El admirado ex guitarrista de Genesis desgranó al completo Foxtrot y revisó su carrera solista acompañado de una banda excepcional
Steve Hackett
Concierto en La Riviera, Madrid
(Junio 25, 2023)
Con casi 30 álbumes de estudio, Steve Hackett es de largo el más prolífico y consecuente de los músicos relacionados con Genesis, banda a la que se unió en 1971 a la par que Phil Collins.
La suma de discos de todos sus ex compañeros apenas sobrepasa a los de Hackett, lo cual es significativo y habla de la consistencia de su carrera, la cual se mantuvo distante del repertorio de Genesis hasta finales de los 90 cuando decidió revisitar el material con el que contribuyó decisivamente.
Hackett fue pieza clave en la consolidación de un sonido único que transformó a Genesis en epicentro del rock progresivo y en una de las bandas más adoradas e influyentes de aquella aventurada etapa que cambió al rock.
Nursery Crime (1971), Foxtrot (1972), Selling England By The Pound (1973) y The Lamb Lies Down on Broadway (1974) fueron los cuatro fenomenales discos en la era con Peter Gabriel de cantante, mientras que A Trick of The Tail y Wind and Wuthering, ambos de 1976, fueron sus dos últimos trabajos con la banda, ya con Phil Collins asumiendo el liderazgo vocal.
Entre ambas etapas, Hackett lanzó su debut como solista, Voyage of the Acolyte (1975), un maravilloso disco en el que participaron sus compañeros de banda y que en buena medida es el eslabón que sirvió de bálsamo para los fans en un período incierto para Genesis. Parte de su contenido había sido propuesto por Hackett durante las sesiones de grabación de Foxtrot, pero fue dejado de lado.
Steve decidió abandonar Genesis en 1977, coincidiendo con la edición del grandioso doble álbum en vivo, Seconds Out, y desde entonces no ha parado de producir y presentarse en todo el planeta.
En 2023 Hackett ha estado en dos giras paralelas, una con el grupo húngaro de jazz/world music Djabe y la otra -la que nos ha tocado ver- celebrando 50 años de Foxtrot con su supergrupo conformado por el extraordinario baterista inglés Craig Blundell, el inquieto bajista sueco Jonas Reingold (The Flower Kings, Karmakanic, The Tangent, Kaipa, The Sea Within…), el teclista Roger King, el saxofonista/flautista/teclista Rob Townsend -estos dos parte de la banda desde comienzos de siglo- y el singular cantante sueco nacido en California, Nad Sylvan (Hugh Erik Stewart Sylvan)
El repertorio entero -salvo una excepción- estuvo compuesto por temas con mas de 40 años de antiguedad, distribuidos en dos sets. El primero, “Hackett Highligths” y el segundo, “Genesis Revisited: Foxtrot at Fifty”, con un sensacional encore conformado por dos clásicos de Genesis.
Hackett Highlights
Así, Hackett nos recibía con “Ace of Wands”, temazo instrumental de Voyage of the Acolyte que sigue sonando sumamente atractivo y potente. No hizo falta sino unos pocos segundos para que el público que casi llenó La Riviera -compuesto mayoritariamente por hombres mayores de 50 años, aunque había suficientes jóvenes- se sintonizara. Esa conexión no decayó nunca, pero obviamente tuvo sus momentos álgidos en el segundo set.
El único tema reciente fue “The Devil’s Cathedral”, intenso y oscuro gracias al sonido de órgano con reminiscencias a Keith Emerson. Inmediatamente se fue a 1979 con dos temas esenciales de un disco imprescindible: Spectral Mornings
Primero fue el tema título y luego “Every Day”, en versión extendida y muy lograda. El sonido estuvo impecable toda la noche, con una mezcla en la que todo se escuchaba balanceado y con un volumen potente pero que no sobrepasó los límites de la tolerancia.

La segunda mitad del primer set fue dominada por el material de Voyage of the Acolyte, con lo cual, Hackett hizo una generosa y muy bienvenida ofrenda con varios temazos del que fue considerado en su momento el disco que pudo haber sido de Genesis.
“A Tower Struck Down” fue avasallador, y en ella se lucieron todos los músicos, muy especialmente la base rítmica, y el diálogo entre sintetizador y guitarra.
Antes de acometer “Camino Royale” de Highly Strung (1983) -con Hackett en la voz principal- Jonas Reingold realizó un gran solo de bajo con su Rickenbacker que levantó sonoros y merecidos aplausos y dejó el terreno abonado para una versión sumamente poderosa del tema del sexto disco, que a su vez se concatenó con sección final de “Shadow of the Hierophant”.

Genesis Revisited: Foxtrot at Fifty
Es muy significativo tener la oportunidad de constatar en directo cuán aventurados fueron Peter Gabriel, Mike Rutherford, Tony Banks, Phil Collins y Steve Hackett cuando concibieron Foxtrot con apenas 21 y 22 años. 50 años después esas composiciones siguen conmoviendo e impresionando por su complejidad, sensibilidad y originalidad.
Ese legado genesiano que Hackett viene recreando desde hace 25 años corresponde a un período único en la historia del rock, y muy en particular Foxtrot representa la consolidación del sonido del quinteto tras Nursery Crime, disco que contó con los recién llegados Collins y Hackett.
La recreación de cada tema de Foxtrot que Hackett y compañía realizan respeta, como no, la estructura original, pero contiene el aporte de cada uno de los músicos y algunos matices instrumentales dados principalmente por los saxos y la base rítmica.
Mención aparte merece Nad Sylvan. Denostado por muchos, lo cierto es que es un personaje misterioso, que entraba y salía con sigilo del escenario según le tocaba cantar, sin buscar protagonismo. Su aspecto obviamente es distinto al del resto de la banda.

No habla, se mueve en cámara lenta, tiene un aire andrógino, pero hay que reconocer que cumplió su rol de manera bastante digna sin querer parecerse a Gabriel, aunque su fanatismo de larga data por Genesis sea evidente.
El inicio con “Watcher of the Skies” fue grandioso. Sylvan apareció imponente montado en una sobretarima ubicada en la parte trasera del escenario, personificando al “guardián de los cielos”, con unas pequeñas lentillas que se iluminaban. Se movía y gesticulaba lo mínimo necesario. King se encargó de emular el distintivo sonido del Mellotron de manera brillante.

“Time Table” logró que Sylvan conectase con el público gracias a la pegadiza estrofa que todo el mundo cantó: “Why, why can we never be sure till we die / Or have killed for an answer / Why, why do we suffer each race to believe”
Enseguida abordaron uno de los temas claves de aquella etapa de Genesis como quinteto, “Get ‘em Out by Friday”, la cual permitió lucirse a toda la banda, pero en especial a Hackett con el prístino sonido de guitarra, a Townsend con la flauta y en el tramo final a Craig Bundell, quien parecía advertirnos que tenía muchos ases bajo la manga. La pieza, llena de matices entre los pasajes rítmicos y los sosegados, fue uno de los puntos álgidos del show.
La habilidad de Hacket como guitarrista pasa de los momentos más eléctricos y desenfrenados a los más pastorales que pusieron a lagrimear a mas de uno.

Con Reingold en la acústica de 12 cuerdas y Townsend intercalando el saxo soprano con la flauta, abordaron “Can-Utility and the Coastliners”, que dejó las puertas abiertas para el momento esperado de la noche, aunque antes Hackett tocó solo la exquisita “Horizons” con una introducción aflamencada, evidente guiño a la audiencia española. Fue el único momento que soltó la guitarra Fernandes
“Supper’s Ready”, el gran tour de force de Genesis -su canción más larga y compleja- fue interpretada según la adaptación de la gira de despedida de Hackett con Genesis en junio de 1977 recogida en Seconds Out, pero con una parte final extendida.
Sylvan cumplió de manera sorprendente con la complejidad que Gabriel impuso en su interpretación, por supuesto sin la máscara de zorro y sin moverse por el escenario.
Durante su desarrollo, la audiencia en pleno -algunos cantando, otros con los ojos cerrados- se unió a ese viaje romántico, místico, poético, bucólico a veces, gracioso (“a flower” fue gritado a todo pulmón), religioso, bélico, sin duda surrealista y no exento de cierto candor.
Y fue durante los más de 20 minutos que duró la pieza, que reflexionábamos y nos emocionábamos al comprobar que aquella música que descubrimos y de la que nos enamoramos en la pre-adolescencia conserva todos los componentes intactos de una obra inmortal, única. No en vano, hubo lágrimas en muchos rostros.
Si hubiera que destacar un pasaje realmente sensacional e inolvidable es el sexto, “Apocalypse in 9/8 (Co-Starring the Delicious Talents of Gabble Ratchet)”, durante el cual Blundell desplegó síncopas imposibles mientras King soleaba en el órgano, a veces haciéndonos pensar que el resto de la banda se iba a estrellar y la pieza iba a estallar en mil pedazos. Pero no, Blundell probó ser un batería fuera de serie, y la banda estar concentrada a tope para no perderse.
Cuando la pieza terminó, se desbordaron las emociones en forma de aplausos y gritos de admiración.
Y si bien se retiraron agradecidos del escenario, no tardaron en regresar para ofrecernos un encore para la historia que comenzó con la maravillosa “Firth of Fifth” de Selling England By the Pound, considerada por muchos una de las composiciones cumbres de Genesis, en la que King se lució al piano y sinte, y Townsend de nuevo utilizó el saxo soprano en algunos pasajes.

Como si estuviésemos en los 70, cuando era casi una norma escuchar solos de batería en los conciertos, Blundell realizó uno de los más impresionantes solos que hayamos visto en directo. No solo es técnicamente un batería excepcional, sino que además tiene una fuerza arrolladora.
Su fabulosa batería Mapex de la familia Design Lab, no es poca cosa el detalle, estaba compuesta por nueve tambores (entre ellos dos redoblantes y tres granaderos), con once platillos de diversos tamaños y timbres. Todo ello perfectamente ecualizado y mezclado.

El solo desembocó, como era previsible, en “Los Endos” y Blundell se encargó de todo lo que Collins y Chester Thompson hacían juntos. Un final apoteósico para un concierto fantástico que nos hizo comprobar que hay Hackett para mucho tiempo más y que a pesar de apelar a la nostalgia, su ofrenda es de un nivel muy alto y no hay espacio jamás para la condescendencia o la autocomplacencia.
Juan Carlos Ballesta
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