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Keith Emerson: adiós al mago de los teclados

Keith Emerson

Cuesta aceptar cuando personajes que han significado mucho y dejado amplia huella mueren. Más aún si esa muerte ocurre de manera trágica o, cuando menos, no exenta de drama. Keith Emerson se despidió a los 71 años, dejando una inolvidable huella con las agrupaciones The Nice y especialmente con el trío Emerson Lake & Palmer, con los que contribuyó de manera definitiva a la creación y consolidación del rock sinfónico.

Juan Carlos Ballesta

Tras varios intentos primerizos, en 1967 Emerson formó The Nice, grupo pionero en la fusión entre el rock y la música clásica, que fue el embrión de un género del rock que reinó a comienzos de la década de los 70, un período de absoluta libertad creativa en los que el joven Keith impuso un distintivo estilo muy técnico, pero también aventurado.

Tres años más tarde formó el supergrupo Emerson, Lake & Palmer, con el que definió y consolidó el sonido del rock sinfónico con una serie de arriesgados e inolvidables discos mezclando jazz, música clásica, folk y rock, con un sonido basado primordialmente en el órgano eléctrico (marca Hammond) y el recién llegado sintetizador Moog (del cual prácticamente se hizo embajador de por vida), con una sólida base rítmica que prescindió de la guitarra eléctrica, el instrumento que había modelado el sonido del rock.

El estilo desenfadado e incendiario de Emerson fue el equivalente en los teclados de Hendrix, siendo el auténtico heredero de Jerry Lee Lewis como showman detrás de un teclado. Probablemente haya sido el más proficiente, técnicamente dotado y espectacular teclista de su generación, que incluyó grandes nombres como Rick Wakeman (Yes), Jon Lord (Deep Purple), Ken Hensley (Uriah Heep), Tony Banks (Genesis), Kerry Minnear (Gentle Giant), Hugh Banton (Van Der Graaf Generator), Dave Stewart (Egg, Hatfield & The North, National Health), Richard Wright (Pink Floyd) o Peter Bardens (Camel), entre otros.

Igualmente, el físico norteamericano Robert Moog le debió buena parte del éxito de su creación al entusiasmo de Emerson por usar el Modular Moog, el más complejo, espectacular y aparatoso sintetizador de la familia Moog, del cual hizo su sello de identidad hasta el día de su muerte.

The Nice, la primera piedra del rock sinfónico

Junto a Lee Jackson (bajo, voz), Dave O’List (guitarra, voz) y Brian Davison (batería), Emerson armó una banda base para acompañar a la cantante soul norteamericana P.P. Arnold, radicada en Inglaterra y quien había despedido a sus músicos.

Pronto el cuarteto brillaría con luz propia, principalmente por la capacidad de Emerson para reinventar composiciones académicas y romper los moldes de la época. Para finales de los 60, la psicodelia dominaba y el rock estaba impregnado de guitarras distorsionadas.

Por ello el mérito del precoz Keith, que se había prendado del órgano Hammond, fue notable al asumir el riesgo de liderar una banda desde un costado, armado de su modelo L-100 que había adquirido siendo un adolescente.

Emerson fue el encargado con The Nice de establecer las premisas del rock sinfónico, retorciendo el legado clásico aderezándolo con jazz y rock de manera muy particular. Desde su primer disco The Thoughts of Emerlist Davjack (1967), producido por Andrew Loog Oldham (The Rolling Stones), con adaptaciones de “Blue Rondo a la Turk” de Dave Brubeck (retitulada “Rondo”), que fue seguida por el radical arreglo de “America” de Leonard Bernstein, editado como single, ya se asomaba su gran talento.

Convertido en trío tras la salida de O’List, Ars Longa Vita Brevis (1968), consolidó la propuesta de The Nice con adaptaciones de Sibelius y una larga suite compuesta a tres manos. Eran los tiempos de la psicodelia, el rock ácido, el folk rock…nada ni nadie sonaba como The Nice.

En Nice (1969) ampliaron el espectro para adaptar a Tim Hardin y Bob Dylan, pero fue Five Bridges (1970), el canto del cisne y al mismo tiempo el punto culminante de la propuesta de The Nice.

Emerson, sin embargo, estaba para escalar otros estados y por ello decidió armar una nueva banda. En varias giras había coincidido con el novel y vanguardista grupo King Crimson, cuya primera formación incluía al bajista y cantante Greg Lake, con quien pudo jamear varias veces durante las pruebas de sonido.

El super trío Emerson, Lake & Palmer

La química entre Emerson y Lake fue inmediata y rápidamente se dieron a la tarea de encontrar un baterista y obviar la figura de guitarrista. La primera opción fue Mitch Mitchel, quien se encontraba disponible tras la aparente ruptura de la Jimi Hendrix Experience. Éste propuso realizar un jam que incluyera a Hendrix, que nunca se produjo, aunque la idea provocó el nacimiento del mito de la agrupación HELP (Hendrix, Emerson, Lake & Palmer), lo que fue finalmente desmentido 40 años después por Lake.

El manager de Cream, Robert Stigwood, propuso a Carl Palmer, para entonces baterista de Atomic Rooster y ex The Crazy World of Arthur Brown, quien después de ensayar un par de veces, decidió aceptar el reto.

Así, el trío debutó el 23 de agosto de 1970 para seis días después ofrecer un sorprendente concierto en la legendaria edición de 1970 del Isle of Wight Festival, el festival más grande y ambicioso hasta el momento y que cerraba el ciclo de la utopía hippie.

Aquella jornada sirvió para estrenar los temas de su homónimo disco debut lanzado a finales de 1970 y que rápidamente se posicionó como una de las más admiradas obras del inicio de década, gracias a temas sofisticados como “Take a Pebble”, momentos de fiereza como “Knife Edge” y “The Barbarian” y sutiles pasajes folk (“Lucky Man”) pincelados con sonidos Moog que para ese momento aún sonaban marcianos.

Emerson, Lake & Palmer

Aunque ya habían tocado y grabado en vivo la adaptación de la obra del ruso Modesto Mussorsky, Pictures at an Exhibition, ese disco no vio la luz sino después de la edición del ambicioso y sorprendente Tarkus (1971), que contenía una suite completa llena de malabarismos instrumentales y un lado B con temas más cortos que iban de lo frenético (“Bitches Crystal«) a lo dramático (“The Only Way”), del rock and roll (“Are You Ready, Eddy?”) al vaudeville (“Jeremy Bender”).

Fue la consolidación tempranera del sonido Emersoniano en el que el protagonismo de los teclados desplazó por completo a la guitarra eléctrica.

El gran pináculo ocurrió en 1972 con la edición del disco Trilogy, probablemente uno de los grandes momentos de la era del rock sinfónico y progresivo. Cuesta encontrar otro disco en el que el sintetizador suena tan exuberante como en este disco, en el cual Emerson logra un increíble equilibrio entre el piano acústico, el órgano Hammond y los Moog.

Igualmente, la voz de Lake está en su pico, mientras Palmer toca con la contundencia y delicadeza necesarias. Del hipnotismo que produce “Abbadon´s Bolero” hasta el momento más tenebroso de ELP en “Living Sin” hay un abanico de temas de alto vuelo como “Endless Enigma” y “Trilogy”, así como otra de los legendarias canciones de aroma folk compuestas por Lake (“In The Beginning”), la adaptación de “Hoedown” de Aaron Copland o el ragtime-rock de “The Sheriff”, tan característico de Emerson.

Aún ELP estaba por editar su obra más compleja y densa, Brain Salad Surgery (1973), una especie de tour de force con el que emprendieron una extensa y costosa gira (de la que salió el triple LP Welcome Back My Friends to teh Show That Never Ends, 1974).

Con la famosa carátula de Giger, este disco constó de una suite llamada “Karn Evil 9” que comenzaba hacia el final del lado A y comprendía todo el lado B. En ella el despliegue instrumental alcanza niveles insospechados de virtuosismo. En “Toccata” (adaptación del argentino Alberto Ginastera), Emerson hace que el Moog suene como una ciudad en llamas. Como siempre, hubo espacio para la balada de Lake, “Still…You Turn Me On”, otro de los éxitos de radio, así como también para otro ragtime-rock, “Benny, The Bouncer”.

Fue el pináculo de ELP y el fin de una corta pero paradigmática etapa que conmocionó los cimientos del rock.

El declive de ELP

Tras la agotadora gira de 1974, el agotamiento llegó. Un descanso se hizo necesario. La reaparición ocurrió con un doble disco Works Volume 1 (1977) que para muchos fue una decepción. No fue propiamente un trabajo grupal sino la unión de esfuerzos individuales, un lado de Emerson con orquesta, un lado de Lake en su faceta de cantautor y quizá el más sorprendente, el lado rockero y orquestado de Palmer.

El cuarto lado, conformado por dos largos temas, fue en realidad lo único que presentaron como banda, con la adición de nuevos sonidos producidos por las recientes adquisiciones de Emerson. A finales del mismo año después lanzaron Works Volume 2 y la decepción fue aún mayor al comprobar que el disco era un compendio de piezas cortas con arreglos poco elaborados, retazos y temas que quedaron fuera de Brain Salad Surgery.

En aquel año 1977 Emerson se empeñó en ensamblar, a pesar de los consejos en contra, una extensa gira por Estados Unidos acompañados por una orquesta, lo que se convirtió en una pesadilla logística y en un fracaso financiero de grandes proporciones.

El disco In Concert, registra parte de esa gira. Para cumplir con el contrato discográfico, lanzaron el álbum Love Beach en 1978, convertido en una debacle creativa en medio de la explosión punk y de la que nunca se recuperarían.

Sucesivos reencuentros a comienzos de los 90 y en el siglo 21 arrojaron buenos momentos sobre diversas tarimas del planeta, pero también unos pocos discos prescindibles.

Emerson: el lobo estepario del Modular Moog

A pesar de que jamás pudo alcanzar los excelsos niveles creativos e innovadores de los primeros años 70, Emerson se las arregló para seguir siendo el gran mago del sintetizador, siempre cargando con la pared de cables y botones del Modular Moog que lo hizo famoso.

Siguió grabando discos, algunos de ellos bandas sonoras, pero ninguno tuvo gran repercusión. Su nombre, sin embargo, siempre estuvo en el tope de los grandes teclistas de nuestro tiempo y en la boca de todo aquel que supo apreciar los míticos 5 primeros discos de ELP.

Una enfermedad degenerativa comenzó a afectar sus habilidades hace ya unos años, y para un músico de su comprobada calidad se hizo cada vez más difícil aceptar ese pavoroso designio de la naturaleza. El gran Keith Emerson terminó por dar una última e inesperada voltereta mortal el pasado 10 de marzo. Jamás lo olvidaremos.