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Rajan: la ecléctica psicodelia global de Night Beats

Night Beats Rajan

El 14 de julio de 2023 vio la luz el fantástico sexto álbum del proyecto comandado por el texano Lee Blackwell

Night Beats
Rajan

Suicide Squeeze / Fuzz Club. 2023. EE. UU.

El músico texano Danny Rajan Billingsley, mejor conocido como Lee Blackwell, es un mago errante. No tanto porque en su aún corta trayectoria haya vivido en su nativa Dallas, luego en Seattle y ahora en Los Angeles, sino porque su fértil mente viaja por el mundo para inspirar su cancionero.

Este sexto álbum, Rajan, dedicado a su madre, es una especie de tour de force en el que confluyen una diversidad de influencias, sin que esa diversidad atente contra la cohesión y la personalidad de Night Beats.

A lo largo de once canciones, Blackwell explora los sonidos ligados al soul, al R&B y el blues, el folk rock anatoliense, el spaguetti western, la tropicália, el garage rock, la musica chicana, el dub y el rock psicodélico.

Por su música orbitan sus gustos personales, entre los que se perciben Lee “Scratch” Perry, The Jesus and Mary Chain, 13th Floor Elevators, Os Mutantes, Black Rebel Motorcycle Club, The Sonics y The Black Keys, entre otros, pero Blackwell se las arregla para que cada composición suene a sí mismo.




Aunque los discos inmediatamente anteriores de Night Beats, Myth of a Man (2019) -tour que lo trajo a Madrid al festival Get Mad! (crónica aquí)- y Outlaw R&B (2021), son trabajos fenomenales, fue con el proyecto Abraxas junto a la guitarrista y cantante Carolina Faruolo (de Los Bitchos) y el disco Monte Carlo (2022), que Blackwell amplió sustancialmente su paleta sonora sumando nuevas referencias provenientes del hip hop, el funk, la música latina y la psicodelia global.

Los tres discos forman parte de nuestras listas de recomendaciones de esos años (2019, 2021 y 2022), y con seguridad, Blackwell volverá a ser parte de nuestros discos favoritos de 2023, ya que Rajan sube aún más el listón.

Lee Blackwell se encarga aquí prácticamente de todo, lo que incluye composiciones, voz, instrumentación (salvo ayudas puntuales), diseño de arte y co-producción (rol que comparte con el ingeniero de audio Christopher Maciel). Sin duda, este disco es una destilación total del talento de Lee.

El disco comienza con “Hot Ghee”, el primer acercamiento a la psicodelia turca (conocida en los 70 como Anatolian Rock). Y, claro, no es casual que sea el tema abridor, ya que establece las premisas experimentales y eclécticas de lo que seguiremos escuchando.

El juego de varias voces y el saz eléctrico, así como una dinámica rítmica, gobiernan la canción, la cual está acompañada de un excelente vídeo dirigido por Chris Keller, con edición y animación de Bradley Hale




Enseguida suena “Blue”, un tema de ritmo hedonista que bien podría ser Jacco Gardner o incluso Khruangbin. Sobre una cadencia rítmica ralentizada, flota la sensual guitarra y la deliberadamente lisérgica voz de Blackweel.

Es la pieza más larga, con más de seis minutos

Nightmare” continúa el viaje, introduciendo elementos de la tropicália. Aquí Blackwell recuerda vocalmente a Devendra Banhart, quien también posee esa influencia.

La guitarra distorsionada y la prístina linea de bajo, destacan en la parte instrumental, con batería ejecutada por Christopher Michael Scott

El tema cuenta con un vídeo dirigido por el propio Danny Lee

En “Motion Picture” la melancólica lisergia de The Jesus & Mary Chain es bastante evidente y Blackwell resuelve con varios puentes de corte personal, mientras que “Anxious Mind” vuelve a desacelerar el tempo para darle forma a uno de los temas más hipnóticos del disco.




Thank You”, es un denso funk psicodélico de velocidad media con aroma setentero, repleto de capas de guitarras y una excelente batería de Christopher Michael Scott

El videoclip dirigido por Vanessa Pla con cinematografía de Andy Hoffman, muestra a Danny Lee tocando el piano -aunque en la canción se nota poco su presencia- y varios personajes con máscaras.

Quizá sea “Osaka” el tema más osado del disco, con una guitarra reverberante, una voz con pinceladas hiphopeadas, otra voz en plan predicador y unos coros de inspiración soul. Todo ello envuelto en una atmósfera envolvente.

Contribuye especialmente el australiano Ambrose Kenny-Smith (King Gizzard & The Lizard Wizard, The Murlocs) en voz y arpa.

En “Dusty Jungle” surge el dub, aunque la pieza es más una balada pop psicodélica con voces dobladas y envueltas en eco, lo que invita a dejarse llevar. Se conserva en “Cautionary Tale” una métrica parecida, pero con guitarras más protagonistas que dejan traslucir cierta influencia de Dick Dale.




Aunque las varias voces que Blackwell trabaja en “9 to 5” son el factor más resaltante, los efectos de guitarra resultan notables. El piano en el tramo final adereza el tema con toques no tan lisérgicos.

El disco concluye con “Morocco Blues”, que se desarrolla alrededor de un sonido repetitivo parecido a un sitar, que se mantiene sonando de fondo a manera de mantra, mientras Blackwell canta doblándose la voz sobre un pegadizo ritmo.

La pieza, sin duda, es un cierre magistar para un disco que invita a escucharlo de nuevo.

Rajan es un álbum que bebe de las influencias de Blackwell, resultando innovador por lograr moldear todo ello de manera personal y original. Es el futuro jugando con el pasado.

Juan Carlos Ballesta


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