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The Smile en Noches del Botánico: la maravillosa vida más allá de Radiohead

The Smile Noches del Botánico
Foto: Fernando González / Noches del Botánico

Las almas motoras de Radiohead, Thom Yorke y Jonny Greenwood, junto al gran batería Tom Skinner, ofrecieron un concierto telúrico e inolvidable

The Smile
Concierto en Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Universidad Complutense, Madrid
Noches del Botánico

(Julio 6, 2022)

 
Una de las giras más esperadas de 2022 era, sin duda, la de The Smile, aunque comenzando el año ni siquiera se tenía certeza de este acontecimiento.

Como cabía esperar de dos inquietos músicos que desde los años 90 nos han ofrecido canciones, discos y conciertos fuera de la norma, este show de The Smile en Madrid superó todas las expectativas.

Pero, antes de adentrarnos en el maravilloso universo de Thom Yorke, Jonny Greenwood y su nuevo compañero de aventura, Tom Skinner, quizá conviene empezar por el final.

La pregunta que muchos nos hacemos: ¿Significa esto el final de Radiohead, o The Smile es una banda circunstancial que cesará actividades al finalizar el tour? Se desprende otra pregunta adicional no menos relevante: ¿Será ésta la única oportunidad para ver en directo a The Smile?

Las respuestas están aún por conocerse. El hecho que tocaran cuatro canciones no incluidas en el disco debut podría ser un indicativo de continuidad, o bien el producto de un período de alta creatividad durante los tiempos de confinamiento, que fue cuando tomó forma el nuevo proyecto.

Lo que si es cierto es que Yorke y Greenwood de nuevo nos han demostrado que su creatividad no tiene límites y que quizá la inmensa responsabilidad de siempre crear algo distinto con Radiohead se ha convertido en un corsé y por ello han dado rienda suelta a sus ideas sin el peso de una marca de tal trascendencia.




Pero, ¡cuidado!, ambos deben estar concientes del revuelo que ha causado este nuevo capítulo en sus vidas. The Smile en unos pocos meses ha logrado lo que a Radiohead le llevó años. El disco debut, A Light For Attracting Attention, es ya un clásico prematuro. La gran mayoría de los presentes tenían internalizadas cada una de las 13 canciones que lo componen, de la cuales, inexplicablemente no tocaron en Madrid, “Open the Floodgates

Antes de comenzar el concierto, muchos conversaban y concluían con aplastante seguridad que este debut era mejor que The King of Limbs (2011) y A Moon Shaped Pool (2016), hasta ahora los dos discos más recientes de Radiohead.

En principio, entre muchos seguidores de Radiohead se habían encendido las alarmas cuando se conoció que Thom Yorke y Jonny Greenwood habían creado un nuevo grupo. No era de extrañar, ya que ambos músicos han demostrado ser los más inquietos en el seno del grupo.

Desde la aparición de The Bodysong en 2003, primero de muchos maravillosos soundtracks de Greenwood, y poco después el debut solista de Yorke, The Eraser (2006), quedaba claro que había un universo más allá de Radiohead, cuyas producciones comenzaron a espaciarse. Pronto Yorke formaría otra especie de superbanda, Atoms for Peace.

Desde aquellos primeros intentos de Yorke y Greenwood, solo tres discos ha publicado Radiohead: In Rainbows (2007) y los mencionados The King of Limbs y A Moon Shaped Pool. Aunque la banda siempre ha mantenido su presencia en los escenarios en este nuevo ciclo de festivales no aparece Radiohead sino The Smile.




Con todo esto en mente, las ganas de ver a The Smile eran inmensas y el palpitar entre miles de fanáticos era muy notorio ¿Cómo abordarían en directo un puñado de canciones que en la mayoría de los casos cuentan con participaciones adicionales en vientos y cuerdas?

La duda se disipó inmediatamente: entre los tres resolverían todo y solo contarían con la colaboración en dos canciones de Robert Stillman en el saxo, a quien dieron oportunidad de presentar media hora de su música, una mezcla de intrincada música ambient y free jazz.

Es en este tipo de ocasiones cuando se demuestra cuánto pueden unas canciones adaptarse más allá de un estudio, y cómo unos músicos pueden transformarlas sobre un escenario sin que se resientan. The Smile demostró que las canciones funcionan igual de bien con arreglos sofisticados que con la crudeza del directo.

Durante todo el show Yorke y Greenwood se intercambiaron responsabilidades en las guitarras, bajos, piano, teclados y sintetizadores, lo cual no hubiera fluido si no hubiese sido por el personal técnico siempre atento y absolutamente diligente. Por un lado Yorke siendo la cara visible, como cabía esperar, aunque no muy hablador (ni falta que hacía) y por el otro Greenwood en su conocida introspección, con su mechón tapando parte de su rostro, inmerso en la ejecución.

Y a un extremo del escenario, el maravilloso Tom Skinner, una auténtica revelación para aquellos que no conocieran su trabajo con The Sons of Kemet, ese aventurado grupo inglés con dos baterías, tuba y saxo, que partiendo del jazz mezcla hip hop, funk, ritmos africanos y caribeños.

La cuarta pieza indispensable en este engranaje es Nigel Godrich, quien los ha acompañado desde los ya lejanos tiempos de The Bends (1995). Ejerciendo como ingeniero de sonido logró una perfección irrefutable. Son muchos años de complicidad. Mención aparte el manejo visual, emparentado con el ya conocido en los conciertos de Radiohead, de extracción minimalista y muy efectivo.

Con puntualidad británica, a las 22:15 horas, mientras se escuchaba con dificultad a Cillian Murphy leyendo el poema de William Blake que da nombre a la banda, los tres músicos hicieron su entrada y con Yorke sentado en el piano vertical, comenzaron con la exquisita “Pana-Vision”.

El silencio fue absoluto, como si hubieran pasado un interruptor a cada persona. Solo aplausos cuando correspondía y gritos de “te amo”. Desde el principio quedaba claro que se bastarían los tres solos, generalmente serios -a lo suyo- contrastando con el nombre de la banda.

The Smile Noches del Botánico
Foto: Fernando González / Noches del Botánico

Siguieron con “Thin Thing”, con Jonny en la guitarra y Thom en el bajo y teclados. El sonido prístino de la batería y su ágil ritmo jazzeado fueron fundamentales.

The Opposite” es de los temas más neuróticos, con un ritmo sincopado cercano al afrobeat. El bajo esta vez fue tocado por Jonny.




Skinner cogió los mazos para acompañar a Yorke -con guitarra Gretsch- y a Jonny desdoblado en teclados, piano y arpa en “Speech Bubbles”. Una pieza especialmente melancólica con influencias de Mark Hollis y Talk Talk.

Al grito colectivo de “Jonny, Jonny, Jonny…” comenzaron los acordes de teclado de “Free in the Knowledge”, que dieron paso a Yorke tocando la guitarra acústica y Jonny en el piano. Es otra de los infalibles temas bucólicos que nos retrotrajeron a la era OK Computer (1997), que tanta inspiración dio a grupos como Coldplay, Travis, Starsailor, Keane y otros.

Fue un momento mágico de total recogimiento en el público.

El puente con la siguiente canción fue uno de los momentos alucinantes de la noche, una especie de free rock con elementos noise, con Jonny tocando el bajo con arco, Thom la guitarra y Tom improvisando con fills y platillos. Desembocó en “A Hairdryer”, en la que Skinner toca el redoblante sin chirriador sobre una sensacional línea de bajo hecha por Jonny.

The Smile Noches del Botánico
Foto: Juan Carlos Ballesta

Si bien utilizaron una gama de teclados amplia, la electrónica no había sido protagonista hasta “Waving a White Flag”, construida con una capa de teclados y una especie de secuenciador a lo Tangerine Dream en los tempranos años 80 con Yorke en la voz y Skinner sumando un interesante ritmo.

Yorke en un raro momento de humor presentó el tema nuevo “Colours Fly”, con la primera intervención de Stillman en el saxo. The Smile se acercó en esta pieza al rock psicodélico turco, especialmente por la guitarra. Fue unas de las mejores ejecuciones de Skinner, con un ritmo adictivo apuntalado por Thom en el bajo, quien para sorpresa de la mayoría se reveló como un excelente bajista.

The Smile Noches del Botánico
Foto: Fernando González / Noches del Botánico

Con “We Don’t Know What Tomorrow Brings”, el trío abordó su lado más cercano a los 90, directo y visceral, con buenos coros de Skinner, el cual fue seguido por uno de los momentazos, “Skrting on the Surface”, canción concebida originalmente para Radiohead pero dejada a un lado. Sin duda, su sensualidad fue de los puntos álgidos, con un bajo de Yorke de altos quilates, una ágil batería jazzeada y una guitarra fenomenal en el tramo final.




“Gracias por venir. Esto se llama ‘Bodies Laughing’”. Otra canción desconocida fantástica en la que los tres destacan: Jonny en la pegadiza línea de bajo, Yorke en la guitarra y voz, y Skinner con un ritmo a medio camino entre Tony Allen y Jaki Liebezeit y una interesante intervención vocal al final.

Y de nuevo las reflexiones en nuestro interior: “¡si existen canciones como ésta, cómo no va a existir un segundo álbum!”

Con la gente coreando sobre otra de las pegadizas bases rítmicas, “The Smoke” demostró ser una de las favoritas. Y con razón. Thom cantando y tocando el bajo hizo virguerías mientras el fantasma de Can orbitaba de nuevo.

Pero The Smile estaba decidido a que cada canción tuviera su propio peso específico y nos cautivara. La acelerada y neurótica “You Will Never Work in Television Again” fue un gran cierre en falso, con Stillman de nuevo en el saxo. Se produjo la locura en el público pidiendo la vuelta del grupo.

Solo había pasado una hora con cinco minutos, y aunque el repertorio todavía es corto, estaba cantado el regreso.

The Same”, con Jonny al piano, Yorke en bajo y gesticulando las letras, y Tom en los sintes, fue un tema de tenso desarrollo que va cogiendo vuelo hasta que el sinte cobra protagonismo.

The Smile Noches del Botánico
Foto: Fernando González / Noches del Botánico




Dos nuevas canciones nos esperaban. La primera, “People on Balconies”, inspirada por el período de confinamiento pandémico en el que la gente se asomaba a los balcones para interactuar con otros vecinos. Pareció aún algo esquelética, esperando por arreglos que la embellezcan.

La segunda, “Just Eyes and Mouth”, fue otra cosa. Con uno de los ritmos más acelerados y a la vez más infecciosos del repertorio, fue la única sin presencia de bajo. Thom tocó el piano eléctrico Fender Rhodes, el cual fue ubicado al frente del escenario.
El despliegue instrumental se convirtió en algo aspiracional para muchos. Los músicos babeaban. Guitarras Fender, Gibson, Gretsch, sintes Prophet 5, Waldorf y otros de la era analógica, piano eléctrico Fender Rhodes, bajos Fender Mustang, Gretsch, Guild, batería Ludwig…

La despedida real fue con “Feeling Pulled Apart by Horses”, una composición de Yorke lanzada como single en 2009 y que aquí sono potentísima.

El viento que se había desatado, contribuyó al vuelo colectivo, mientras las dos preguntas con las que comenzamos esta crónica rondaban inevitablemente muchas cabezas.

Juan Carlos Ballesta


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