que los muestra en traje semejando maniquís.
Es la foto que se utilizó para Trans-Europa Express, versión alemana. Sin embargo, la portada mundialmente conocida es la de la foto de J. Stara tomada en París, bastante más retocada.
En el interior del disco aparece un collage a color diseñado por Emil Schult de los cuatro músicos en la mesa de un pequeño café, basado en una foto de Seymour tomada durante el tour americano.



El disco fue recibido en su momento con relativo entusiasmo, pero a medida que el tiempo pasó fue elevado, con toda razón, a categoría de “uno de los más influyentes álbumes de la historia”.
Desde Afrika Bambaataa hasta Madonna, pasando por Joy Division/New Order, Radiohead, el techno de Detroit, Giorgio Moroder y Donna Summer, toda la primera generación del synth pop inglés (Ultravox, The Human League, Gary Numan, Soft Cell, Depeche Mode, OMD y muchos más) y alemán (DAF, Der Plan, Liaisons Dangereuses, etc), Daft Punk y una inmensa lista de agrupaciones y artistas de todas las épocas, tienen deudas con Kraftwerk y este emblemático y revolucionario documento sonoro de 42 minutos que sigue cumpliendo años en plena vigencia.
Juan Carlos Ballesta
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