El 6 de diciembre de 1968 se publicó el emblemático séptimo disco de los Stones, el cual contiene el gran clásico Sympathy for the Devil
The Rolling Stones
Beggars Banquet
Decca. 1968. Inglaterra
Beggars Banquet, uno de los álbumes más importantes de la historia del rock cumple 50 años en el Olimpo. Y con él la legendaria canción “Sympathy for the Devil”, la cual estigmatizó durante años la imagen de The Rolling Stones. Una reedición aniversario nos recuerda la inmortalidad de esta obra que mezcla blues, folk, country, memorables riffs y delineaba el nacimiento del hard rock.
Tras un año lleno de excesos, drogas, experimentos psicodélicos, viajes a Marruecos, tensiones internas y la breve estadía de Keith Richards y Mick Jagger en la cárcel, 1968 anunciaba una nueva era para The Rolling Stones que desembocaría en Beggars Banquet (1968), octavo disco en Gran Bretaña y doceavo en Estados Unidos.
La etapa de iniigualable inspiración seguiría con los clásicos Let it Bleed (1969), Sticky Fingers (1971), Exile in Main Street (1972), Goats Head Soup (1973) e It´s Only Rock and Roll (1974), un cuarteto de trabajos que conforma la etapa dorada dominada por el country-folk, el blues-rock y la llegada del funk.
Cuando apenas despuntaba aquel año 1968 se anunció que el productor americano Jimmy Miller asumía el rol de mentor del grupo, permitiendo que Jagger se alejara del difícil y antipático papel de manejar la producción de los discos, así como la agenda del grupo, funciones que habían quedado a la deriva tras la retirada del visionario y aventurero manager Andrew Loog Odlham.
Con un sonido sin fecha de caducidad, se cumplen 50 años de la edición del legendario Beggars Banquet, el disco que contiene una de las canciones más exitosas y polémicas de la historia del rock, “Sympathy for the Devil” (Simpatía por el Diablo), cuya vigencia ha permanecido incólume a través de cinco décadas.
El disco que inició la etapa dorada de los Stones
En 1967 la estética psicodélica había atrapado a casi todos los grupos de rock, un coqueteo del que los Rolling Stones tampoco escaparon. Los primeros síntomas ocurrieron en algunas piezas de Aftermath (1966) y singles como “Paint it Black”, y se dejaron notar con mayor fuerza en Between The Buttons (1967) y Flowers (1967).
La experiencia psicodélica fue llevada a la máxima expresión con Their Satanic Majestic Request (1967), un ejercicio libre que los llevó a dejar momentáneamente de lado las influencias del blues y el crudo rock and roll, en favor de estructuras musicales libres y bizarras, repletas de experimentación. “
Prácticamente no recuerdo nada de las sesiones de Satanic Majestic. Vacío total. Dios sabe de dónde sacamos aquellos sonidos. ¡La foto de la portada es un buen reflejo de lo que éramos entonces!”, confesaba Keith en las entrevistas ofrecidas durante la gira de Forty Licks entre noviembre 2002 y marzo 2003, que fueron incluidas en el magnífico libro confesional According To The Rolling Stones (Editorial Planeta, 2003).
Para muchos críticos la portada de Their Satanic Majestic Request era la respuesta a Sgt Pepper´s Lonely Hearts Club Band de The Beatles, pero a decir verdad no tenían necesidad ni mucho tiempo para plagios en unos meses en los que todos los grupos se encontraban en procesos creativos simultáneos y grababan en paralelo, mientras descubrían nuevas técnicas de grabación e incorporaban instrumentación exótica, no común para el rock.
En el caso de los Stones el abanico incluyó tabla, sitar, clavecín, saxo, dulcimer, flauta, bongos, marimba, mellotron y koto, todos ellos tocados por Brian Jones, quien para entonces ya se había convertido en un problema para el grupo debido a su voluble personalidad, la fuerte adicción a las drogas y sus delirios de grandeza. A partir del título de este disco, muchos comenzaron a llamarlos “sus majestades satánicas”, un título nobiliario que se vio reforzado con la aparición de “Simpatía por el Diablo” un año después.
Los Stones no permanecieron anclados mucho tiempo en la psicodelia. “Al final, ya me ponía enfermo toda aquella basura del gurú Maharishi, las campanillas y los rosarios. Les dije: hagamos la música de antes, por favor, olvidémonos de esto”, eran palabras de Richards tratando de romper con la era psicodélica y volver a su esencia.
Así fue. Para comienzos de 1968 ya habían resuelto retomar sus influencias primarias -el blues y el rock and roll-, a las que sumaron el folk, el country y una visión más poderosa de la rítmica, gracias a la técnica de Bill Wyman (bajo) y el sólido beat de Charlie Watts. Durante todo aquel año trabajaron en una propuesta enraizada con sus verdaderos gustos, ajena a las modas.
Pero no todo andaba bien en el seno del grupo. La presencia de Brian comenzaba a incomodar y la relación con Keith se agriaba cada día más, sobre todo después que su novia, la modelo Anita Pallemberg, lo abandonara por Richards.
“Brian no participó demasiado en Beggars Banquet. De hecho, no venía a las sesiones. La verdad es que no estaba nada bien. Y nosotros llegamos al punto de que tampoco queríamos que viniese”, recuerda Jagger.
El proceso creativo de Beggars Banquet
A Richards no le costó demasiado soltar unos cuantos de sus más famosos riffs de guitarra, comenzando por “Jumpin’ Jack Flash”, tema que lanzaron como single en marzo de 1968 y que presagiaba lo que preparaban para el nuevo álbum.
Richards había comenzado a probar nuevas formas de registrar su guitarra. Para “Jumpin’ Jack Flash” registró la guitarra acústica con un grabador Phillips portátil a manera de micrófono, con el fin de obtener una sonoridad eléctrica sin perder la textura de la acústica.
El resultado fue un sonido distorsionado pero potente que a pesar del precario método ha conservando su fuerza intacta. La misma metodología fue utilizada con “Street Fighting Man”, otro de los clásicos riffs de Richards cuya comprometida letra está inspirada en el escritor y director de cine paquistaní Tariq Ali después de asistir a un mitin de 1968 contra la guerra en la embajada estadounidense en Londres, durante el cual la policía montada intentó controlar a una multitud de 25.000 personas.
También en las peleas callejeras precursoras del Mayo Francés. La canción, la más salvaje de Beggars Banquet, fue grabada inicialmente en la grabadora-cassette de Keith con una batería de juguete llamada London Jazz Kit Set que Charlie Watts había comprado en una tienda de antigüedades.
Una serie de gemas surgieron de aquellas sesiones, algunas de las cuales fueron a parar al álbum y otras han rodado entre los fans como parte de compilados no oficiales y en Metamorphosis (1975).
Entre las que se escogieron están el rústico blues “Prodigal Son”, canciones de aroma country como “Dear Doctor” o “Factory Girl”, sobre la que Watts confiesa: “Hice algo que nunca se debe hacer, que es tocar la tablá con las baquetas en lugar de utilizar las manos, algo que es extremadamente difícil y doloroso si no se es un percusionista de India con experiencia en ello”.
“No Expectations” es uno de los mejores temas acústicos de toda la historia de la banda y en ella Brian toca el slide guitar, una de sus pocas y notables contribuciones al disco.
“Parachute Woman” y “Jig-Saw Puzzle” abordan el blues y el country desde una perspectiva rock, mientras “Stray Cat Blues” es una de esas libidinosas piezas en la que exploran la temática sexual que caracterizó su obra en los años 70.
Uno de los temas épicos de Beggars Banquet es “Salt of The Earth”, que incluye la participación del Watts Gospel Street Choir, Marianne Faithful, Pallemberg y Miller en los coros.
Sin embargo, la canción que representa al disco es “Sympathy For The Devil”, seis minutos de auténtico delirio que incluyen un soberbio solo de guitarra, maracas, las congas de Ricky Dijon que acompañan un ritmo de batería prestado del jazz latino, una catártica vocalización y el famoso coro “uh-uh” que se repite a lo largo de la canción en forma de mantra mientras Mick luce poseído.
Recuerda Watts: “‘Symphaty for the Devil’ fue una de esas canciones en las que probamos de todo. La primera vez que la oí me la tocó Mick en el porche de mi casa a la hora de la cena. Fue fantástico. Estuvimos pensando en varias formas de grabarla y al final la interpreté con una base rítmica de jazz latino al estilo Kenny Clarke en ‘A Night in Tunisia’. Por fortuna funcionó porque fue difícil ponernos de acuerdo”.
Tras la edición del disco, los Stones completaron la resurrección con una gira en la que estrenaron a Mick Taylor como nueva segunda guitarra.
Pero el año sería trágico. En julio de 1969, Brian Jones fue encontrado muerto flotando en la piscina de su casa. Luego, en el famoso concierto de Altamont en San Franciso, mientras interpretaban “Simpatía por el Diablo” fue asesinado un espectador a manos de un guardia de seguridad. Tardaron casi diez años en volver a tocarla en vivo.
Así se cerraba uno de las etapas más importantes e influyentes en la historia de The Rolling Stones, el más grande, longevo y fascinante circo de rock and roll del planeta.
Algunos datos sobre Beggars Banquet
Las sesiones de grabación se realizaron en Olympia Studios de Decca Records en Londres, entre marzo y junio de 1968, bajo la dirección de Jimmy Miller, una fructífera asociación que se extendió por varios años.
El disco fue la última participación de Brian Jones como miembro oficial, aunque todavía aparecería en algunas canciones de Let it Bleed (1969) grabadas antes de su muerte. El lanzamiento se pospuso hasta diciembre debido a que los ejecutivos de la disquera no aceptaron la carátula propuesta por el grupo la cual presentaba un raído retrete público lleno de símbolos, grafitis y frases irónicas como la que indica “Bob Dylan´s Dream”, señalando al tirador de la poceta.
En su interior, la banda aparecía en una especie de bacanal, rodeados de comida y en posiciones displicentes. La portada fue sustituida por una simple carátula blanca a modo de invitación, que fue criticada por parecerse demasiado al álbum blanco de The Beatles, editado poco antes.
Para las sucesivas reediciones en CD, fue recuperado el arte original en todo su escatológico esplendor. El cineasta francés Jean Luc Godard filmó las sesiones de grabación que utilizó para un documental que tituló “Sympathy For The Devil”, el cual se consigue en DVD.
El 5 de diciembre fue organizado un opíparo banquete en el Elizabethan Room del elegante Kensington Gore Hotel, el cual terminó en una guerra de pasteles. Para la promoción del disco fue creada la extravagancia Rock and Roll Circus, cuyo rodaje se realizó entre el 10 y 11 de diciembre con invitados de lujo como The Who, Jethro Tull, John Lennon, Mitch Mitchell, Taj Mahall y Eric Clapton. Hubo que esperar hasta 1996 para su edición.
Edición Beggars Banquet 50 aniversario
Aunque hay suficiente material inédito grabado durante las sesiones realizadas entre marzo y julio de 1968 y en los meses siguientes, el sello ABKCO decidió publicar una rácana edición para celebrar una fecha simbólica tan importante. No hay ninguna canción extra, ni demos, ni tomas alternas, ni nada adicional a las piezas ya conocidas.
Este 7 de diciembre se publicó una versión limitada en Super Audio CD, tras la edición en CD, digital y en vinilo también limitada.
El empaque SACD está diseñado como una réplica en miniatura de la edición en vinilo 12” tipo carpeta, llevada a 7”, conteniendo dos SACD híbridos manufacturados en Japón, un flexi disc y algunos elementos extra como las dos versiones de carátulas, carátulas de los dos singles editados en Japón.
El flix disc contiene una entrevista telefónoca entre Mick Jagger y un representante de King Records en Tokio, distribuidora de London Records en Japón. La entrevista circuló de forma no oficial durante año y aquí ha sido titulada “Hello, This Is Mick Jagger! LONDON to TOKYO April 17, 1968”, restaurada cuidadosamente.
Juan Carlos Ballesta
