El 18 de octubre de 1974 se publicó el cuarto y último disco de los Stones con Mick Taylor, cerrando una etapa fantástica de un lustro
The Rolling Stones
It’s Only Rock and Roll
Rolling Stones Records. 1974. Inglaterra
El segundo ciclo en la larga carrera de la banda londinense se cerró en 1974 con este trabajo magnífico, con un título indudablemente pensado como declaración de principios.
Tras la salida del grupo y trágica muerte del cofundador Brian Jones a mitad de 1969, se abrió una etapa sumamente trascendente con Mick Taylor como pareja guitarrística de Keith Richards. Ha sido, probablemente, la etapa más sólida. Pero solo duro cinco años.
Con la formación de Taylor, Richards, Mick Jagger, Bill Wyman y Charlie Watts, los Stones publicaron una seguidilla de cuatro legendarios influyentes discos, comenzando con Sticky Fingers (1971) -el primero con el logo de la lengua-, siguiendo con el monumental doble LP, Exile on Main Street (1972) y Goats Head Soup (1973), para concluir con It’s Only Rock and Roll (1974), con el cual a su vez se cumplían diez años de la publicación del álbum debut.
El trío de discos anteriores habían mostrado un notable crecimiento en producción, ingeniería de sonido y performance, además de la ampliación de la paleta sonora, que en este nuevo álbum se consolidó. Jagger y Richards decidieron prescindir del productor Jimmy Miller para asumir ese rol bajo el pseudónimo de The Glimmer Twins, con Andy Johns y Keith Harwood en la ingeniería de sonido y mezcla.
La distintiva portada pintada por el artista belga Guy Peellaert (escogido por Jagger tras su libro de pinturas de rockeros “Rock Dreams”), es la puerta de entrada inicial, con los Stones aclamados como deidades por jóvenes mujeres con vestimenta griega.
Además del clásico rocanrol crudo de los Stones, el blues con el que comenzaron y las influencias del country y el folk que incorporaron a partir de Beggars Banquet (1968), se incorporó con fuerza el funk, sumándose a ciertas referencias soul que en el pasado habían aflorado.
La potente “If You Can´t Rock Me” nos introduce rápidamente en el disco, con un trabajo guitarrístico fenomenal de Richard y Taylor y una contundente base rítmica. El clavinet de Billy Preston pincela la pieza. Sobre todo ello navega la voz de Jagger, con todo tipo de recursos.
La pegadiza “Ain’t Too Proud to Beg” es probablemente la mejor versión realizada de la composición de Eddie Holland y Norman Whitfield, popularizada por la legendaria agrupación vocal de soul The Temptations (de la cual los Stones ya habían versionado otros temas). El video promocional es reflejo inequívoco de la era glam, que ya estaba de salida.
El tema que da título al disco “It’s Only Rock ‘N’ Roll (But I Like It)” es Stones en estado puro, con un coro que, sin duda, permanece en la memoria. Sin embargo, paradójicamente, fue el único no grabado en la misma sesión. Fue presentado por Jagger a Richards producto de un jamming realizado con el baterista Kenny Jones, el guitarrista y futuro stone Ronnie Wood -ambos de The Faces/ The Small Faces-, el bajista Willy Weeks y David Bowie en los coros.
Refuerza la instrumentación el recordado pianista Ian Stewart (parte de la primera formación), mientras que Richards sumó algunas guitarras.
Jagger canta cosas como: “Si pudiera clavar un cuchillo en mi corazón / Suicidio en el escenario / ¿Sería suficiente para tu lujuria adolescente? / ¿Ayudaría a aliviar el dolor? ¿Tranquilizaría tu cerebro? / Si pudiera cavar en lo profundo de mi corazón / Los sentimientos se desparramarían sobre la página / ¿Te satisfaría, se deslizarían por ti? / ¿Pensarías que el chico está loco? El está loco / Dije que sé que es solo rock and roll pero me gusta / Dije que sé que es solo rock and roll, pero me gusta, me gusta, sí, así es / Oh, bueno, me gusta, me gusta, me gusta / Y me dije: ¿no puedes ver que este viejo ha estado solo”
Una de las baladas más memorables en la larga discografía de los Stones es “Till the Next Goodbye”, con cierto aroma country y southern rock. El piano de Nicky Hopkins, la guitarra slide de Mick Taylor, la acústica de Richards y los coros, contribuyen especialmente al espíritu de la pieza.
Aunque no es de los temas habituales de su repertorio en directo, “Time Waits For No One”, es uno de los más memorables de su larga historia, con una de las intervenciones de Taylor más grandiosas, en plan Carlos Santana.
Watts introduce con el aro del redoblante a modo de reloj, mientras se incorporan delicadamente las guitarras y el maravilloso piano de Hopkins. Mientras, Jagger reflexiona sobre el tiempo, lo que 45 años después se hace aún más relevante: “Sí, estrella cruzada de placer, la corriente fluye / Sí, como estamos envueltos en el ocio, lo vemos volar / Y el tiempo no espera a nadie, y no me esperará / Y el tiempo no espera a nadie, y no me esperará / El tiempo puede derribar un edificio o destruir la cara de una mujer / Las horas son como diamantes, no los dejes perder / El tiempo no espera a nadie, no tiene favores él / El tiempo no espera a nadie, y él no me esperará”.
Las ganas de darle vuelta al LP tras esas primeras cinco canciones son siempre una constante. “Luxury” abre el lado B, un tema con un ritmo midtempo con cierta cercanía al reggae, con gran trabajo de Richards y la percusión del legendario Ray Cooper.
Uno de los más temas más potentes y bailables es “Dance Little Sister”, con uno de esos infalibles riffs de guitarra sello de Richards y la impecable base rítmica Wyman-Watts. Sin duda, presagiaba algunos de los temas que emergieron en Some Girls (1978) y Emotional Rescue (1980).
Contrasta el siguiente tema, “If You Really Want To Be My Friend”, vínculo con Goats Head Soup y al mismo tiempo presagio de las fabulosas baladas de Black and Blue (1976), el siguiente disco, el primero con Ron Wood. Destaca aquí el piano eléctrico de Nicky Hopkins y las increíbles armonías vocales de Blue Magic, el grupo vocal de Filadelfia.
A medida que se suceden las canciones la sensación de estar ante un álbum de múltiples aristas se acrecienta. El tema más corto es el magnífico blues rock “Short and Curlies”, con sabor sureño
La pieza que cierra el álbum es el libidinoso e intenso funky “Fingerprint File”, con un efecto de guitarra propio de The Temptations en “Papa was a Rolling Stone” y una línea de bajo tremenda realizada por Mick Taylor, mientras Bill Wyman se encargó del sintetizador. Hopkins y Preston se encargan de apuntalar el tema con clavinet y piano eléctrico, mientras Jagger desarrolla todas su amplio abanico de habilidades. Mejor final, imposible.
No hubo un tour inmediato y solo fue hasta el verano de 1975, ya con Wood en el grupo. De este disco solo “It’s Only Rock and Roll (But I Like It)” permanece como uno de los claves en las giras, con “Ain’t Too Proud to Beg” y “If You Can’t Rock Me” presente en menor grado.
En cambio, otros como «Till The Next Goodbye«, «Time Waits For No-One«, «If You Really Want To Be My Friend» y «Short and Curlies«, han sido consecuente e incomprensiblemente ignorados.
45 años después sigue siendo un placer escuchar éste, el álbum #12 en estudio (según la cuenta británica) de la inmortal banda londinense.
Juan Carlos Ballesta
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